CAP 4

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— ¿En qué trabaja tu papá?

Kaia y yo estábamos sentadas en el comedor de la Uni, no estábamos solas, Kaia había hecho un par de amigas y yo había invitado a un chico a comer con nosotras.

Se llamaba Spencer, era muy majo, lo conocí en una conferencia de Filosofía, él me ayudó en unas preguntas y desde entonces hablamos mucho.

— Es CEO de una pequeña compañía — respondió Spencer.

La chica rubia que se había unido a nosotros, no dejaba de preguntarle cosas a Spencer.

— Vaya! Eso es increíble — a la rubia le brillaban los ojos.

— No es tan guay como parece — Spencer se avergonzó y sus mejillas se pusieron rojas detrás de esas pequeñas pecas que tenía —. No lo veo mucho por casa.

Él peinó su cabello rubio hacia atrás en un gesto nervioso.

Desde que se sentó conmigo en la mesa, esa chica no dejado de hacerle preguntas.

— Victoria, creo que pusiste nervioso a Spencer — la chica de piel morena se rió junto a la tal Victoria.

— Para nada — Spencer lo negó.

— Bueno — Kaia dio un aplauso para llamar la atención de los presentes —, quería saber si van a ir con nosotras a la fiesta del sábado. E Dicen que será genial.

Kaia se había dado cuenta de mi enfado.

Celos dirás.

Cállate.

Era viernes y se había regado la noticia de una gran fiesta ese sábado en una de las casas de Fraternidades. Yo no estaba segura de ir.

Es que una adulta no es bien vista rodeada de jóvenes. Tener 27 hacía que los chicos se apartarán de mí y yo sinceramente estaba más enfrascada en otras cosas, además que no tenía amigas con las que salir. Ahora era diferente, Kaia había llegado hace tres semanas ya y desde entonces hablamos mucho, al parecer yo no era la única que se sentía sola y al conversar nos dimos cuentas que podemos ser grandes amigas. Un día salió el tema de fiestas y esas cosas, ella me había hecho prometerle que fuera con ella a todas y cada una de las fiestas que hicieran, decía que al estar en último año debía disfrutar y que la edad no era un impedimento.

De alguna manera me manipuló, pero cuando me di cuenta ya era demasiado tarde.

— Claro — respondí sin nada de motivación.

— Si tú vas, yo voy — Spencer me sonrió.

— ¡Perfecto! —chilló Kaia de la emoción.

Yo le devolví la sonrisa a Spencer.

Ya había tenido unos cuantos amoríos con varios chicos de la Uni, el más joven con el que estuve tenía 22 y yo 25 en aquel momento. Si a ellos no les importaba mi edad, para mí mejor.

¿Pretendía cogérmelo?

Sí.

Y para eso debía salir de fiesta con él, lo clásico.

Enrosqué mi brazo al suyo.

— ¿Nos vamos? — le pregunté y él asintió —. Debemos irnos, chicas. Kaia nos vemos en casa.

— Hasta luego —se despidió Spencer.

Nos fuimos no sin antes verle la cara de molestia de Victoria.

Raquel - 1

Gatas Rompe hogares - 0

Teníamos Filosofía y debíamos llegar temprano, últimamente Valter estaba de malas pulgas, incluso en el gimnasio, me dirigía la palabra solo para decirme lo que debía hacer.

Caminos De Sangre [Los Stein]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora