CAP 29

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Me van a matar.

Busco rápido en las gavetas, pero no encuentro lo que necesito.

—¿Dónde estás? —hablo desesperada con la nada.

Mi búsqueda continúa por las demás gavetas y el resto de la cocina. No lo veo y eso me hace entrar en crisis.

Unos pasos rápidos se escuchan indicando que alguien viene hacia mí.

¡Ay, no!

Busco desesperada y tomo lo primero que veo.

—¡Atrás, bicho! —le grito al hombre parado en el umbral de la puerta.

Una sonrisa macabra aparece en su rostro. Levanta el arma y apunta hacia mí. No tengo hacia donde ir.

—Muerta...

Susurra antes de dispararme. La presión en mi pecho aumenta hasta que ya no siento nada. Miro mi camisa y esta tiene una gran mancha.

—Perdiste —mi hermano se ríe jocosamente mientras se apoya de sus rodillas —. Debiste ver tu cara.

Me cruzo de bresrazos enojada.

—Hiciste trampas —lo acuso.

Le saco la lengua como cuando era una niña pequeña y me enojaba porque se comía más dulces que yo.

Mi hermano baja la pistola de agua y se endereza.

—Es tu culpa. Le quitaste el agua a la mía sin que me diera cuenta.

—Eres muy despistada, eso no es culpa mía.

Los dos reímos de repente. La verdad extrañaba estos momentos con mi hermano. Los recuerdos de cuando éramos niños se hacen cada vez más borrosos, supongo que es normal luego del pasar de los años.

Charlie aparece detrás de mi hermano con una sonrisa maliciosa en el rostro. Me hace una seña para que no haga ningún alarme y ella le dispara a mi hermano por la espalda con su pistola de agua.

La cara de mierda de verdad que vale oro.

Suelto una carcajada de satisfacción.

—Moriste —canta Charlie en victoria.

—Vaya... Eres buena.

Mi hermano acepta la derrota mientras se suba la cabeza.

—Hemos jugado un buen rato por hoy. Deberías descansar.

Me acerco a él y le doy unas palmaditas en la espalda.

—Te toca pagar las pizzas y los helados.

Charlie hace coro conmigo mientras subimos las escaleras. Ese era el trato, el último perdedor pagaría.

—Vale, vale.

Me alegra ver a mi hermano fuera de peligro. Desde qué llegó a casa hace dos días no deja de comportarse como un niño pequeño. Se aprovecha de su debilidad y siempre acaba teniendo lo que quiere.

+++

—Entonces le dije que no y logré que me dejaran en paz —comenta Charlie con la boca llena de pizza.

—Cariño, ya te dije que no hables con la boca llena —mi madrastra la regaña.

Tomo otro trozo de pizza y me lo llevo a la boca.

—Me parece bien que te defiendas tú sola de esos burlones de tu escuela.

—¿Cómo tú? —mi hermano me mira.

Tocar el tema del bullying en mi casa es bastante incómodo dado que yo en la escuela lo sufrí bastante.

—¡Alain! —mamá golpea la mesa y todos nos quedamos callados.

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⏰ Última actualización: Jul 21 ⏰

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