La pequeña Summer tenía dos años de edad y sus madres habían decidido llevarla al mar de California.
—¡Ahhh! — gritaba la dulce voz de Summer en la playa mientras corría por la orilla del mar.
—¡No Summer, no te quites el pañal! — gritaba Lisa con frustración.Summer se había quitado su pañal y había comenzado a correr por la orilla. Rosé solo reía mientras iba detrás de su hija al lado de su esposa.
—Ven acá — por fin Lisa había atrapado a Summer.
—Quiero ir ahí otra vez — decía Summer mientras pataleaba levemente.
—No, no. No más.Lisa llevó a Summer a la habitación del hotel.
—Ya debe dejar el pañal — le dijo Lisa a Rosé.
En otra ocasión, por fin Lisa le estaba enseñando a Summer a usar su pequeño baño. Lisa se encontraba sentada en la pequeña taza de baño de Summer.
—Aquí, popó — dijo Lisa.
Summer comenzó a llorar fuertemente.
—¿Qué le hiciste? — Rosé había llegado del trabajo.
—¡Nada! Solo dije que debía hacer aquí del baño.
—Ven, mi amor — Rosé cargó a Summer y le dió un beso en la mejilla.Llegó el cumpleaños del hijo de Jisoo, había un gran pastel para todos. Pero Summer, era Summer; así que el hijo de Jisoo estaba llorando en el jardín.
—¿Ahora qué hiciste? — le preguntó Rosé a su hija.
—Se burló de mi por tener dos mamis.Summer había tomado del pastel de cumpleaños con su pequeña mano y se lo lanzó al hijo de Jisoo en la cara.
—De verdad lo siento, Jisoo — decía Rosé.
—Tranquila, este niño no tiene filtro.Las chicas se encontraban en la cocina de Jisoo limpiando a sus hijos de pastel.
Summer no era una niña común, era la perfecta combinación de Lisa y Rosé.
Era astuta, no se dejaba ofender por nadie, era inteligente y muy creativa.—Mi amor... — Lisa buscaba a Summer por el departamento.
Al llegar a la cocina, Lisa estaba horrorizada al ver el refrigerador lleno de dibujos pintados con marcador negro.
—Mi amor ¿Qué te he dicho de pintar la casa? — Summer comenzó a hacer puchero, quería llorar —No llores, no llores.
Lisa cargó a su hija. Al ver el refrigerador, Summer había hecho un dibujo de ella tomando de la mano de sus madres, Lisa sonrió y le dió un beso en la mejilla.
Rosé al notar que su hija amaba pintar, no dudó en llevarla a clases de pintura.
—Lo siento, pero su hija no puede seguir aquí — decía la profesora.
Todo el salón incluyendo a los demás niños y la profesora, estaban llenos de pintura.
—¿Pero que fue lo que hizo? — Rosé estaba sorprendida de ver a todos llenos de pintura.
—Su hija dijo que no le gusta la textura de las libretas y los cuadros, dijo que le gustaba más la piel ya que era más suave. Así que tomó sus pinceles y los bañó de pintura y comenzó a perseguir a sus compañeros.Rosé trató de ocultar su risa.
—No es gracioso, señora.
—De verdad lo lamento.Llegó el dos mil trece y, Lisa y Rosé se habían enterado de que dos años atrás, al fin se había legalizado el matrimonio igualitario.
Las chicas se casaron por la iglesia y por el civil. Después de la boda, se festejaría en una carpa llena de pequeños pasteles y copas pero lamentablemente, el clima era terrible.
Comenzó a llover fuertemente y todos corrían, Summer caminaba por el césped con sus pequeños zapatos llenos de agua y estaba muy molesta.
Lisa y Rosé reían, pero aún así entraron a un baño a cambiarla.Summer cumplió cinco años e invitó solo a ciertos niños, le gustaba estar más con los adultos.
—Bueno, este cumpleaños Summer decidió dedicárselo a este perro — Rosé señaló la foto que estaba en el pastel —Está en la lista de los perros que serán sacrificados — todos estaban sorprendidos y aplaudieron.
Todos tenían su pequeño gorro de papel de cumpleaños.
—Apaga las velas — dijo Lisa.
—No las apagaré hasta que alguien lo adopte — respondió Summer con firmeza.Lisa aclaró su garganta mientras pedía perdón en un susurro a todos los invitados.
—Yo lo adoptaré — dijo Tzuyu al ver que nadie se ofrecía.
—¡Excelente! — dijo Rosé.Summer apagó las velas y le sonrió a Tzuyu.
Siguieron pasando los años y Summer cumplió ocho, entre los "buenos tips" que Lisa le daba a su hija, le dijo que si algún día alguien se metía con ella, que no se dejara.
Una tarde, Lisa y Rosé se encontraban trabajando en su productora. Hubo un cumpleaños infantil e invitaron a Summer, Rosé la llevó y dijo que al terminar el trabajo irían por ella.
Dos horas después de que Rosé la había llevado, Summer entró a la productora y fue a buscar a Lisa, estaba un poco golpeada.
—Mami... — Summer estaba triste.
—Mi amor ¿Qué te pasó? ¿De dónde vienes? — Lisa estaba en su oficina.
—De Central Park.
—Eso está a cuatro cuadras de aquí, por dios ¿Qué te pasó en el rostro?
—Me volvieron a molestar por no tener un papá e hice lo que me dijiste — bajó la mirada.
—¿Sobre qué?
—Defenderme. Vine aquí porque pensé que estarías orgullosa de mi — Summer comenzó a hacer puchero para no llorar.
—Ay, mi amor... — Lisa abrazó a Summer.La cargó y la llevó al lugar donde se encontraban los guionistas.
—Amor... — Lisa tocó la puerta, Rosé estaba en junta.
—¡Summer! ¿Qué te pasó? — Rosé se levantó rápidamente de la mesa de junta.
—Me peleé — Summer bajó la mirada.Summer tenía un pequeño moretón en el pómulo y su labio tenía una pequeña apertura.
Pasó el tiempo y la pequeña Summer cumplió diez, donde todo comenzó.
Lisa y Rosé comenzaron a tener problemas, dejaron de estar de acuerdo en varias cosas, ni siquiera tenían la química de antes, ya no se hacían caso por el trabajo y lo que menos querían era hacerle daño a su hija. Rosé tomó la decisión de pedir el divorcio, lo que duró medio año. Mientras tanto, la pareja siguió viviendo en la misma casa, durmiendo en la misma cama. No sé llevaban mal, solo dejaron de tener química.El último mes para finalizar el divorcio, le contaron a Summer la verdad. Rosé se llevaría a su hija con ella, pero nunca dejaría de ver a Lisa y prometieron estar bien y perdonarse por las ofensas que algún día se dijeron por no estar de acuerdo.
~
ESTÁS LEYENDO
Totalmente
RomanceLisa, una mujer en proceso de divorcio pasa dos días con su amada hija, Summer. Summer le pregunta si alguna vez fue feliz, si alguien la amó. Lisa decide contarle su gran historia al haberse mudado a Nueva York a sus veinte años, y ahí hablará sobr...