Corte Vampírica

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Capítulo 21
Daltharna, Estación permanente de Invierno.
A 1km de la Corte Vampírica.

Samantha

Tres días de viaje sobre el lomo del Mytros me tenían totalmente agotada. No sabía que velocidad podían alcanzar los vampiros en un viaje sin mortales, pero claramente yo era un impedimento para que ya hubieran llegado. Paramos dos veces más para que pudiera estirar las piernas y comer algo.

La cabeza me seguía dando pálpitos y punzadas en diferentes lugares. Morina había preparado una infusión con plantas que traía en su bolso y había mejorado mi malestar, pero aún seguía teniendo mareos.

Habíamos avanzado muchísimo este último día y si me daba el lujo de mirar a nuestras espaldas podía ver las laderas de las colinas que íbamos atravesando. Una grieta entre una cueva al pie de una de las colinas había servido como atajo y así acortamos la distancia. Zaiden me había explicado que se había construido esa grieta para que los seres menos veloces de la Corte pudieran viajar y no estar semanas en el viaje a las otras Cortes por tener que atravesar las Zhamuras.

Una hora dentro de la grieta y al fin volvimos a ver las nubes negras más acumuladas sobre nuestras cabezas. Era casi el anochecer así que la nieve caía delicada sobre nuestros cuerpos. La brisa era cada vez más helada según ascendíamos y yo agradecía internamente el abrigo que me había colocado Zaiden en el río.

Dos rocas congeladas se erigieron en el medio de nuestro camino provocando que todos nos detuvieramos. Miré atenta por si era una especie de trampa o saldrían y saltarina las monstruos sobre nosotros, pero Morina —que se posicionó a la cabeza de la fila— y atravesó en espacio entre las rocas. Un resplandor bailó cuando desapareció en el medio de los gigantes.

—Es un portal. —me explicó Zaiden antes de que formulara la pregunta—. Te lleva directo a Graice.

—¿Graice? Pensé que íbamos a tu Corte. —pregunté confundida cuando Gastón y Katy también atravesaron el portal.

—Graice es la ciudadela de mi Corte, la principal. Las otras están más allá de las Zhamuras.

—Oh. —no tenía idea del nombre de su ciudadela y tampoco sabía que tuviese uno.

—Nuestro turno. —acercó el Mytros a las rocas y murmurando me al oído advirtió—: Aguanta la respiración.

Hice lo que pidió casi al momento de atravesar una pared invisible. La piel se me calentó y las mejillas me ardieron. Nunca había atravesado un portal antes, pero había leído que los puentes de magia se colocaban en ciertos lugares en dependencia de la potencia de la magia del suelo. Claro, eso lo sabía por las fábulas y no era certero.

Un remolino de luces iluminó mi mirada y me hizo cerrar los ojos. Los pulmones me pedían oxígeno, y por suerte salimos del portal antes que me terminara asfixiando.

—¿Qué tal estuvo? —Zaiden preguntó con voz animada mientras subíamos un sendero rocoso y empinado siguiendo las huellas de los otros Mytros sobre la nieve.

—Extraño.

—Pronto te acostumbrarás a atravesarlos. Al final tú los vas a crear. —su sonrisa fue como la luz del Sol en las mañanas y me hizo copiar una en mis labios.

En la cima del sendero dejé de respirar. No por ningún portal o porque no hubiera oxígeno, el mareo aumentó desde que atravesé el portal pero no era por ello que estaba estática. La vista ante mi era el ladrón de mi aire.

—Bienvenida a Graice, Sam.

Descendimos atravesando una calle de adoquines manchados de nieve a los lados de ella. Había un precipicio al otro lado que llevaba al vacío de la montaña más alta que nunca había apreciado. Muchas casas de diferentes tamaños y pisos se ubicaban al cruzar la calle. Las chimeneas de algunas humeaban al cielo y otros simplemente tenían a pequeños niños correteando.

Esencia de Vampiro I (INMORTAL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora