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Rodrigo

-No le intereso.

-No digas eso, Tomás.

-Debe ser eso, ¿sino que otra razón habría para que no me conteste mis mensajes por una semana?

Tomás bufó deslizando su dedo por su teléfono una y otra vez. Ni siquiera le prestaba atención a la comida de la cafetería, sólo esperaba que un mensaje de Pedrito apareciera milagrosamente en su pantalla.

-Tal vez está ocupado.- Intenté calmarlo y le arrebaté una papa frita.

-O tal vez le gusta otra persona.

-Pareces muy deprimido para alguien que dijo no quería nada serio.- Sonreí burlón y me crucé de brazos.

Tomás abrió y cerró su boca.

-N-no me gusta, es sólo que me siento rechazado.

-Sí, claro.

-Tú no tienes derecho a refutarme nada cuando babeas por Iván y él no te dice ni buenos días.

-¡Oye, estábamos del desastre que es tu vida amorosa!.- Le arrojé un sobre de mostaza.- ¡No del mío!

-¿Por qué no simplemente te deshaces de él?.- Siguió él.

-Lo dices como si fuera fácil.- Suspiré.- Cuando lo miro sólo.. no puedo evitar querer hacerlo feliz.

Estos últimos días habían sido una tortura. No sabía de dónde había sacado mis habilidades de actor o como aparentaba tanta tranquilidad cuando estaba cerca de Iván, pero reconocía que no podría durar mucho tiempo así.

Los sentimientos que tenía cuando Iván me hablaba o simplemente apretaba mi hombro eran como una dinamita en mi interior que conocía tarde o temprano explotaría.

Mis manos luchaban con mis deseos de acaricar sus pechos y mis labios ansiaban recorrer su cuerpo como ya lo habían hecho.

Pero no, debía contenerme y alejar todos los pensamientos lujuriosos que tenía sobre Iván.

-Estás pensando en él, ¿verdad?.- Tomás levantó una ceja.

Asentí avergonzado.

-Estás perdido, por eso yo jamás...- Tomás saltó en su silla cuando su celular vibró.- ¡Oh, me respondió!

-¿Y qué dice?

Tomás me mostró el mensaje que decía;

Hola

-Lo debes traer loco.- Sonreí en apoyo.

Tomás volvió a su teléfono animadamente mientras yo pensaba en hacer algo para distraerme de Iván y su eminente belleza.

Iván

-Entonces, ¿dices que Rodrigo ya no gusta de ti?.- Pedrito frunció el ceño metiendo ambas manos en sus bolsillos.

-Eso es lo que dice, pero créeme, no soy fácil de superar.- Alardeé lanzando y atrapando mi billetera.

Detenemos nuestros pasos frente a la máquina expendedora ubicada en el fondo del pasillo. La reunión con el entrenador y el segundo capitan, ósea Pedrito, había impedido que siguiera mi rutina normal y almorzado en la cafetería.

-Lo bueno es que ya no hará falta que le coquetees.- Concluyó con una sonrisa.

-Sí, eso creo.- Dije más decepcionado de lo que esperaba.

Pensaba en que ahora ya no tendría más excusas para llamarlo bebé o cariño.

-Entonces, ¿puedo invitarlo a salir?.- Preguntó Pedrito como si tanteara un terreno peligroso.

Al oír eso, mi sentido de la audición se afinó más que nunca y giré mi cabeza como una de esas raras muñecas.

-¿¡Estás bromenado!?.- Exclamé.- ¡Por supuesto que no!

-¿Por qué no?

-Porque el gustaba de mí y no creo que tú seas su tipo.- Soné más despectivo de lo que esperaba y de inmediato me arrepentí.

-¿Porque no soy tan guapo como el gran capitán mojabragas Buhajeruk?.- Adquirió un tono de exageración que me fastidió.

-No es por eso, es sólo que Rodrigo no se fija en cualquiera.- Mentí.

En realidad creía que Rodrigo jodería a cualquier cosa que tuviera un hoyo.

¡Pero yo me negaba a permitirlo!

Si él había follado conmigo no iba a follar con nadie más.

-¿Qué haces?.- Le pregunté a Pedrito al verlo escribir en su teléfono.

Pedrito terminó y me mostró el mensaje que le había enviado a Rodrigo.

¿Películas en tu casa?

-Buen intento, pero no creo que él acepte.

El sonido del teléfono de Pedrito nos interrumpió.

-Dijo que me espera a las ocho.- Pedrito sonrío.

Le quité el teléfono y hundí mis cejas al comprobar que era cierto.

-Podrías conseguirte una chica esta noche y dejarnos solos.- Pedrito continuaba con su actitud traviesa y se fue igual de feliz.

Furioso, saqué las papas fritas de la máquina y luché por abrirlas, pero el proceso se volvió más difícil de lo que imaginé.

¿Qué se creía Rodrigo? ¿Qué podía usar el departamento como un motel barato?

¿A caso no me respetaba? ¿No respetaba el hecho de que le haya entregado mi cuerpo?

¡Joder, él fue el primer hombre al que le dí la libertad de hacerme lo que quisiera!

¡Jamás había confiado tanto en alguien! ¡Y ahora él actuaba como si fuera una basura! No, menos que una basura.

¿Para Rodrigo sólo era un chico más al que se jodió?

Lloré de rabia y las papas fritas cayeron al piso.

¿No le gusté? ¿Pensaba que era inexperto? ¿De verdad ya no le atraía ni un poco? ¿Por qué cuando lo veía seguía sintiendo que la tensión era palpable entre nosotros?

Recordé lo mal que lo traté después de que lo hayamos hecho y pensé que quizás yo no era el único que necesitaba contención en ese momento.

Era tan idiota, me comporté como un idiota con Rodrigo y ahora era muy tarde para cambiarlo.

Boobs || rodrivanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora