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Rodrigo

-Auch, Rodrigo duele.- Iván se quejó por tercera vez.

-Pues soporta, no es mi culpa que hayas tenido la ingeniosa idea de meterte con un ejército de gorilas.

Deslicé el hisopo desinfectando la herida en la mejilla de Iván mientras él hacía muecas adolorido.

-No fue mi culpa, ellos empezaron al molestarte.

-Gracias, pero no necesitaba un héroe y menos uno tan tonto.

-Bueno, al menos le dí a uno.- Se enderezó en el sofá orgulloso.

-Era Juan que intentaba ayudarte.- Reí.

Terminé de guardar el maletín de primeros auxilios que le juré a mamá jamás lo usaría.

Bueno, en ese entonces, no pensaba enamorarme de la peor versión de Rocky.

-Hora de ducharte.- Me levanté del sofá de la sala en el que estábamos sentados y tironeé de su brazo.

-Auch, ten delicadeza con el herido.

-Tienes que ducharte, hueles a sangre y tierra.

-Y yo que pensé que olía a flores.- Iván puso sus ojos en blanco.

-Andando.

-Necesitaré tu ayuda.- Hizo un puchero.- Ni siquiera puedo ponerme de pie, mucho menos sostener un jabón.

-Ajá.- Llevé los brazos a mi cadera.

-Hablo en serio.

Fue mi turno de poner los ojos en blanco y sin otra opción, lo ayudé a ponerse de pie sosteniéndolo de la cintura.

-No tocaré demasiado.- Dije en un intento de calmarlo.

Lo último que deseaba era que pensara que quería aprovecharme de la situación.

-No oirás ni una queja de mi parte.- Sonrió.

Negué con la cabeza y entramos al baño. Dejé a Iván un rato bajo la ducha y cuando pensé que era el momento indicado, limpié los excesos de sangre y tierra con una esponja.

Y al verlo cerrando sus ojos disfrutando de mis manos enjuagando su cabello, sólo pensaba en los estúpidos que éramos.

Iván por haber permitido que lo golpearan y yo por ilusionarme tontamente por el más mínimo detalle de su parte.

Y me dolía porque sabía que mientras tuviera cerca a Iván, jamás lo superaría. Él seguiría sacudiendo a mi corazón sin importar lo que hiciera y yo continuaría con este círculo vicioso de sufrimiento.

Cuando terminé de limpiar la suciedad de Iván, lo ayudé a colocarse una bata y lo guié al sofá donde lo dejé caer con cuidado.

Mis ojos se desviaron a sus hermosos pechos que gracias a la abertura de la bata se veían espectaculares.

No, no, Rodrigo no es el momento.

Boobs || rodrivanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora