[💌] 17

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Iván

Mientras me desvestía, sentía la mirada de Rodrigo quemarme de pies a cabeza y extrañamente me resultó emocionante.

-Eres hermoso, lo sabes, ¿verdad?.- Rodrigo cruzó sus brazos sobre su pecho sin permitirse ni un momento dejar de verme.

Tenía un sentimiento de vulnerabilidad al encontrarme desvestido por completo ante él, pero aparté esos sentimientos y opté por verme poderoso y orgulloso de cómo me veía. Con una sonrisa, la cual sabía que le encantaba ver, guíe a Rodrigo a sentarse.

Rodrigo recorría mi piel y parecía estar a un segundo de abalanzarse sobre mí y morder cada parte de ella.

Principalmente esa zona en particular.

Complaciendo sus deseos, tomé sus manos y le dí la oportunidad de tantear la zona de mi pecho.

-¿Se siente bien?.- Le dije con voz ronca al oído.

Rodrigo asintió, relamió sus labios y beso ambos pechos con sus labios humedecidos.

-Espera, cariño, aún no puedes tocar.

Rodrigo hizo un grandísimo esfuerzo por alejarse y por primera vez reconocí lo mucho que yo le gustaba.

Encendí la ducha y pronto el agua cayó sobre mí, Rodrigo me observaba sentado en la silla que le había indicado con la boca abierta como si estuviera a punto de babear. Ni siquiera hablaba y como le estaba dando la espalda, supuse que lo que me robaba su atención era mi parte trasera.

Con delicadeza, dejé caer shampoo sobre mis palmas y las deslicé por mi mi cabello, luego seguí con mi cuerpo.
Mis manos acariciaban lentamente aquellas zonas que Rodrigo deseaba tocar y lo supe porque se removió en su asiento como un lobo encerrado y hambriento de carne.

-¿Puedes ir más abajo?.- Me pidió con una voz tierna muy fuera de lugar para la situación en la que nos encontrábamos.

-¿Piensas que puedes ducharme mejor que yo?.- Alcé una ceja mientras enjabonaba mis brazos.

-Lo haría, pero no soportaré tenerte tan cerca sin poner mis manos en tus pechos.

-¿Quién te impide tocarlos? Son tuyos después de todo.- La manera en que coqueteaba me sorprendía hasta a mí, pero no porque no lo haya hecho antes, sino porque era la primera vez que lo hacía con un hombre y no me parecía que fuera malo en esto.

Rodrigo cayó en la tentación y se levantó de la silla, en ese momento me percaté del bulto que sobresalía de sus pantalones y tragué en seco arrepintiéndome un poquito de mis seductoras acciones.

Creo que si me pasé.

Rodrigo se despojó de su ropa sin quitarme la mirada de encima lo que me ponía aún más ansioso. Pronto lo tuve junto a mí y luché por mantener mis ojos en su rostro, pero estos traicioneros se desviaron y recorrieron su cuerpo sin ninguna gota de pudor.

Era bellísimo, como una escultura de un Dios Griego en persona.

Las curvas de su cuerpo y su piel bronceada le daban el toque sensual que su rostro perfecto y su voz ya conservaban. No obstante, esos detalles fueron ignorados cuando la viribilidad erecta de Rodrigo se mostraba en todo su esplendor.

Boobs || rodrivanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora