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【 𝑱𝒐𝒂𝒏𝒏𝒆 𝑯𝒂𝒗𝒊𝒔𝒉𝒂𝒎 】

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【 𝑱𝒐𝒂𝒏𝒏𝒆 𝑯𝒂𝒗𝒊𝒔𝒉𝒂𝒎 】

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Levantarme muy temprano era algo que no se me daba muy bien, sin embargo, estaba acostumbrada a ello puesto que el trabajo así me lo demandaba.

Particularmente ese día tuve que levantarme más temprano para poder hacer una limpieza general en la habitación donde dormía mi abuela.

Mis planes iniciales eran pasar el día a su lado, pero Jack Wood me había sentenciado con que me visitaría para seguir con el caso de Arthur y no había manera de zafarse de ello.

—¿Qué desea desayunar? —pregunté a mi abuela.

La mujer sonrió aún sin mirarme mientras ponía la tetera al fuego. Su cabello canoso, perfectamente sujetado en una trenza siempre se veía hermoso en contraste con su piel olivada al igual que la mía. Ella era delgada y pequeña, pero su complexión no le impedía hacer todas las actividades del hogar, aunque a mí me encantaba cocinar para ella cada vez que la visitaba.

—Horneé algunos panes antes de que llegaras, hija —anunció al tomarme de las manos.

—Le ayudaré a preparar algo más para acompañar esos ricos panes —le sonreí y uní mi frente con la de ella en un gesto completamente maternal—. Debemos hacer comida suficiente porque el señor Wood vendrá a desayunar con nosotras.

—Se me olvida que el señor Havisham está desaparecido —rodeó los ojos con sorna, puesto que estaba al tanto de la mentira —Si yo fuera tú, no podría seguirle el juego. Es una completa estupidez.

—¡Abuela, no diga esas cosas! —ambas nos echamos a reír—. Si le sigo la corriente a Arthur es solo porque me pagará muy bien por eso —volví a tomar sus manos—. Tendré dinero suficiente para hacer algo lindo en navidad.

—Aun así —negó con la cabeza—. Tienes que ir de un lado a otro respondiendo preguntas o recibiendo al tal Jack Wood en tu propia casa —se acercó a mí y susurró muy bajito—. ¿No te has enfadado de ese hombre? —arrugó la nariz con gracia.

—Un poco —le susurré también.

Antes de poder seguirme quejando de aquel hombre, tocó la puerta.

Me apresuré a abrir antes que la abuela y él me recibió con una enorme sonrisa.

—¡Buen día, señorita Walker! Traje el desayuno —exclamó, levantando frente a mi rostro una canasta que cargaba en sus manos.

—No tenía por qué molestarse —le sonreí antes de tomar el canasto.

—¡Buenos días, joven! —intervino mi abuela al llegar hasta nosotros. Me moví de la puerta y le di paso a Jack para que entrara a la casa.

—¡Buen día, madame! —tomó con delicadeza la mano de mi abuela y la besó—. Soy Jack Wood, estoy ayudando a la señorita Joanne a resolver el caso de la desaparición del joven Arthur Havisham.

𝓠𝓾𝓮𝓻𝓲𝓭𝓪 𝓙𝓸𝓪𝓷𝓷𝓮 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora