16 - Un día para faltar pt 2

817 142 34
                                    

Jimin observó a su alrededor. No sabía en qué momento habían llegado a ese lugar. Había estado tan distraído con Jungkook que ni cuenta se había dado de lo fea que se había puesto la zona. Y ni siquiera era por las casas en terrible estado mostrando la pobreza que había, era por las miradas amenazantes de los que estaban por ahí. 

Lo miraban como si fuera carne fresca. Hombres grandes y jóvenes en las calles, haciendo nada, fumando, drogándose. perdiendo el tiempo, pensando probablemente a quién molestar a continuación. Y Jimin tenía todos las chances de ser el siguiente.

A Jungkook, sin embargo, no lo veían así. Quizás porque lo conocían. Quizás solo porque él caminaba con seguridad y no como un cachorrito asustado como él.

Fuese como fuese, Jimin se aseguró de tener bien guardado su celular y de permanecer cerca de Jungkook.

Así que su alumno vivía por aquí. No podía entenderlo. De hecho no podía entender cómo cualquier persona podría vivir en ese lugar con tanta gente aterradora rondando.  

— ¿Alguna vez habías venido a casa de Jay? — quiso saber.

— No, solo he pasado en frente. Y las veces que su madre me ha visto en la calle me ignora. No es una señora muy agradable. Sabe que se la tengo jurada a su retoño.

— ¿En serio? 

— Sí, como ves no eres el único con problemas con los padres de los alumnos. Muchos me detestan porque no le doy el gusto a sus hijos caprichosos. 

— Siendo así…¿es buena idea que estemos aquí? — dudó el rubio. Sentía que el ambiente a su alrededor se ponía más y más tenso. 

— No te preocupes. Yo te dije que te cuido. 

— Sí, pero…

— ¿Quieres conocer a tus alumnos o no? Porque más cerca que esto no vas a estar. 

— Supongo...

— Mira, esa es su casa — Jungkook se detuvo frente a una pequeña vivienda en una esquina, muy venida abajo y sucia. Había bolsas de basura rota acumuladas en la entrada que parecían tener días allí y la humedad en las paredes ya las había vuelto de color negro. La fachada no era nada acogedora.  —  Seguramente la señora esté trabajando ahora. No hay nadie. — continuó diciendo el pelinegro. — Por lo que tengo entendido se va todo el día y vuelve muy tarde en la noche. Así que Jay está aquí el resto de la tarde solo o haciendo quién sabe qué con quién. Nada bueno, me imagino.

— Diablos, esto es horrible — Jimin sintió pena por el niño una vez más. No le parecía raro que creciendo en un lugar así de abandonado, solo, sin la guía de unos padres presentes, terminara juntándose con las personas equivocadas, y teniendo el carácter que tenía. 

No se imaginaba algo mucho más diferente con el resto de los estudiantes.

No era su culpa haber nacido allí. 

— Quizás…pueda intentar hablar yo con su madre. Pueda dejarle una nota o algo para que me llame y hablar de su hijo — se le ocurrió aunque su compañera Jihyo ya le había advertido que eso no servía.

— No creo que le interese. Nunca lo ha hecho. 

—  A alguien le tiene que importar este niño, por Dios —  exclamó molesto Jimin.

— A su hermano en el servicio militar. Pero no va a poder hacer mucho tampoco estando allá. No hay nadie más.

— ¡Sí, yo! — declaró entonces. — Al diablo con todos, estoy yo, a mí me importa. A ti te importa, ¿verdad?

La teoría del amor - KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora