𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟏𝟕

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                                                                                                 /𝘡𝘰𝘦/

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                                                                                                 /𝘡𝘰𝘦/

Me despierto a las 5 de la mañana para comenzar mi trabajo de 12 horas. Ahora, en pleno febrero, no hay mucho que pescar por lo que trabajo menos. Eso me deja tiempo libre para ayudar a mi padre y a mi hermano en el bar.

Me dirijo hacia el puerto y saludo a mis compañeros de trabajo. Son todos hombres, de más de 30 años, pero fuertes para cargar con todas las cajas pesadas de pescado.

-¿Cómo estás hoy, Paco?-  Le pregunto al más mayor de mis hombres. Tiene 61 años y aún así ama su trabajo aunque le paguen una miseria. Ojalá pudiese decir lo mismo de mi.

-Como siempre, hija. Listo para las faenas de siempre.-  Me responde el hombre.

-Yo estoy encabronado, no pude pasar Navidad con mi mujer y mis hijos y ahora también me voy a perder San Valentín.-  Dice Antonio tras nosotros. San Valentín... Eso me hace pensar en Cora... no hemos hablado. Estoy deseando hacerlo pero no soy yo la que tiene que tomar la iniciativa. Al final solo me hice falsas ilusiones, no le gusto.

-Los cojones. Yo San Valentín no me lo pierdo ni muerto que es mi aniversario con mi mujer. Si no se enfada.-  Salta Curro también. Escucharlos hablar de sus matrimonios y aniversarios me pone mala. Me recuerda a ella. Todo me recuerda a ella. No puedo ni pisar la playa sin que me den ganas de llorar.

-Dejaos de gilipolleces y poneos a revisar las redes. Como se nos escape algún pez por vuestra culpa no daré media vuelta al barco.-  Les respondo malhumorada mientras me dirijo a la cabina.

-Uy... Esta viene con el corazón malherido...¿Dónde has estado este finde que te ha puesto así?-  Pregunta Paco.

-En casa de una amiga. Y aquí no hay ningún corazón malherido, gracioso.-  Respondo yo de mala gana.

-¿En casa de una amiga o de una "amiga"?-  Insiste él. No estoy de humor y él lo nota.

-¿Ves? Te dije que esta al final salía bollera.-  bromea Antonio y veo como otro hombre le da un billete de cinco euros.

¡Esos cabrones apostaron cinco euros a que era lesbiana! 

-¿Qué te dijo para hacerte sentir tan mal?-  Me pregunta Paco preocupado.

-Que tenía novio... y que estaba confundida.-  Respondo yo apoyándome en el timón mientras observo la mar.

-A ver, aquí pueden pasar dos cosas: 1, que te haya mentido con lo del novio y no le gustes ni en pintura o 2, que realmente tenga novio. Pero, oye, si tiene novio le gustas, porque si no no hubiera añadido el "estoy confundida" detrás.

-¿Y tú cómo sabes tanto?

-Más sabe el diablo por viejo que por diablo. Ahora ponte a navegar que no comemos.

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Al llegar del trabajo y darme una ducha por el intenso olor a pescado voy al bar a ayudar a mi padre y mi hermano.

Al entrar saludo a mi padre con un abrazo y a mi hermano con una palmadita en la espalda.

-¿Cómo trabaja Bromo?¿Te ayuda?-   Le pregunto a mi padre. Desde que murió mamá se siente más solo, así que mi hermano mayor, Bromo, le ayuda y le da compañía. Ella murió hace 5 años. Cuando yo tenía 15 y Bromo 18.

No fue fácil...

Unos minutos más tarde el bar se comienza a llenar. Yo estoy en la barra con las bebidas cuando Beatriz se me acerca. Es una chica con la que me acosté hace unas semanas. Antes de conocer a Cora... La he estado evitando.

-¿A qué hora sales?-  Me pregunta con una sonrisa coqueta. La miro con frialdad.

-Acabo de llegar

-No me importa esperar

-A ver, Beatriz, lo nuestro fue una noche y punto.-  Decido ir directa al grano. Odio hacerme la tonta.

-No dijiste lo mismo aquella vez. Te gustó.-  Insiste ella. Ya empieza a cansar...

-He cambiado de opinión.

-Venga... No pasará nada por una noche.

-He dicho que no.

-Te has echado novia,  ¿es eso?

-No te incumbe.-  Se nota a leguas que lo que sea que tenga no va bien.

-Te has enamorado de una hetero...Es eso...-  Murmura ella y aunque me quede callada mi expresión lo dice todo. ¿Para qué mentir?

-Seguro que es una pija falsa de las que tanto te gustan. Una mosquita muerta.-  Ahora si que no...

-Vete a la mierda, Beatriz. Como abras la boca una sola vez más vas a probar un buen puñetazo marinero.-  Le digo yo y ella simplemente levanta las manos en señal de rendición y se marcha.

Me paso toda la tarde ayudando a mi padre en el bar hasta que cerramos y me paso por la casa de mi hermano y de mi padre a ver a Firulais, o como lo llamamos nosotros, Firu.

Es un perrito de estatura media, blanco y con ricitos. Me encanta pasar a jugar con él y a veces incluso le cuento mis problemas. Aporta más que cualquier otro ser humano.

Al final del día vuelvo a mi pequeña casa y me acuesto en mi cama a escuchar música mientras pienso en Cora. Ojalá me hable pronto.

FríaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora