CAP 11

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Han pasado cinco días desde que recibí el mensaje de aquel número desconocido.

No era la primera vez que recibía un mensaje así. Las veces anteriores fueron desde otros números de teléfono, pero siempre con los mensajes parecidos.

He recibido catorce mensajes en total en los últimos tres meses.

Mi amigo de la comisaría no quiso ayudarme a encontrar el número ya que debía hacer una declaración oficial o algo así. Yo no quería a la policía involucrada, eso me enseñaron.

Mi contacto “👍” me había dejado claro hace un mes que no le escribiera para cosas estúpidas, solo para cosas importantes, por ejemplo sobre el mensaje.

No obtuve respuesta de su parte así que decidí hacer lo mismo que hacía siempre que me llegaba mensaje de amenaza, ignorarlos.

—Busquemos una mesa— Kaia caminó entre las personas para llegar a entrar a una cafetería fuera en el campus.

La seguí con mi bolso en la mano mientras buscaba mi teléfono.

Fallé al pisar y tropecé con mis propios pies. Me caí hacia delante, pero unas manos me tomaron a tiempo de que chocará con el suelo.

Todos se me quedaron mirando, algunos riendo incluso.

Kaia se acercó a mí preocupada, pero su rostro se relajó al ver que no me había pasado nada.

Cada uno siguió en lo suyo y las manos que me sujetaban le soltaron.

Me giré para ver a la persona que me había salvado de una humillación pública y me sorprendí al ver a Valter.

—Gracias. —le murmuré y me puse el bolso en el hombro.

Él asintió con la cabeza y caminó delante mío siguiendo a Kaia hasta llegar a una mesa fuera del local.

Los dos se sentaron y yo llegué a ellos.

Era una mesa para cuatros y Kaia y Valter se sentaron uno al lado del otro, yo por mi parte me senté frente a Valter.

Un camarero llegó y tomó nuestra orden.

Kaia prestó atención a su teléfono y Valter me observaba mientras tomaba agua.

Le sostuve la mirada hasta que su teléfono sonó y atendió la llamada.
Creí que dejaría de mirarme, pero no lo hizo.

—Ella está bien —habló con esa persona por el teléfono —. Sí, es lo más probable.

Kaia fijó su mirada en su padre.

—Sí, ¿Frey y Heist también?

Kaia y yo palidecimos por un momento para luego mirarnos cómplices.

—Entendido.

Él colgó la llamada y el camarero llegó con la comida.

Las dos comimos hasta que Valter habló.

—Hoy en la noche haremos una cena —Valter me observó—, estás invitada.

Yo asentí.

Caminos De Sangre [Los Stein]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora