Una visita del pasado y un paso hacia el futuro

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Pasó un año entero después del confuso encuentro que Jennie y Lisa tuvieron.

Las vacaciones de Lisa empezaron plenamente para ella. Caminaba tranquilamente por una nueva galería que había en la ciudad de Nueva York. Desde la última vez que Lisa vió a Jennie, Lisa comenzó a ir a terapia para arreglar sus problemas, y descubrió que tenía muchos...

Sin embargo, supo tratarlos y aprendió a perdonar. Admiró una foto de la ciudad donde se encontraba, realmente nunca había visto de esa perspectiva la ciudad, era hermosa.

—¿Lisa? —la chica volteó a ver quién había dicho su nombre.
—Jisoo...
—¡Hola! — Jisoo se acercó a abrazar a Lisa —¿Cómo has estado?
—Bien — Lisa sonrió —¿Y tú?

Jisoo sonrió con emoción y misterio.

—¡Estoy embarazada! — sonrió.
—¿¡Qué!? — pareciera que el rostro se le caería a Lisa de tal sorpresa — Eso... Es maravilloso, Jisoo — sonrió.
—¡Lo sé! — la chica estaba realmente emocionada.
—¿Cuántos meses llevas?
—Cuatro — sonrió.
—Ni siquiera se te nota — Lisa dirigió su vista al vientre de Jisoo.
—Lo sé, es una bendición para mí, ya sabes cómo soy.
—Claro — Lisa sonrió ante la llegada de los recuerdos.
—Por cierto...

Jisoo comenzó a sacar algo de su bolso.

—Toma, estás oficialmente invitada a la fiesta de mi bebé.
—¿Baby shower? — dijo Lisa al notar las decoraciones en la tarjeta.
—Sí.

Lisa no pudo evitar hacer un gesto de desagrado.

—¡Vamos, no seas aburrida! — Jisoo comenzó a reír al ver el gracioso gesto de Lisa.
—Es bastante cursi para mí, pero iré — sonrió.
—Tal vez encuentres a alguien especial ahí — sonrió levemente.
—¿De qué hablas?
—¡Adiós! — Jisoo comenzó a alejarse rápidamente de la chica.

Pasó una semana y Lisa estaba frente a la puerta de la casa de Jisoo con varias bolsas de regalo. Fue un total reto para Lisa comprar ropa para el bebé, Jenna acompañó a Lisa para las compras. Toda la indecisión de Lisa hizo que terminara comprando ropa de todos los colores para no fallar en el género que aún no se revelaba.

—¡Sí viniste! — dijo Jisoo al abrir la puerta.

Jisoo llevó a Lisa a la habitación para que dejara sus regalos. Todo mundo estaba abajo, excepto ellas.

—Lisa...
—¿Sí?
—Perdón por lo que hice, de verdad lo siento — Jisoo se arrodilló ante Lisa.
—¿¡Estás loca!? — Los ojos de Lisa estaban totalmente abiertos —Estás embarazada.

Lisa levantó a Jisoo.

—Perdóname.
—Jisoo... — las chicas se sentaron en la cama y Lisa tomó sus manos —Gracias por eso, aunque fueron meses difíciles para mí, realmente pude cambiar.
—¿De verdad? — Jisoo estaba confundida.
—Claro — sonrió levemente.

Después de minutos de conversación y miles de perdones, las chicas bajaron a la fiesta.

—Hay alguien que te quiere ver — susurró Jisoo señalando uno de los ventanales de la casa.

Lisa se acercó al ventanal con confusión. La chica que se encontraba sentada en el gran ventanal volteó a ver a Lisa con una linda sonrisa.

—Hola... — era Rosé.
—Hola — salió en un hilo de voz, Rosé no pudo evitar reír.
—Te ves bien.
—Tú igual ¿Qué haces aquí?
—Vivo aquí — asintió —Es decir — rió —En Nueva York, no en casa de Jisoo.
—¿En serio?
—Sí, por eso te llamé hace tiempo. Era para darte la noticia de que al fin me había mudado a la ciudad.
—¿Y tus padres?
—En California, todos los años me daban fuerzas para que me pudiera ir, y aquí estoy — Rosé alzó su hombro izquierdo suavemente.
—Me alegro por ti, Rosie.
—Gracias.

La fiesta continuó hasta la noche, Jisoo no paraba de bailar al lado de su prometido. Por otro lado, Rosé y Lisa estaban sentadas en un sofá viendo la fiesta que había frente a ellas.

—Te juro que pensaba que era lesbiana — le susurró Rosé a Lisa en cuánto vió a Jisoo besar a su prometido.

Lisa no pudo evitar reír fuertemente, dió un trago a su vino y sacó a Rosé a bailar.

Los días se convirtieron en semanas, las semanas en meses y al fin, Rosé y Lisa habían iniciado una relación formal después de toda la evolución de ambas para no lastimarse de nuevo.

A mediados de año, Rosé y Lisa estaban a punto de casarse.

—Si no te quieres casar está bien, hija — decía la tía de Lisa.

Rosé y Lisa se encontraban en diferentes habitaciones arreglándose para el gran día. Lisa estaba tirada en el suelo con su vestido de novia llorando de miedo.

—No estoy lista — decía Lisa.
—Claro que lo estás — Tzuyu se sentó a lado de su amiga.
—Ahora te casas ¿Sabes el delito que estamos cometiendo? — reclamó Jenna sin mala intención.
—¡Jenna! — dijo Tzuyu.
—¡Es verdad!
—Por algo es privado — respondió Tzuyu.

Lisa se sentó rápidamente y suspiró.

—Lo haré...

La familia de Lisa había contratado un padre de California para poder casar a las chicas, todo con un voto de silencio.
El señor Waterhouse había prestado su gran mansión a la linda pareja.

—Por el ilegal poder que no se me confiere, las declaro esposas — el padre sonrió al igual que todos para no reír.

La fiesta había sido realmente increíble, Lisa salió al balcón de la habitación más alta que había de la mansión para dar un suspiro. Entró de nuevo a la habitación, y se vió en el gran espejo con su vestido de novia, seguía sin creerlo.

—¿Lisa? — Rosé entró a la habitación.

La chica se acercó a Lisa por la espalda y sonrió en cuanto vió que ambas al fin estaban juntas.

—Todo estará bien — Rosé dejó un delicado beso en el hombro descubierto de Lisa.

Bajaron al jardín dónde la fiesta se llevaba a cabo. Lisa no podía evitar sentirse mal al no haber invitado a Jennie, pero por dentro sabía que tal acto tal vez podría lastimarla y no quería perderla de nuevo.

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