02

81 12 0
                                    

【𝑳𝒂 𝒅𝒆𝒔𝒂𝒑𝒂𝒓𝒊𝒄𝒊ó𝒏】

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

【𝑳𝒂 𝒅𝒆𝒔𝒂𝒑𝒂𝒓𝒊𝒄𝒊ó𝒏】

🔸⚜️🔸

La mansión Havisham era monumental, con más de doce habitaciones, una cocina gigantesca y una biblioteca que no le pedía nada al Maughan Library; la casa estaba teñida de blanco por fuera con hermosos ventanales a los lados y enormes pilares adornando el frente.

Frente que ahora estaba rodeado de carruajes de la policía. Había hombres recorriendo toda la casa, batiendo cada cajón, cada gabinete, cada rincón y cada espacio dentro de la misma.

Un hombre uniformado me había puesto una silla a mitad de la estancia y todos me veían con detenimiento al pasar junto a mí. Yo parecía ser el punto focal de esa casa.

Movía mis piernas sin cesar mientras me invadían unas ganas enormes de morderme la uña del dedo pulgar de la mano, pero reprimía mis impulsos para no levantar sospechas.

Frente a mí estaba el enorme cuadro encima de la chimenea del señor Connor Havisham con su característica mirada penetrante parecía reprocharme el estar ahí, siguiéndole la corriente a su sobrino.

El ruido de un noveno landó al frente de la casa hizo que todos se movilizaran más rápido y comenzaran a murmurar entre ellos. Eso me tensó más.

Escuché los escalones de la entrada crujir, acompañados de unas pisadas seguras y por la puerta, entró un hombre alto con una fina gabardina negra, una boina desgastada junto con unos lustrosos guantes de piel.

—Señorita Walker — Extendió su mano y yo respondí al saludo. Cuando se quitó la boina noté que su cabello era oscuro, corto y pulcramente peinado—. Soy el detective Jack Wood y llevaré el caso del señor Arthur Havisham—habló con bastante formalidad.

—Correcto —asentí, nerviosa.

Tomó una de las sillas para ponerla frente a mí, mientras otro hombre se apresuró a quitarle la gabardina y colocar una pequeña mesita al lado de él antes de que se sentara.

—La nota que me envió esta mañana me alarmó bastante y vine en cuanto pude —explicó.

—Se lo agradezco —musité.

—De acuerdo... ¿Cuándo ocurrió todo? —sacó una libreta de notas con forro de cuero envinado y una pluma de tinta.

—Anoche.

—¿Esa fue la última vez que usted lo vio? —me miró con detenimiento y note que sus ojos eran castaños, penetrantes y, sobre todo, curiosos.

—Sí, señor Wood —murmuré.

Levantó la vista de sus notas y me sonrió.

—Llámeme Jack, no necesita formalidades conmigo. Sé que todo esto ya la tiene muy tensa como para que se preocupe por la forma correcta de llamarme.

𝓠𝓾𝓮𝓻𝓲𝓭𝓪 𝓙𝓸𝓪𝓷𝓷𝓮 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora