La sombra del árbol

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A la mañana siguiente, Lisa tocó la puerta del departamento de Jennie.

—Lisa, debes irte — dijo Jennie en cuánto abrió la puerta.
—No lo dejaré así.

Jennie dejó pasar a Lisa, y como era de costumbre; preparó té.

—Creo que yo soy la que debe disculparse — dijo Jennie al tomar asiento frente a Lisa.
—Debo hacerlo yo al corresponder.
—Yo lo empecé, y te vas a casar — Jennie alzó las cejas.
—Aún no se lo propongo. Me siento mal por serle infiel a Rosé, de verdad que sí pero no quiero dejar una amistad como la tuya. Jen, he pasado cosas increíbles a tu lado y no voy a dejarte ir solo por un error — Jennie sintió un nudo en la garganta al escuchar tal palabra.
—Yo tampoco quiero dejar de hablar contigo, Lis — Jennie suspiró para tener valor — Creo que lo hice por tu ensayo de ayer, tal vez me sentí tan envuelta en la emoción de un matrimonio que tal vez llegué a pensar que era para mí — Jennie fingió reír.

Jennie sabía que lo último haría que Lisa lo tomara con calma para que todo volviera a la normalidad.

—De acuerdo — Lisa sonrió —¿Todo bien entre nosotras?
—Todo bien — Jennie correspondió con una sonrisa.

Las chicas bebían con tranquilidad su té, y un poco de galletas. El teléfono de Lisa comenzó a sonar.

—¿Hola? — era Tzuyu — ¡Debes venir ahora! — susurró.
—¿Por qué susurras?
—¡Porque Rosé está aquí, maldita sea! Apresúrate.

Lisa colgó y salió corriendo del departamento.

—¿A dónde vas? — gritó Jennie en el pasillo.
—¡Rosé llegó!

Lisa trató de llegar lo más rápido posible a su departamento. Cerró la puerta y suspiró.

—¡Sorpresa! — Rosé sonrió desde la sala.

Tzuyu estaba detrás de ella negándole a Lisa con la cabeza y los ojos entre cerrados.

—Amor — Lisa se acercó a ella y la besó.
—Sabes... Diferente — Rosé tocó sus labios.
—Mucho café, lo siento.
—Está bien — sonrió.
—¿Vamos a Central Park?
—Muero por verlo.

La linda pareja estaba tomada de la mano, sin importar las miradas de los demás.

—Iba a visitarte en vacaciones — dijo Lisa.
—Yo ya no podía resistir sin verte.
—¿Cómo ha cambiado tu vida?
—Bastante, he estado inspirada y escribí varios guiones, solo que aún están en corrección.
—¿Te emocionaste demasiado? — Lisa sabía que a veces las ideas de Rosé iban más rápido que sus manos.
—Me emocioné — Rosé rió —Estoy corrigiendo unas partes.
—Rosie ¿Ya has pensado en mudarte aquí? Conmigo...
—Sí — Rosé bajó la mirada —Me gustaría pero no estoy segura, solo eso — suspiró.

Lisa llevó a Rosé debajo de un árbol y se arrodilló.

—Lisa ¿Qué haces? — Rosé estaba asustada.
Rosie, he pensando en nuestra vida juntas.
—Lisa — trató de interrumpir.
—Y quisiera estar contigo lo que resta de ella...
—Lisa — Rosé volvió a interrumpir.
—Aguarda — Lisa sonrió —Tú me haces sentir una persona realmente completa, feliz, y...
—¡Me acosté con alguien! — gritó Rosé —¡Lo siento, Lisa!

Lisa no podía creerlo, ella seguía de rodillas.

—¿Qué?
—Es que yo, tú... ¡No sé que pasó, lo siento. Tampoco puedo casarme contigo Lisa, no estoy lista, no quiero dejar a mi familia, no estoy segura de vivir en Nueva York, tal vez ni siquiera yo sea suficiente para ti, llevamos tres años sin vernos y tú solo me pides esto!
—Pero...
—¡No puedo! No puedo... — Rosé se soltó a llorar.

Lisa y Rosé se sentaron frente a la otra en la sombra del árbol y quedaron en silencio por unos minutos.

—¿De verdad te acostaste con alguien o solo era excusa? — Lisa tenía un gran nudo en la garganta.
—Es verdad — Rosé no podía verla a los ojos.
—¿Con quién? — Rosé no respondió —¿Con quién?
—Un chico.
—¿¡De verdad un chico!?
—Lo siento.
—Está bien, lo comprendo — suspiró —¿A qué viniste?
—Quería terminar contigo pero cuánto llegaste, no pude evitar sentirme bien. No iba a decírtelo pero... — volteó a ver el anillo —Es hermoso, Lis.
—Antes de que me fuera, me di cuenta de que lo habías visto, lo veías a diario cuando salíamos. Lo compré y esperé para poder estabilizarme en Nueva York para poder pedir tu mano.
—Lis...
—No te sientas mal, tampoco he sido honesta contigo — Lisa bajó la mirada.
—¿De qué hablas?
—Ayer besé a una chica, fue un error porque aún te amo. Ésta mañana fui a hablar con la chica porque somos buenas amigas y ambas sabemos que lo que sucedió estuvo mal.
—Está bien — Rosé acarició la mano de Lisa —Sabíamos que esto iba a pasar.
—Pero pudimos haberlo evitado. Si tan solo yo no la hubiera besado y tú no te hubieras acostado con él.
—Lisa, ya pasó, tenía que pasar. Pareciera que estos años no éramos libres, ya casi no hablábamos por teléfono, era... Cómo serle leal a un... Fantasma — Rosé bajó la mirada.
—Ya no trates de arreglarlo — Lisa trató de reír.
—Lo siento, sabes que soy mala con las palabras — sonrió.
—Solo no supimos sobrellevar la relación, eso es todo.
—Eso es todo — suspiró.

Lisa se levantó y suspiró mientras admiraba el cielo, sabía que lo mejor era terminar de buena manera.

—¿Quieres ir por un helado?
—Claro — Rosé sonrió y se levantó.

Dos días después, Rosé volvió a California. A pesar de que Lisa trataba de actuar de la mejor manera ante Rosé, por dentro se estaba derrumbando. No podía decir nada porque no sabría cómo soltar a la chica, Lisa amaba a Rosé y eso lo tenía muy claro.

—Tranquila — Tzuyu abrazaba a Lisa en su cama.
—¿Ahora que voy hacer? Estoy sola.
—No lo estás — Tzuyu trataba de no decir el nombre de Jennie —Solo date un tiempo y todo se aclarará para ti Lisa, ya lo verás.
~

¿Te engañó? — Summer estaba sorprendida.
— Sí — Lisa sonrió.
—También es una zorra.
—¡Summer! Ten cuidado con lo que dices.
—No puedo creer que te engañara, digo, tú también pero sabías que estaba mal y aún así trataste de volver a ella, realmente la amabas.
—Claro que sí, yo estaba completamente enamorada de ella.

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