[💌] 12

2.1K 199 111
                                    

Iván

-Iván, ¿puedo tocar tus pechos?.- Rodrigo me hizo ojitos de cachorro rodando hacía mi lado de la cama.

-¡Rodrigo, te he dicho que no soy una mujer!.- Grité cruzado de brazos.

Era media noche y Rodrigo seguía fastidiándome, mañana tenía una presentación y apenas había conseguido cerrar mis ojos.

-Sólo serán unos besos.

-¿Acaso no te amamantaron de pequeño?.- Interrogué volteando mi cabeza hacía él.

Rodrigo se encogió de hombros y yo dejando un sonoro suspiro, tomé la orilla de mi camiseta y me la quité por encima de la cabeza.

-Ven aquí.- Me dí por vencido respetando nuestro estúpido trato, sobre el cual ya sentía deseos de mandar al carajo e irme a vivir bajo una parada de autobús.

Permití que colocara su mano alrededor de mi cintura y su cabeza sobre mí pecho. Deslizó su lengua por el mismo y chupó mi pezon derecho.

Jadeé al sentir la suavidad de sus labios y la calidez de su boca, esto hizo que sonriera mientras continuaba con más besos en mi aureola y luego jugaba con la punta ayudado con sus dientes.

Lo veía todo. La forma en que sus labios se cerraban alrededor de los picos y como sus ojos se cerraban, su cabello despeinado sobre su frente y su fuerte brazo sosteniéndome posesivamente.

Rodrigo lo estaba disfrutando y yo pensaba en que...no estaba tan mal.

La saliva llenaba de humedad mi pecho y las marcas que Rodrigo hacía, sus chupones y mordidas, enviaban corrientes placenteras a mi cuerpo.

Sentí mis mejillas calentar cuando la entrepierna ya despierta de Rodrigo chocó contra mi muslo señal de lo excitado que se encontraba, sin embargo, decidí dejar que lo disfrute un poco más.

Rodrigo bajó sus besos a mis abdominales, su lengua marcó cada uno de éstos y llegó al borde de mis pantalones.

Me miró a los ojos y quise fallecer, su mirada era hambrienta, como si estuviera a un segundo de abalanzarse encima de mí y devorarme.

Y eso me ponía.

En un rápido movimiento, Rodrigo bajó mis pantalones junto con mi ropa interior.

-R-rodrigo, ya es tarde, debo...- Balbuceé.

Sin embargo, en el momento en que la mano de Rodrigo encontró mi endurecida erección, mandé todo a la mierda. Sus dedos envolvían por completo mi veribilidad sin ningún esfuerzo y su mano acariciándome allí abajo se sentía tan bien, tan placentero que no pude evitar gemir a un volumen alto.

-Ahora puedo confirmar que eres perfecto.- Rodrigo me susurró al oído, su palma rodeaba mi miembro y su pulgar giraba en círculos sobre la punta hasta hacerme delirar.

-Más..- Relamí mis labios resecos.- Más rápido.

Solía volverme muy dominante durante el sexo por eso siempre buscaba a alguien más bien sumiso que me satisfaciera.

-Como ordenes.- Rodrigo movió su mano de arriba abajo creando una fricción deliciosa.

-Así, así está bien.- Abrí mi boca y cerré mis ojos.

-Te gusta hablar sucio, ¿verdad?.- La voz grave de Rodrigo sólo conseguía calentarme más y más, delibitaba mis oídos.

Era tan sexy que me dolía admitirlo.

Asentí sonriente y lo tomé con fuerza del cabello, el cual se sintió sedoso contra mis dedos justo como lo presentía. Probablemente, nos había escuchado a la chica y a mí decirnos suciedades el otro día.

-Vamos, bebé, sé que te mueres por hacerme venir, por complacerme.- Lo miré a los ojos y luego a sus labios todavía marcados por mis dientes.- Mírate, poniendote cada vez más duro sólo por tocarme, sólo quieres esto ¿no? Mi pene caliente y duro dentro de ti, embistiéndote y haciéndote gritar mi nombre.

Mis palabras parecían funcionar porque los movimientos de la mano de Rodrigo se aceleraban. Él al ver mi estado, la exitación de mi cuerpo en su máximo esplendor, apartó la mirada.

Oh, no, si pensaba que podía jugar a hacerse el inocente estaba equivocado.

Lo sujeté de la parte trasera de su cuello y lo obligué a volver la mirada hacía mí.

-Quiero que me veas mientras me haces venir.- Gruñí.- Y quiero verte mientras chupes tus dedos con mi escencia.

Rodrigo movió su cabeza afirmando y después de unos segundos, me vine sobre mi estómago.

-Mierda.- Apreté mis labios cuando sentí un temblor bajarme de pies a cabeza.

Rodrigo únicamente besaba mi pecho y luego mirándome a los ojos, lamió la punta de sus dedos.

-Aunque tus pechos no me den leche...- Se acercó, su aliento tocando mi mejilla.- , aún puedo obtenerla de aquí.

Sonreí y negué con la cabeza.

Rodrigo repartió besos en mi cuello y uno sonoro en mi mejilla que me pareció hasta tierno. No sé por qué, pero no volví a vestirme y dormí desnudo junto a él.

Lo que sea que estaba haciendo con Rodrigo estaba mal, de eso estaba seguro, pero al mismo tiempo sabía que a una parte de mi cuerpo le gustaba.

Boobs || rodrivanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora