El tiempo que tuvimos

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Alba:
¡Hola, Nat! ¡Feliz cumpleaños! ¿Cómo te sientes con veintiuno?

Natalia:
Pues, mmm, en realidad me siento igual.

Alba:
Eso suena muy tú.

Natalia:
¿Muy yo?

Alba:
Sí, siempre reaccionas así ante todo. Como si nada fuera lo bastante importante.

Natalia:
Ah, ¿sí?

Alba:
¡Sí! Y sí que es importante, Nat.
¡Tienes veintiún años! Deberías emocionarte más.

Natalia:
Perdón, supongo.

Alba:
No tienes que disculparte, idiota.
¿Qué tal va todo?

Natalia:
Bien, bueno, Miki lleva unos días especialmente intenso, pero nada que no pueda controlar.

Alba:
Es solo un niño.

Natalia:
En fin.
¿Cómo te va todo a ti? Hace semanas que no hablamos.

Alba:
Lo sé, pero es que no hay muchas novedades. Joan por fin está estudiando veterinaria. ¿Te lo dije?

Natalia:
Me lo dijo él hace un tiempo, cuando hablamos.

Alba:
¿Seguís hablando?

Natalia:
Sí, claro, no como contigo, pero sí.

Alba:
Bueno, conmigo hablas poco, ¿eh?
Últimamente se te olvida que tienes una amiga en este lado del mundo.

Natalia:
Internet y el teléfono funcionan en dos direcciones, Alba. Ya no me escribes casi nunca.

Alba:
Porque no hay novedades, ¡te lo he dicho!
Además, lo estoy haciendo ahora.

Natalia:
Porque es mi cumple.

Alba:
¿Estás enfadada?

Natalia:
Qué va. Es solo que, si sientes que ya no hablamos tanto, que es cierto, pues deberías saber que mi puerta está siempre abierta.

Alba:
Lo sé, he estado muy ocupada.

Natalia:
¿Por algo bueno?

Alba:
Sí, creo que sí.
Me he unido a un grupo de bricolaje.

Natalia:
¿En serio?

Alba:
Sí, ¿por qué estás tan sorprendida?

Natalia:
No sé, no te pega mucho.

Alba:
Bueno, puede que no me pegara antes, pero ahora resulta que me encanta.
Estoy haciendo una mesa.

Natalia:
Una mesa.

Alba:
Mesita, más bien. Es pequeña, para ponerla al lado de la cama.

Natalia:
Ósea, estás fabricando tu propia mesita de noche, ¿eso dices?

Alba:
Sí, exactamente eso.

Natalia:
No consigo imaginarte haciendo bricolaje.

Alba:
Pues, para tu información, he descubierto que es muy gratificante. Ahora soy una persona que, antes de tirar algo, intenta repararlo.
Y eso se aplica a muchos ámbitos.

Natalia:
¿Cómo cuáles?

Alba:
Muchos, Natalia, muchos. Mejor cuéntame qué tal tú.

Natalia:
No hay mucho que contar. Sigo en la granja, trabajando más horas de las que tiene el día y sintiendo que, aún así, necesitaría el doble de tiempo para ponerme al día con todo lo que hay pendiente.
Ah, sí, han abierto un pub nuevo en el pueblo. No está mal, aunque no voy demasiado. A las chicas les encanta.

Alba:
¿Cómo están Marta y Sabela?

Natalia:
Bien, bien. Sin muchas novedades.
Oye, tengo que dejarte, vamos a celebrar el cumpleaños, cenaremos juntos y comeremos pastel.

Alba:
¿Ha hecho tu madre ese de limón que tanto me gusta?

Natalia:
El mismo, ya sabes que es mi favorito.

Alba:
Ojalá pudiera comer un trozo.
De pronto he sido consciente de que hace mucho que no lo pruebo.
Hace años que no nos vemos, Nat, ¿te das cuenta?

Natalia:
Tres años, sí. Es curioso que los días se me hagan eternos y, en cambio, los años pasen tan rápido.

Alba:
Sí, tienes razón. En fin, no quiero distraerte.
¡Disfruta del cumple, Lacunza!

Natalia:
Gracias, Reche.