Perseguida por un vampiro

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Capítulo 16

Daltharna, Estación Permanente de Invierno

Samantha

—¿A dónde vas? —Morina detiene su paso justo antes de atravesar la puerta.

—Tengo asuntos que atender. —respondió con simpleza.

—¿No vamos a entrenar?

Después del desayuno me había hecho saber que mi entrenamiento sería retomado. Habíamos detenido las secciones debido a que el bosque había sido llenado de lobos y para evitar enfrentamientos o algún otro momento de peligro me habían impedido la salida de la mansión. Al parecer todo había cambiado y al fin podía volver.

—Conmigo no, pero ya te están esperando en el bosque. —retomó su camino hacia la biblioteca con pasos ligeros.

¿A qué se refería con que me estaba esperando? Alguien más me daría el entrenamiento de hoy pero ¿quién sería?

Caminé por los senderos de piedras que poco a poco se tornaron lilas y floreados mientras la nieve crujía y caía a mi alrededor. Llegué al claro donde de suponía que entrenaríamos hoy y estaba vacío. No había nadie allí más que yo. ¿Habrá cambiado el lugar y se olvidó avisar?

Miré sobre mi hombro a varias direcciones  pero seguía estando solitario. Empezaba a creer que me había dirigido erróneamente a un lugar que no era hasta que al fin apareció una voz.

—Estoy aquí. —mi cabeza giró en su dirección.

Su mirada roja aterradora se deslizó por mi rostro estudiándolo mientras que la adrenalina del susto se escurría por mi cuerpo. Había aparecido de la nada y había causado que mi mundo se detuviera por instantes.

—Pensé que sería Katy. —ladeó su cabeza hacia un lado, estaba subido en una de las ramas de los pinos con su porte oscuro.

—Lamento desilusionarte pero no, Katy no está apta para entrenarte aún. Así que me he ofrecido yo mismo. —cayó sobre sus dos pies con una gracia y simpleza como la de una pluma. Sus botas negras se sarpicaron en nieve mientras se hundían un poco debido a su peso.

—¿Ofrecerte voluntario? Creo que eso no me lo esperaba. —Sonrió levemente, como si estuviese orgulloso de escucharme decir aquello. Dio unos cuantos pasos acortando nuestra distancia, pero sin acercarse demasiado y volvió a deshacer su gesto.

—Me alegra saber que te he sorprendido. — tenía las manos dentro de sus pantalones mientras me miraba desde arriba ¿Cuánto media este hombre? Era más alto que cualquiera en la mansión. —Y debo confesar que yo también estoy sorprendido.

—Ah, ¿si? —sus ojos brillaban con un delgado rayo de Sol que se colaba por entre las ramas.

Su rostro felino y su porte misterioso me envolvían de una manera peligrosa. Tenía ese halo de oscuridad y magnetísmo que te hacían no querer dejar de mirarlo mientras que sus ojos te escaneaban como un profesor que busca el error en su alumno.

—¿Cómo te sientes?

Espera ¿qué? Acaba de preguntar cómo estoy? La sorpresa debe verse transparente en mi rostro. Zaiden me miró con su ceño ya fruncido analizando mi rostro. No me lo podía creer, o sea, era Zaiden, el mandón y frío vampiro, que ordenaba y exigía a su antojo. Que me enfrentaba y me hacía parecer chiquita con esa mirada intensa. ¿Acababa de preguntarme cómo estaba?

Al ver que no se movió esperando mi respuesta parpadeé procesando la situación y repentinamente nerviosa respondí.

—Estoy bien. ¿Tú lo estás? —jugaba con los dobladillos de las mangas de mi suéter mientras mantenía su mirada conectada a la mía.

Esencia de Vampiro I (INMORTAL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora