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Alba:
¡Feliz Navidad, Nat! Espero que tu familia y tú paséis unas fiestas increíbles.
Aquí no haremos gran cosa. Mis hermanos trabajan y yo también.
Oh, eso me lleva a pensar que no te lo conté. ¡Tengo trabajo nuevo! No me iba mal como camarera, pero cerca de casa hay un taller de restauración de muebles antiguos y necesitaban a alguien como ayudante. Hice la entrevista y empecé hace un par de meses. La verdad es que estoy contenta.
¿Qué tal va todo por allí?

Natalia:
¡Hola, Alba! Feliz Navidad :)
Por aquí todo bien. Como siempre, en realidad. Bueno, Sabela tiene novio, lo trajo a casa hace unos días y, después de ver cómo reaccionó mi padre, yo, si fuera ese pobre diablo, no volvería por aquí. Tenemos más trabajo que nunca y no sé si eso es una suerte o no. Supongo que sí, porque hemos podido restaurar el granero.

Alba:
¿Qué le ha pasado al granero?

Natalia:
Se cayó con el último temporal, hace unos meses. Pero ya está restaurado, no te preocupes. Bueno, sí, también hemos adaptado la casa en la que vivíais para ofrecer alojamiento a algunos trabajadores que vienen de fuera.

Alba:
Oh.

Natalia:
Lo siento, sé que no te gusta saber mucho de la casa.

Alba:
No te preocupes.
¿Todo bien, entonces?

Natalia:
¡Sí! Todo genial.
¿Cómo está tu familia?

Alba:
Bien, bien, todo genial. ¿Ya no hablas con Joan?

Natalia:
A veces, pero muy poco, la verdad. Estamos todos ocupados.

Alba:
Sí, la vida de adulta es dura, ¿no?

Natalia:
Más de lo que pensé, aunque tiene sus cosas buenas.
En fin, ¡espero que Papá Noel se porte bien!

Alba:
Lo mismo digo, Natalia. Ahora tengo que salir y no puedo hablar más, pero manda un saludo a todos de mi parte, ¿vale?

Natalia:
Claro.

Alba:
Un abrazo, Lacunza.

Natalia:
Nos vemos, Reche.

El tiempo que tuvimosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora