CAP 6

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Los minutos pasaron y nadie vino a despellejarme viva.

Estaba asustada, principalmente porque a quien había llamado fue a Peerce, una persona que había visto dos veces en mi vida y que no habíamos tenido una conversación decente, pero no era eso lo que me preocupaba, me preocupaba más el simple hecho de que era el padre de mi amiga y le habíamos gastado una broma.

Ese tipo me mata...

Dios Santo.

Aunque lo que más temía es que todo él desprendía un aura fría y que daba miedo y yo de estúpida lo llamé diciéndole que estaba enamorada de él.

¿Acaso tengo quince años?

— ¿Todo bien? — Kaia me había notado tensa y nerviosa.

— Sí, es que era un ex muy tóxico. —le mentí para que no sospechara que en realidad había llamado a su padre.

— Oh, lo siento, no lo sabía.

— Tranquila.

Dejé el móvil en el suelo junto a mí y respiré profundo para calmarme.

El teléfono de Kaia sonó y en su pantalla apareció el nombre Papá Peerce junto a una selfie de contacto de ella junto a su padre.

Abrí los ojos lo más que pude y mi corazón se aceleró.

¡Mierda!

— Voy al baño — me levanté con cuidado y lo más rápido que pude llegué al baño.

Escuché como Kaia respondía y yo cerré la puerta tras mío.

Me eché agua en la cara para ver si eso me calmaba.

¿Por qué reacciono así?

Porque probablemente te mate.

— Raquel — Kaia tocó la puerta y mis nervios comenzaron de nuevo — ¿Puedes abrir?

— Estoy ocupada.

— Dice que está ocupada — parecía que hablaba con alguien —. Raquel, mi papá quiere hablar contigo.

Comencé a hiperventilar.

¿Qué me pasa?

No puedo respirar.

Mis pulmones no captaban las señales que le enviaba mi cerebro, me estaba ahogando.

Mis ojos se aguaron y sentí como el mundo me caí arriba.

Voy a morir.

Kaia, no puedo... respirar — abrí la puerta con dificultad.

Estaba muy agitada.

Kaia se asustó y comenzó a hablarme, no podía entenderla hasta que algo frío tocó mi oreja, estaba aguantando su teléfono cerca de mi oído.

— Raquel una voz muy profunda llegó a mis oídos —, no vas a morir.

— ¿Cómo me lo aseguras?

— Solo respira, estás teniendo un ataque de pánico — tenía sentido lo que decía, pero igual no podía respirar — Respira junto conmigo, uno — respiré profundo —, dos — seguí respirando —, tres — podía sentir como a mis pulmones retornaba aire nuevamente.

No voy a morir...

— ¿Ya estás mejor?

Kaia había devuelto el teléfono a su oído.

— Si — dije en un suspiro aliviado.

Kaia colgó el teléfono y fue a abrazarme.

— Lo siento.

Caminos De Sangre [Los Stein]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora