𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟐

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Al terminar la jornada salgo con Alba a tomar un café

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Al terminar la jornada salgo con Alba a tomar un café. Alba es una compañera de trabajo en la misma oficina que yo y se ha vuelto de mi confianza. Conduzco mi Opel Adam blanco hasta nuestra cafetería favorita y al aparcarlo me quedo anonadada. ¡Un maldito Ferrari SP-8 aparcado en la puerta! ¡Ese coche cuesta casi 300.000 euros!

-¿Estás viendo lo mismo que yo?- Murmura Alba.

-Efectivamente.

-¿El dueño de verdad está adentro?

-Eso parece...

Las dos salimos a correr hacia el café como locas. Al entrar tomamos mesa y pedimos. Mi mirada se detiene en cada una de las personas de la cafetería buscando al dueño del coche. Y la veo.

Una cabellera rubia platina muy sedosa adornada con una diadema de aguamarinas muy parecida a mi collar. Pero no conozco a esa chica... Y no consigo verla ya que está de espaldas a mí... Pero me fijo en su cintura, y inevitablemente en su culo. Yo he repasado esa delgada y esbelta figura con mis manos muchas veces... Pero no era rubia sedosa...

Tengo una idea.

-Voy al baño.- Le digo a Alba y me levanto corriendo para pasar delante de ella. Mierda, tiene la cabeza agachada y su IPhone le tapa el rostro. Me dirijo al baño de todas formas.

Cuando vuelvo la mujer sigue igual, como si se escondiese. Y al ver a Alba la noto especialmente feliz. Qué extraño...

-Hey, ¿te has presentado ya para el trabajo en el crucero?- Me pregunta ella.

No es fácil para una bióloga marina encontrar un buen barco que se preste a dejarla hacer sus investigaciones, ya que la mayoría de barcos del trabajo están ocupados y tenemos que quedarnos en la oficina haciendo papeleo. Esta es una gran oportunidad ya que una lujosa marca de cruceros ha prestado algunos puestos en ellos para nosotros. Solo los mejores entrarán.

-Miles de veces. Y he rezado por ello.- Respondo yo.

-He oído que el dueño de la empresa esa de cruceros está aquí algunas semanas por trabajo. Deberíamos buscarle y hacerle la pelota.- Me dice ella.

-¿Pero sabes si quiera quién es? No nos podemos camelar a alguien que no conocemos.

-Claro que sí. ¡Tú improvisa! Vienes de ese mundo, seguro que te sabes entender con ese hombre.

-Yo ya no pertenezco a ese mundo, no creo que sirva de mucho. ¿Estás segura de que es hombre?

-No lo sé, la mayoría lo son aunque si fuese una mujer nos entenderíamos mejor. Todos sabemos lo que es un bolso Hermes.

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Al terminar el café vamos a pagar.

-Pago yo que fue idea mía venir.- Digo yo sacando la tarjeta.

-No, no, guárdala. Hoy me ha ido bien.- Dice Alba y saca de su monedero un billete de 200 euros. Inclino la cabeza hacia el monedero y veo muchos más billetes de 200 euros. Creo contar mil euros, más o menos. Ella nunca saldría con tanto dinero y además no lo traía de antes. Toda esta aparición extraña de dinero y cosas lujosas a mi alrededor resulta cada vez más desconcertante. Me callo y decido pensarlo todo después.

Al salir noto de refilón como la cabellera rubia de la mujer se mueve hacia mí. Como si se voltease a mirarme. Pero no llego a ver su rostro antes de salir.

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