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Rodrigo

Llegué al club nocturno y en seguida localicé la mesa en la que se sentaban los deportistas.

-¡Rodrigo!.- Pedrito me brindó una sonrisa donde mostraba sus encías apenas me acerqué a ellos.- Pensé que no vendrías.

Pedrito lucía tierno con una camiseta a rayas acompañada de un conjunto de mezclilla. Siempre admiré a las personas que tenían su estilo propio como yo.

Era normal que me estuviera esperando ya que le había enviado un mensaje preguntándole a donde saldrían esta noche.

-¿Has visto a Iván?

La sonrisa de Pedrito se borró de su rostro.

-Oh, claro, viniste por él.- Relamió sus labios y señaló la pista.- Está allí, succionándole el alma a esa mujer.

Volteé hacía donde señalaba y sí, pude confirmarlo. Iván besaba a una mujer de bonitas curvas, con una mano la tomaba de la cintura y con la otra sostenía un vaso con cerveza.

Limpié el sudor de mis manos y me acerqué a ellos.

-Iván, ¿podemos hablar?.- Le pregunté lo suficientemente alto para que me oyera a través de la música.

Al notar que seguían en su mundo de toqueteos y besos, tomé a Iván del brazo y él se separó de la pelinegra.

-¡¿Qué haces aquí?!.- El rostro de Iván se tiñó de rojo cuando se percató de mi presencia.

Su voz entrecortada evidenciaba el estado de embriaguez en el que se encontraba. Quien sabe cuánto había bebido.

-Sólo quiero disculparme.- Empecé, pero me ahogué con mi saliva sin saber cómo seguir.

-¿Por qué? ¿Por ser un idiota acosador?

-¿Quién es él?.- La chica confundida arrugó sus cejas.

-No interesa.- Masculló y me dirigió una dura expresión.- Lárgate.

-¡No hasta que me escuches!.- Insistí.

-¡Me importa un carajo lo que tiene para decir un marica como tú!.- Iván en un impulso me arrojó su cerveza en el rostro.

La bebida fría impactó contra mi piel y mis ojos ardieron.

-Eres una basura, Carrera.- Iván gruñó.- ¡Eres lo peor que me ha pasado! ¡Te odio!

Mi corazón se hacía pedazos por la brusquedad con la que me hablaba, pero de igual forma intentaba mantenerme fuerte y con la cabeza en alto.

Pedrito, al percatarse de la escena que había llamado la atención de unas cuantas personas, apareció junto a Iván y lo sostuvo de la espalda ya que literalmente estaba tambalenado a un segundo de caerse.

-Lo siento, Rodri.- Pedrito me mostró una sonrisa forzada.- Iván bebió de más, no le hagas caso.

Asentí sin ganas, más concentrado en el ardor de mis ojos y el dolor que asfixiaba mi garganta.

Cuando los amigos se marcharon me quedé en el mismo lugar unos segundos analizándo lo sucedido y recibiendo una mirada apenada de la chica que había sido abandonada por Iván.

-Ten.- Me entregó un paño.

-G-gracias.- Balbuceé y me limpié para luego irme al baño y encerrarme en uno de los cubículos.

Me quité mi camisa floreada mojada y me lamenté porque era una de mis favoritas. Quizás hubiera pensado que la violencia con la que me trató Iván realmente era debido a su embriaguez, sino hubiera sucedido lo siguiente.

-¿Estás loco o qué? ¿Por qué le arrojaste tu cerveza a Rodrigo?.- Reconocí a Pedrito entrando al baño.

-Pedrito, ya no puedo más. Prefiero que me hagas espacio en tu departamento y dormir sobre tu cabeza.- Era Iván, claro que era él.

Asomé mi cabeza con la puerta del cubículo entreabierta y pude ver las figuras de ambos frente al espejo del baño.

-¿Por qué? ¿Qué sucedió?

-¡Todo!.- Iván se sostuvo la cabeza. Se notaba que continuaba muy, muy borracho.- No sólo me dijo que le gustaba, sino que... follamos.

-Ese era el plan después de todo, ¿no?.- Pedrito cuestionó.- Tal vez después de darle lo que quiere, puedas pedirle...

-Que su madre me de una beca, ya sé.- Completó Iván.- ¡Pero no puedo, ¿Okay?! Está todo el día encima de mí y yo sólo... sólo no lo soporto. Quiero mandarlo a la mierda.

-Pues hazlo, pero después de conseguir lo que quieres o nada habrá valido la pena, ¿me oyes?.- Pedrito lo señaló con su índice.

Iván bajó su cabeza y suspiró derrotado.

-Está bien, mañana me disculparé y lo dejaré volver a hacerme esas cosas.- La pena en su voz apuñaló mi débil pecho.

Pedrito abrazó a Iván y lo encaminó fuera del baño mientras yo me deslizaba hasta dejarme caer en el suelo.

Aquella conversación se repitió en mi cabeza una y otra vez. Inevitablemente mi cuerpo tembló debido al llanto que me sacudió y las lágrimas comenzaron a correr sin cesar.

¿En serio no le importaba? ¿Fingió todo este tiempo? ¿La felicidad en sus ojos era sólo ilusión mía?

Apreté mis labios y mi corazón se hundió cada vez más en mi pecho.
Abracé mis piernas y me permití sollozar como un niño pequeño.

Todo lo que había imaginado parecía no tener sentido. El paraíso que tenía a su lado se convirtió en nada más que un sueño, una estúpida fantasía que jamás fue real.

Sin embargo, en medio de ese llanto dejé escapar una risa burlándome de mi mismo pues sabía que el amor era demasiado bueno para que me sucediera a mí. ¿Acaso alguien como yo no tenía derecho a vivir su propia historia de amor?

Sólo quería querer a un chico y que él me quisiera de vuelta.

Limpié las lágrimas de mis mejillas y pensé que tal vez haber oído la verdad fue lo mejor porque ahora era consciente de lo que debía hacer con Iván.

Maratón 3/3.

Boobs || rodrivanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora