11

126 17 0
                                    

Natalia:
Ey, Reche, ¿qué tal?

Alba:
¡Hola, Natalia! Pues mira, he llegado ahora de dar un paseo.
[Imagen]
Fíjate qué atardecer. ¿No es precioso?

Natalia:
Lo es, aunque no tanto como los de aquí.

Alba:
Es cierto. Me encantaban esos atardeceres y, sobre todo, los amaneceres.
¿Qué tal va todo por allí?

Natalia:
Bien, preparándonos para el solsticio.

Alba:
¡Es cierto!
Oh, mierda, acabo de caer en que deberíamos renovar el contrato, ¿no?

Natalia:
Sí, bueno, si te apetece, sí.

Alba:
¿Y por qué no iba a apetecerme?

Natalia:
No sé, llevas cuatro años fuera de casa y... no sé.

Alba:
Me apetece, Nat. ¡Es nuestro contrato! La única forma de que no lo firmemos será si una de las dos está muerta.

Natalia:
Pero es un contrato de mejores amigas, Alba.

Alba:
¿Y?

Natalia:
Ya no hablamos tanto. ¿Seguimos siendo mejores amigas?
¿Alba?

Alba:
Sé lo que me dices, pero, no sé, Nat, para mí nuestra amistad es un poco así, ¿no? Da igual el tiempo que pasemos sin hablar, siempre seremos las mejores amigas. Es cierto que los trabajos nos absorben y quizá deberíamos hacer el esfuerzo de hablar más, pero no sé.

Natalia:
No sé si hacer un esfuerzo para hablar más es un indicativo bueno o malo.

Alba:
Vamos, Natalia...

Natalia:
Pero, si quieres, firmamos el contrato, claro.
Iré el solsticio y firmaré por las dos, ¿vale?

Alba:
Muchas gracias. Ojalá pudiera estar yo allí para hacerlo.

Natalia:
¿No te has planteado volver a casa?

Alba:
Aquí está mi familia.

Natalia:
¿Y ellas no se lo plantean?

Alba:
No lo sé, no hablamos nunca de ello. En realidad, no hablamos de nada que implique meter en la conversación a papá. Mamá tiene trabajo y parece estar bien, igual que los chicos, pero, en cuanto nombramos a papá, el ambiente se vuelve feo, gris. Pero no ese gris bonito, ¿sabes? Es más bien ese gris tan oscuro que no sabes si es negro. Necesitas unos instantes para comprobarlo. Así es mi familia ahora: gris oscuro.

Natalia:
Es normal, tu padre era un gran hombre.

Alba:
Lo era. Y, además, ya no tenemos nada allí. Ahora la que fue nuestra granja es vuestra.

Natalia:
Nunca has preguntado por ella. Sí has preguntado por Luisa y el resto de los animales, pero no por la granja en sí.

Alba:
Prefiero no tener información. En realidad, prefiero hacer como si no existiera.

Natalia:
¿Por qué?

Alba:
Porque duele, Natalia. Duele demasiado. Sé que piensas que estoy alejándome y olvidándome de todo, pero las cosas no siempre son como se ven desde fuera.

Natalia:
¿Y cómo son?
Alba, dime, ¿cómo son?

Alba:
Da igual, Natalia. No te preocupes, ¿vale? Es difícil de explicar y no quiero discutir.

Natalia:
Antes no te importaba discutir.

Alba:
Lo sé, pero... es difícil.

Natalia:
Está bien, Alba, lo entiendo. De verdad, no hay problema. Oye, firmaré el contrato y te mandaré fotos, ¿vale?

Alba:
Mil gracias. Eres la mejor amiga del mundo.

Natalia:
De este lado del mundo, al menos :)

El tiempo que tuvimosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora