𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟕

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Para resumir un poco el interminable sábado, nadie se ha arrepentido

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Para resumir un poco el interminable sábado, nadie se ha arrepentido. Nuestros padres han aceptado sin preguntar mucho y ya lo hemos cuadrado todo.

El viernes pensé que Elena o Rave se acobardarían, porque es totalmente normal, pero creo que la que más ha tenido en la cabeza la idea de retractarse he sido yo. Tiendo a arrepentirme al último minuto pero nunca me había convertido tan furtivamente en un manojo de nervios como ahora, que me encuentro esperando que Rave llegue a recogerme.

Dentro de unos minutos su coche negro se detiene frente a mí y me indica que suba. Me cuelgo el bolso en el hombro y me siento en el lugar del copiloto, puedo notar a Elena en la parte trasera del coche. Llevo con el atuendo preparado desde el viernes en la madrugada que volví de la salida. Me he puesto un top y una falda blancos y me he recogido el cabello ya que últimamente hace un fuerte viento. Hoy sí que llevo botas planas.

-¿Emocionada?-  Me pregunta Elena alegremente. Rave está concentrado en la carretera.

-No sé, tengo miedo de que se asuste.-  Le respondo siendo muy sincera y directa como siempre.

-¿Asustarse de lo guapísima que vas? Por supuesto.-  Me dice ella con una risita divertida y me saca una sonrisa.

-No es por ser aguafiestas pero, ¿Habéis estudiado para el examen de mañana?-  Pregunta Rave.

-Un poco, no he podido concentrarme con todo lo de Zoe.-  Le respondo tranquilamente. Ahora no estoy preocupada, pero veré cuando llegue la hora del examen.

-Pues yo me lo he leído y punto.-  Nos dice Elena, a ella si que no le preocupa.

Y así continuamos hablando hasta que llegamos. La playa. La playa donde nos conocimos. Todo me resulta como un "Deja Vu" pero esta vez no vengo a ver el mar.

Rave aparca el coche y nos bajamos los tres para que me den apoyo moral. Caminamos hacia la playa y al asomarme no la encuentro, pero algo me dice que está aquí. Decido continuar sola y me despido de mis amigos dejándolos que se vayan de compras.

Decido dar un paseo por la orilla a ver si la diviso por alguna parte. Llevo la caracola en mi bolsillo. Quería hacerme un collar con ella pero no tenía ninguna cadena así que decidí llevármelo en el bolsillo por ahora.

Llevo unos minutos caminando por la orilla cuando oigo unos pasos tenaces y vívidos como si alguien corriera hacia mí. No me da tiempo a voltearme para mirar cuando alguien me abraza por detrás. Es Zoe. Se abalanza a mí como si no me hubiera visto en años y yo me doy la vuelta para abrazarla mejor.

-¿Eres tú?¿Eres real?-  Me pregunta ella muy alegremente y nos vamos separando. Está muy guapa.

-Hola Zoe, he venido de visita.-  Le digo yo sonriendo.

-Te he echado mucho de menos, ¿encontraste la caracola?-  me pregunta con una sonrisita traviesa.

-Sí, casi la meto a la lavadora con el abrigo pero la encontré. Está aquí.-  Le digo y le muestro la caracola de mi bolsillo y ella sonríe ampliamente.

-¿Cuánto tiempo te quedas?¿Cómo has llegado?-  Me pregunta ella y puedo notar que también está hecha un manojo de nervios.

-No sé, me ha traído mi amigo en su coche y se ha ido de compras con mi amiga. Supongo que me avisará cuando terminen.

-Ah, vale, vale. ¿Qué te apetece hacer?¿Quieres ir a por un helado... o a por unos churros...?-  Me pregunta ella tímidamente.

-Unos churros con chocolate estarían bien.-  Le respondo yo y nos vamos a una cafetería caminando.

⋅•⋅⊰∙∘☽༓☾∘∙⊱⋅•⋅

-¿Qué quieres estudiar?-  Me pregunta Zoe mientras come un churro.

-No lo sé aún. Mis padres me presionan bastante con esa decisión.-  Le cuento yo sin querer hacerlo sonar muy dramático.

-¿Padres estrictos?-  Pregunta ella con una mirada comprensiva.

-Sobreprotectores y materialistas.-  Le corrijo yo con una risa sarcástica.  -¿Cómo son los tuyos?

-Ahora vivo sola, pero cuando vivía con mi padre era un buen hombre. Mi madre murió cuando yo era muy pequeña y mi padre casi no tenía tiempo para mí por el gran esfuerzo que hacía trabajando. También tengo un hermano mayor que me crió como pudo.-  Respondió con una sonrisa apenada.

-Que mal, lo siento mucho.-  Le digo mirándola tristemente y tomo un sorbo de mi chocolate caliente.

Pasamos unos minutos charlando hasta que me atrevo a hacer esa pregunta que lleva rondando en mi cabeza secretamente.

-Tú...¿me podrías pasar tu número de teléfono?-  Pregunto tímidamente.

-Claro, dame tu móvil.-  Me dice ella alegremente y yo le entrego mi móvil desbloqueado casi instantáneamente. Ella apunta su número rápidamente y me lo devuelve.

-Escríbeme cuando sea, que pillo un autobús y voy a buscarte.-  me dice con una sonrisa pero su tono es serio. Yo me rio tímidamente.

Cada una paga lo suyo aunque tengo que insistirle durante un rato para que no me invite y nos vamos a caminar por el paseo marítimo.

Caminamos y conversamos durante un tiempo hasta que llega l peor momento, la despedida. Rave aparca y me indica que suba y yo no puedo evitar abrazar a Zoe con fuerza.

-Ey, tranquila. Te voy a estar escribiendo a cada minuto.-  Me dice con un tono de voz suave y yo le doy un dulce pero rápido beso en la mejilla y camino con prisa antes de que ella pueda dar alguna respuesta. Le digo adiós con la mano y le doy una gran sonrisa.

Voy a estar escribiéndole cada que tenga tiempo, pero eso no significa que no esté planeando la próxima escapada. 

FríaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora