Atacada

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Capítulo 6

Daltharna, Estación Permanente de Invierno

Samantha

Estaba corralada contra la mesa y esa figura amenazante, tenía el cuerpo en un temblor y solo era por instinto. No sabía quién era, pero algo en él no me dejaba tranquilizarme. Resultaba inquietante la forma en que me miraba y sonreía.

—¿Cómo te llamas, caramelito? —su voz burlona resonó por todo el lugar y más en mi pecho.

Cerré mi garganta y pegué mis labios en una línea apretada. No confiaba en él, no iba a decirle mi nombre a un extraño.

—¿Te arrancó la lengua el vampiro, caramelito? —estalló en una carcajada carente de gracia y se acercó más a mí.

Aproveché el momento de despertar de mis alarmas y mis músculos y, rodeé la mesa para salir de allí. La risa macabra resonó por todo el lugar, haciendo eco nuevamente mientras yo corría, como un conejo asustado hacia la salida.

—Ah, ah, ah ¿A dónde tan rápido, caramelito? —ahogué un grito cuando me acorraló contra la puerta y tapó mis labios con su palma áspera y seca y callosa— Ah, no, no, no, no. No hay por qué llorar, aunque el sabor de tu sangre será maravilloso si lo haces.

Lágrimas se acumularon en mis ojos. No sabía que hablaba o quería este hombre, pero nada bueno era cuando aspiró el aroma de la piel de mi cuello y hombros descubiertos. Apreté los ojos cuando ascendió su nariz desde la curvatura de mi cuello hasta el lóbulo de mi oreja.

—Hueles delicioso, a Zaiden no le importará compartir un poco de su bocadillo.

Seguido a eso, fue dolor. Dolor puro y desgarrador. Grité contra su mano desesperada, sentía como mi cuerpo y mis venas hervían cuando mordió mi cuello de un segundo. Me sacudía y agitaba las manos pero me tenía aprisionada contra su pecho, con la boca cerrada por su palma.

El dolor venía en oleadas constantes e intensas, tan intensas que parecían que me cortaban las venas desde dentro una a una, y luego pasaban una cerilla prendida en fuego por la herida.

Desesperada, mordí la palma de su mano con la fuerza suficiente para que me soltara y dijera una maldición al aire. Aproveché su distracción y lo empujé separándolo de mi cuerpo. Logré abrir la libreta y salir corriendo. Un gruñido salvaje provino de mis espaldas. No me quedé a ver si ya estaba detrás de mí.

Llegué a las escaleras sollozando del dolor y en completo temblor. La adrenalina corría por mis venas como un río enfurecido que me movía. Grité con todas mis fuerzas cuando me agarró del pie y me hizo rodar por los escalones. Me sentí marear cuando mi cabeza se estampó contra el borde de uno de los peldaños y golpeó mi nariz.

—¿A dónde vas, caramelito? —me arrastró por las escaleras hasta llevarme con él, de vuelta a aquella habitación oscura.

—¡No! ¡Ayud...! —me tomó por el pelo acallando mis gritos nuevamente con su mano.

Soltó una carcajada horrible que no hizo sino aumentar más mi terror. Me llevaba de vuelta otra vez a ese lugar, me arrastraba tirando de mi pelo con tanta fuerza que creí me iba a dejar calva en segundos.

Salí volando por los aires y me terminé estrellando contra la pared del pasillo. Mi cabeza rebotó con fuerza, nublando mis sentidos y volviendo borrosa la habitación.

Esencia de Vampiro I (INMORTAL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora