Suspiro cansada y bajo las pesas.
El gimnasio está casi vacío. Estoy terminando mi rutina, son las ocho de la noche.
No estoy bien.
Me siento cansada psicológicamente, no quiero pensar en nada y la solución que encontré fue cansarme físicamente para cuando vaya a dormir caiga como un tronco y no de vueltas en la cama pensando en todo lo sucedido.
Las muertes, las mentiras, el beso...
Todo se junta en mi mente y no me deja concentrarme.
Ha pasado una semana. Aún no encuentran al asesino y para mi sorpresa ningún policía ha llamado a mi puerta, porque seamos sinceros, yo hice una denuncia contra aquellos muchachos y fui la última chica a la que el tipo aquel acosaba, ¿Coincidencia? Pues no. Y como yo también deben pensar algunos detectives.
Yo prefiero no involucrarme, mantenerme al margen es mi mejor opción.
Ahora llevo en mi bolso un spray pimienta en caso de emergencia. Cualquier seguridad es poca, no quiero que me pase más nada.
Me quito las guantillas negras y las guardo en la mochila. Tomo mi abrigo y me lo pongo. Mi ropa consiste en un top blanco, una licra corta negra y tenis, tengo frío.
En casa todo es igual. Kaia cocina y yo hago malos chistes. Ninguna toca el tema de Valter, no queremos hacerlo, al menos no por ahora.
Ni Kaia ni mi familia sabe nada de lo que me pasó, no quiero que sepan. Mamá sería capaz de venir a buscarme y arrastrarme a Canadá si hiciera falta.
Aunque pronto debo ir, pero no pretendo apresurarme.
Con mi mochila en el hombro salgo del gimnasio. Un auto que conozco se estaciona y sale un Valter bien arreglado, incluso para el gimnasio.
Se nota tenso y serio. Me está observando, yo dejo de caminar y aprieto mi botella de agua ya vacía en mi mano.
—Hola —saludo cuando está frente mío.
Él acaricia mi cabello y me da una sonrisa apenada.
—¿Estás bien?
Asiento con la cabeza ante su pregunta. No lo estoy, pero jamás le diré a nadie como me siento en realidad.
Valter suspira.
—Sé lo que pasó.
No digo nada y me quedo observando sus ojos negros.
—Kaia sabe de lo nuestro —cambio el tema.
Su rostro no denota sorpresa, claramente ya lo sabía. Sabía que su hija sabía de lo nuestro, que lío.
En casa a pesar de estar todo normal Kaia y yo nos mantenemos al margen de la conversación que debe suceder tarde o temprano. Es un tema sensible y complicado. Ninguna está preparada aún.
—Lo sé —su voz suena seria. —, pero no será un problema.
No lo es, ese no es el problema. El problema es que me besé a Peerce y me follé a Mayne.
Disipo la nube de pensamientos en mi cabeza y respiro hondo.
— Por ahora.
Se cruza de brazos y me observa, esta vez más relajado.
—¿Ya te ibas?
—Si. —respondo.
Intento caminar, pero Valter intercede mi paso. Se para frente a mí y no me deja caminar.
—Es tarde, yo te llevo.
—Valter —recuerdo la última noche que salí sola —, yo sé cuidarme.
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Caminos De Sangre [Los Stein]
Fiksi PenggemarViví toda mi vida atrapada en un pueblo de Canadá, atrapada en las garras de mi madre, hasta que alguien me obligó a irme. Comencé una nueva vida, una aparentemente mejor, pero estaba equivocada. La llegada de los Stein en mi vida provocó un tornado...