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Rodrigo

Iván tenía muchas fotos en su Instagram.

Y cuando digo muchas, quiero decir muchísimas. Con los jugadores, con su padre, comiendo, de viaje.

Sólo faltaría una duchándose.

Eso sí sería una bendición.

Deslicé mi dedo por su perfil, algunos chicos del equipo pasaban frente a mí cubriendo su desnudez con una toalla y otros mostrando su cuerpo completo, sin dejar nada a la imaginación.

A pesar de mi más que obvia homosexualidad, ninguno me llamaba la atención cuando sólo tenía ojos para él.

Iván salió de las duchas con una toalla envuelta en la cintura y vino hacía mí que me contraba recostado contra los casilleros de los vestidores.

La respiración me falta por varios largos segundos al apreciar la vista frente a mí; Iván con el cabello mojado dejando caer gotas sobre su torso.

Pude ver sus brazos y sus hermosos, grandes y fuertes pectorales reluciendo ante mis ojos. Estaban tan cerca que sería tan fácil agachar mi cabeza y lamerlos.

De manera involuntaria, extendí mi brazo e intenté tocar su pecho.

-¿Qué haces?.- Iván me esquivó formando una expresión de repudio absoluto.- Muévete.

Obedeciendo, me aparté para que él pudiera sacar su ropa del casillero que le pertenecía. Iván miró su ropa y luego a mí.

-Si piensas que me desnudaré con tus ojos encima de mí, estás muy equivocado.- Me advirtió con ma mandíbula firme.- Voltéate.

-P-pero.. .-Balbuceé, pero no concreté nada al ver la ceja enarcada de Iván.

Con los dientes y puños apretados, volví a acatar su orden dándole la espalda. Juraba que podía presentir que formo una sonrisa.

Tardó más o menos diez segundos y cuando terminó se alzó para susurrarme al oído.

-Más te vale que no te descubra espiándome, si no quieres que ese apuesto rostro termine siendo nada más que un recuerdo.

Quizás debí sentirme aterrado, no obstante, mi cerebro la única palabra que procesó fue "apuesto".

Con una sonrisa de superioridad, volteé nuevamente hacía él.

-Tranquilo, esperaré hasta que tú mismo me enseñes todo lo que tienes cuando abras tus piernas para mí.- Bajé mi mirada por sus muslos bien formados para luego conectarla con la suya otra vez.

No sabía si él conseguía leer el deseo que había en mis ojos.

Iván se cruzó de brazos y dió un paso hacía mí sin mostrarse intimidado.

-Eso jamás pasará.- Remarcó cada palabra con dureza.- Eres molesto, asqueroso, pervertido, idiota y una basura.

Divertido, también me aproximé a él tanto que quedó acorralado contra los casilleros. Coloqué ambas manos a los costados de su cabeza y miré con especial atención sus labios de color rosa intenso para recordarlos cuando no pudiera verlos.

-Y tú eres sexy, mandón, testarudo, tonto y una hermosura.- Susurré mezclando mi aliento caliente con el suyo.

Iván tragó en seco y observó su alrededor en busca de una posible escapatoria, pero no la halló. El vestidor estaba vacío.

-¿Por qué no te vas a la mierda?.- Iván hizo lo posible por alejarme poniendo sus manos sobre mi pecho, pero sus intentos fueron muy débiles, cuando las quité y lo sujeté de la cintura.

Relamí mis labios y mis ojos se deslizaron a sus hermosos pechos, sus pezones estaban tan erguidos que se notaban a través de su delgada camiseta.

-Te dejaré en paz cuando me dejes tocar tus pechos.

-¿Otra vez con eso?.- Bufó.- ¡Ya te he dicho que no!

-Entonces, no me quedará otra alternativa.- Incliné mi cabeza hacía un costado, mis labios entre abiertos amenazaban con unirse a los suyos.-
Tendré que seducirte hasta lograr estar sobre ti, embistiéndote y marcándote los pechos hasta que no tengas ninguna duda de lo mucho que te deseo.

Iván apartó sus ojos negros que reflejaban inocencia de los míos.

-¿Cómo puedes decir tantas suciedades?.- Reconocí un rubor extendiéndose desde su nariz a sus pómulos.

-Es lo que provocas en mí.- Le dije acariciando el lóbulo de su oreja con mi nariz.

-Yo no quiero esto.

-Iván, cariño, dime la verdad.- Lo tomé del mentón con mi pulgar.- Luces tan estricto en los entrenamientos, siempre queriendo obtener la victoria, luchando contra los éxamenes y las exigencias, sólo quieres a alguien que te saque todo el estrés que guardas allí adentro, que te complazcan como lo mereces, ¿verdad?

Mi nariz siguió su rumbo por el cuello de Iván aspirando su aroma en el camino.

-N-no es cierto.

Con mi boca entreabierta, subí por su mentón y llegué a sus labios, un movimiento más y lo besaría.

-Detente, por favor.- Me suplicó.

-Pídemelo y lo haré.- Mi pulgar acarició su labio inferior, aquel que estaba desesperado por chupar.

Iván entre abrió sus ojos, pero antes de que pudiera decir algo, alguien entró a los vestidores.

Nos separamos un instante mientras Juan giró su cabeza como si buscara algo.

-¡Iván, te estaba buscando!.- Juan exclamó.- ¿Por qué sigues aquí? Siempre eres el primero en terminar de ducharse.- Frunció sus labios y cuando se enfocó en mí abrió sus ojos y me señaló.- Espera, ¿el pervertido te hizo algo?

-¿Yo soy el pervertido?.- Me señalé el pecho.

-No, el pervertido que está detrás de ti.- Juan rodó los ojos.- ¡Claro que eres tú de quien hablamos!

-Estaba discutiendo algo con el pervertido, pero ya lo solucioné.- Iván me dirigió una mirada tajante que podría cortar hasta al iceberg más pesado.

Probablemente, en este momento, no era su persona favorita.

-Pues, apúrate, debemos preparar todo para la fiesta.

Enseguida la conversación me pareció lo más interesante del mundo.

-¿Qué fiesta?.- Dí un saltito emocionado.

-Una a la que no estás invitado.- Iván me sonrió fingidamente y prácticamente tiró del brazo de Juan arrastrándolo a la salida.

¿No estoy invitado? Eso lo veremos.

Sonriente, saqué mi teléfono e hice una llamada en busca de la fiesta que organizarían los estudiantes de arquitectura esta noche.

No quisiste por las buenas, pues será por las malas.

Boobs || rodrivanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora