El diario de Jisoo

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Pasaron tres días y una carta llegó para Lisa.

"Mi amada Lisa, al fin llegué a Londres. Es hermoso, mi amiga Jules se emocionó bastante al verme, tenía años que no la veía.

Te extraño Lizzi.

¿Recuerdas ese apodo? Me gustó, te llamaré de esa forma mientras esté en Londres. Espero y te encuentres bien, no te sientas mal por favor. Quiero darte las gracias por haberme dado una nueva esperanza en mi vida que creía perdida, gracias por ayudarme a cumplir mi sueño.

Con amor, Jen.

Pd: Te enviaré una foto del reloj de Londres."

Lisa se sintió feliz al saber de Jennie después de días.

La vida sin Jennie era un poco distinta en el trabajo. No tenía a quién visitar a escondidas, ya no tenía que levantarse media hora antes para poder comprar el café que tanto amaba Jennie, ya no había quien le trajera algo cuando pasaba horas encerrada en la oficina, no tenía con quién tomar té y galletas, con quién bromear... Ni siquiera las fiestas eran iguales.

Vamos, Lisa — decía Jenna — Desde que Jennie se fue ya no eres divertida en las fiestas.

A Lisa realmente no le importaba, pasaban las semanas y ella solo observaba desde su oficina la pequeña impresora donde Jennie solía trabajar.

¿Seguirás viendo esa impresora? — preguntó Tzuyu.

Lisa caminaba por Central Park y se sentaba en la misma banca donde Jennie decidió romper la barrera invisible entre ambas.

¿Lisa? — era la señora McAlister.
Señora McAlister — Lisa sonrió.
¿Qué haces sola esta noche? ¿Dónde está tu chica?
¿Cuál chica?
La que habló conmigo, de ojos rasgados.
¿Jennie?
Ella — la señora McAlister se sentó a lado de Lisa.
Se fue a Londres a estudiar.
¿Qué estudiará?
Arte — sonrió.
Ya lo notaba en ella, incluso cuando esa chica camina; parece arte.

Los ojos de Lisa tuvieron un brillo especial que la señora McAlister notó, solo que se mantuvo en silencio.

Las semanas se convirtieron en meses y Lisa progresaba bastante en la productora.

"Mi amada Lizzi, he pensado en ti. Seguro ya tienes dinero de sobra ahora que ya no tienes a quien comprarle café. Siempre pienso por qué tomaba tu café si yo suelo tomar té... Sí que haces que mi mundo se ponga de cabeza.

¿Recuerdas el diario que me dió mamá?
Lo regalé, tal vez pienses que fue una mala idea, y lo fue. Realmente anhelo volver a tenerlo a mi lado, pensé que si dejaba el diario; también dejaría ir a mamá y ya no tendría algo que me detuviera, pero no puedo dejarla ir así como así. Fue mi madre y también mi compañera de vida. Si algún día logras encontrarlo por casualidades de la vida, dámelo, pelea con una señora o niña pequeña que lo quiera y quítaselo, ese diario es mío.

Pd: Te extraño, te enviaré una foto de la biblioteca de Oxford."

A Lisa le causaba gracia como es que Jennie lograba plasmar en una hoja de papel su personalidad en su máxima expresión.

El año dos mil cuatro llegó, al fin había pasado un año desde que Jennie se había marchado al igual que Rosé.
Una noche, Lisa volvió a tomar el regalo con la dedicatoria de Rosé hacia Jisoo.

Llevas meses viendo ese regalo, ahora sí debes abrirlo — dijo Tzuyu.
Es personal y es un regalo.
Vamos, si fuera un regalo tan personal, ya lo hubieras llevado a esa tal Jisoo.

Lisa pensó unos segundos y por fin abrió el regalo, Lisa quedó sorprendida al ver qué era.

¿Qué es? — Tzuyu se sentó a lado de ella en la cama.
Un diario.
¿Qué dice?
Tzuyu...
Por favor — Tzuyu trató de convencer a Lisa.
Elige una página al azar.

Tzuyu abrió el diario y comenzó a leer, su expresión cambiaba a cada segundo. Confundida, sorpresa y cada vez más sorpresa.

¿Qué dice? — preguntó Lisa.
Tu ex novia era una gran besadora — Tzuyu rió.
¿Cómo sabes eso?

Lisa le quitó tal diario a Tzuyu y leyó la página:

"Querido diario, hoy por fin decidí besar a Rosé.
Cómo te había dicho anteriormente, estoy completamente enamorada de ella desde hace años. Es tan hermosa y tan sexy... Olvida que dije eso.

El punto es que hoy fuimos al parque, tuve el valor del mundo y le dije lo que sentía por ella, yo pensaba que la chica era heterosexual pero era mentira, una pequeña mentirosa. Decidí besarla, sus labios eran tan dulces como la miel y tan suaves como las nubes, fue un verdadero éxtasis haberlo hecho.

Espero y esta ruptura de barrera invisible haga que surga una bella relación entre ambas. O tal vez no, tal vez solo quiera besarme tanto como yo a ella.

Posdata: Rosé quiere volver a verme en su casa, seguro quiere besarme."

¿¡Qué!? — Lisa no podía creerlo.
Creo que ahora tienes un gran motivo para llevar ese diario — Tzuyu comenzó a reír.
¿Qué tal si realmente tuvieron una relación? ¿¡Qué tal si por eso vino a Nueva York!? — sobrepensó Lisa.
Tranquila, apenas llegó y vino a verte.
¡Solo el primer día!
Tal vez fue a verla, aunque yo creo que no. Te hubiera pedido el diario.

Lisa pasó casi toda la noche leyendo el diario de la desconocida Jisoo. Aquella chica le dedicó más de medio diario a Rosé, profesando su amor por ella, las noches que pasaban juntas como amigas y también como más que amigas. Lisa no imaginaba a Rosé más que con ella, o con tales escenas que Jisoo describía.
Era imposible que Rosé hiciera tales cosas.

Al final del diario, Lisa encontró una carta de Rosé para Jisoo, solo hablaba de lo feliz que se sentía a su lado y al igual que Jisoo, le profesó su más sincero amor. Pareciera que ambas chicas tenían unos trece o tal vez catorce años. Lisa pensaba que esa tal Jisoo era una mala influencia para su ex novia. Al final de la madrugada, Lisa decidió que por fin llevaría tal diario y conocería a Jisoo. Era fácil, ya que al otro lado de la dedicatoria venía la dirección de aún desconocida, Jisoo.

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