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Rodrigo

-¡Salud!.- Choqué mi vaso con el de Iván.

Iván compartió una gran sonrisa y bebió hasta dejar su trago vacío. Sin esperar que le sirviera, el mismo me arrebató la botella de licor de arroz y se sirvió tanto que el líquido se derramó en el sofá.

-Lo siento.- Se disculpó apenado.

No le dije nada, estaba hipnotizado por la belleza de sus mejillas sonrojadas después de beber dos botellas seguidas de alcohol.

-Alguien está muy feliz después de haber aprobado.

-Me lo merezco.- Se tomó el trago de una vez.

Vaya forma de tomar.

¿Cómo un borracho me podía parecer tan adorable?

Me estiré y tomé un paño de la mesita frente al sofá con el que limpié la tela del mismo, pero era inútil.

-Te compraré uno nuevo, lo prometo.- Dijo en un balbuceo señalando el sofá.

-Creéme ni volviéndote mi esclavo te alcanzaría para pagarme uno de estos, son muy limitados.- Bebí de mi pequeño vaso con tranquilidad.

Iván río por alguna razón inexplicable.

-Limitado, eso me dijo la última chica con la que me enrollé, que mi pene era muy limitado.- Iván continuaba sonriendo de tal manera que las pequeñas arrugas alrededor de sus ojos se acentuaban.- Eso no es bueno, ¿o sí?

También solté una risita sólo porque me gustaba escucharlo reír.

-Bueno, tal vez quiso decir que no encuentras uno así en todos lados.- Intenté animarlo.

Iván negó con la cabeza y yo alcé mis cejas cuando se estiró en el sofá y acomodó su cabeza sobre mis muslos.

¿Desde cuándo su cercanía me ponía tan nervioso?

-¿Tiene sentido que me sienta tan inútil?.- Dejó escapar un suspiro.- Me fui de casa porque mis padres sólo querían verme trabajar en su tienda, pero no valió la pena el sacrificio.
Ahora estoy aquí y todo el mundo sabe que fracasé por querer ser algo más, hasta ellos deben saberlo.

-¿Y yo soy quien se pone melancólico en la madrugada?.- Me burlé y peiné hacia un lado el cabello que cubría su frente.

Mi mano se sentía bendecida de poder tocarlo.

-Perdona.

-Está bien y no eres un inútil, ¿okay?.- Sujeté su barbilla.- Nunca te disculpes por tener sueños, Iván y no te preocupes si los demás no lo entienden, el único que debe entender tu camino eres tú.

-Sabias palabras.- Los ojos de Iván tenían un brillo particular, analicé que tenían más o menos luminosidad dependiendo de la hora del día.

De pronto, sentí sensaciones bonitas en el estómago.

-Lo último lo saqué de una galleta de la fortuna.

-Pues acertaste.- Iván se levantó unos centímetros y apoximó su rostro al mío, aquel arrebato causó más y más revoltijos en mi interior.- Tu corazón está muy acelerado, lo oigo desde aquí.

Boobs || rodrivanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora