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【𝑪𝒐𝒏𝒔𝒆𝒋𝒐𝒔 𝒅𝒆 𝒍𝒂 𝒂𝒃𝒖𝒆𝒍𝒂】

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【𝑪𝒐𝒏𝒔𝒆𝒋𝒐𝒔 𝒅𝒆 𝒍𝒂 𝒂𝒃𝒖𝒆𝒍𝒂】

🔸⚜️🔸

Arthur se había quedado dormido sobre mi cama después de nuestra extensa charla y pasé un buen rato solo observando cómo subía y bajaba su abdomen con su respiración.

Tenía un terror inmenso de que Arthur volviera a atentar contra su vida y que yo no estuviera ahí para ayudarlo, aunque también sentía que debía hablar con la abuela para contarle muchas cosas que yo necesitaba sacar de mi pecho y que ella debía saber.

Dudé mucho si dejarlo solo o no, pero al final lo hice.

Caminé por las calles de Londres sin percatarme de cuánto había recorrido ni en dónde estaba. Era algo que se me estaba haciendo costumbre.

Con ese mal semblante cruce la puerta de la habitación donde vivía la abuela y ella lo notó al instante.

—Hija ¿Qué pasa? ¿Dónde habías estado?

—Estuve ocupada haciendo algunas cosas.

Cosas que no pensaba detallarle...

—¿Qué ocurre? —preguntó con aún más seriedad.

Ella era una mujer sensata e inteligente. No ocupaba mucho para saber que me estaba desmoronando por dentro.

Me senté en la mesa del comedor y empecé a sacar, junto con mis lágrimas, todo lo que había sucedido. Le conté a detalle lo que Jack había descubierto y la forma en la que Arthur se quebró al enterarse.

También le conté del Bal Masqué... Le dije cómo fue que Arthur me confesó su amor y que yo, finalmente, reconocí que lo amaba.

Ella se quedó en silencio, haciendo un piqueteo con sus dedos sobre la mesa y moviendo sus ojos de lado a lado, tal cual como si estuviese leyendo algo que yo no podía ver.

—Si no me dice algo, voy a colapsar nuevamente —murmuré—. ¿Está molesta porque Arthur y yo nos confesamos nuestro amor? —sentí como me hice pequeña en mi silla.

—No —respondió al instante—. Estoy feliz por ello —suspiró profundamente—. Hija, todos sabíamos que se amaban, los únicos que no lo sabían eran ustedes dos —se encogió de hombros. Yo agaché la mirada con un poco de vergüenza.

—¿Entonces? —balbuceé.

—Es lo que yo te pregunto —recargó su cuerpo en la mesa y me miró— ¿Entonces qué piensas hacer?

—¿Con respecto a qué?

—¡A todo! —sonrió—. Sabes que él te ama y tú lo amas también ¿Qué piensas al respecto?

—Abuela, si le soy sincera, lo que más me preocupa en estos momentos es el hecho de que Arthur esté tan mal emocionalmente. Me reprocho a mí misma por haberlo dejado solo en estos momentos. Usted sabe que ya intentó acabar con su vida algunas veces y ahora tiene más que razones suficientes para intentarlo de nuevo.

—Te voy a dar un consejo para que solucionen ambos problemas —acercó su rostro a mí lo más que la mesa de por medio se lo permitió y susurró—: escápense juntos a un lugar lejos de aquí.

Abrí los ojos en grande y dejé de respirar un instante.

El mismo consejo que Katy me había dado...

—Abuela no puedo hacer eso —negué con la cabeza—. Él y yo no estamos casados, no podemos andar por ahí como si lo estuviéramos.

—¿A quién carajos le importa eso? —hizo un ademán con la mano y arrugó la nariz.

Le habría respondido que a mí me importaba, pero no podía hacerlo después de que permití que despertáramos juntos esa mañana.

—Escúchame bien, Joanne —me señaló con el dedo. Sabía que la cosa iba en serio cuando me llamaba por mi nombre—. La vida es demasiado corta como para no disfrutarla. Lo único que tienes seguro es que vas a morir, así que tú decides qué hacer con tu tiempo antes de que eso ocurra —se puso de pie y camino hasta donde yo estaba para tomarme de los hombros—. Eres joven, tienes el mundo a tus pies y a tu lado a un hombre que daría su vida por ti. Váyanse de Londres, ayúdalo a él a salir de su crisis y refuercen ese amor que tanto se negaron a aceptar. Cuando vuelvan, yo estaré aquí para darles mi bendición y unirlos en sagrado matrimonio.

Sentí un nudo en la garganta.

Yo sabía que contaba con su apoyo para todo, pero no sabía hasta donde podía llegar, así que me puse de pie y le di un fuerte abrazo.

Su forma de acariciar mi espalda me dio el consuelo y el aliento que tanto buscaba.

—¿En verdad me permitiría hacer todo eso? —pregunté aún incrédula.

—¡Por supuesto, hija! —sonrió y puso sus manos a los lados de mi mandíbula—. Yo solo quiero que seas feliz. Tu madre pasó por lo mismo, tardó años en aceptar el amor de tu padre. Cuando finalmente lo hizo y decidió formar una hermosa familia con él, todo se apagó —agachó la mirada—. Todos tenemos destinado nuestro día final y sé que ese era el último para tus padres, pero pudieron haber vivido muchas cosas antes de ello. No quiero que les suceda lo mismo, además, quiero verlos formar un hogar y una bella familia. No quiero partir de ese mundo sin que mis ojos lo vean.

Y los míos se inundaron de lágrimas, que no me explicaba cómo seguían saliendo después de tanto llanto.

La tomé del rostro y le besé la frente de manera suave.

—Le prometo que así será —sonreí sutilmente.

—Entonces ve —me susurró nuevamente—. No lo dejes solo, dile que lo amas y que estás dispuesta a dejar Londres un tiempo para que pueda sanar sus heridas y que ambos puedan reforzar el amor que se tienen —me dio unas palmadas en la espalda.

Yo miré la puerta y a mi abuela simultáneamente.

Nuevamente no sabía qué hacer.

Quería salir corriendo a comprar unos boletos de tren en ese mismo instante para Arthur y para mí al lugar más alejado de Londres. Pero también quería quedarme con mi abuela, pasar los días enteros con ella y reír hasta que el estómago nos doliera como cuando era pequeña.

—¡Anda! ¡Ve con él! —me giró en dirección de la salida y volvió a palmear mi espalda— Ve con tu hombre y dile todo eso que te acabo de decir.

La miré un instante y la desesperación se apoderó de ella.

—La vida no espera, hija. Se les va a escapar de las manos y no habrán hecho nada. La vida se va en un suspiro, es demasiado corta como para perder el tiempo con cosas insignificantes —me sacó, casi a empujones de su casa de la manera más divertida que pudo y una vez que estuve de pie en la calle frente a su casa le regalé una enorme sonrisa.

—Gracias, abuela —dije, antes de echarme a correr de regreso con Arthur.

—Gracias, abuela —dije, antes de echarme a correr de regreso con Arthur

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𝓠𝓾𝓮𝓻𝓲𝓭𝓪 𝓙𝓸𝓪𝓷𝓷𝓮 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora