Cuando Isaac me dijo que quería salir a cenar, una mezcla de emoción y nerviosismo recorrió mi cuerpo. Así que, mientras me preparaba, me senté en mi habitación y comencé a buscar entre mi armario.
Primero, abrí las puertas y observé mis prendas. Un vestido negro que siempre me había hecho sentir elegante llamó mi atención, pero no era la opción que deseaba. Finalmente, opté por un vestido azul claro que caía suavemente hasta mis rodillas. La tela era ligera y fluida. Al ponérmelo, sentí que me llenaba de confianza. Combiné el vestido con unos zapatos blancos de tacón que no usaba a menudo, y al mirarme en el espejo, me di cuenta de que había hecho la elección correcta.
Mientras me maquillaba, pensé en cómo me había sentido cada vez que estaba con Isaac. Era fácil hablar con él, reír juntos y disfrutar de esos momentos simples.
Después de un toque de lápiz labial y un poco de perfume, me recogí el cabello en un suave moño. Decidí dejar un par de mechones sueltos alrededor de mi rostro; siempre había pensado que le daba un toque más desenfadado y natural.
Al mirar mi reflejo, sonreí. Sentía que estaba lista para la noche. Me puse una chaqueta ligera, no fuera a ser que el aire fresco me sorprendiera, y, antes de salir, eché un último vistazo al espejo.
Cuando escuché el timbre de la puerta, mi corazón dio un pequeño salto. Era él. Me aseguré de dar una última revisión a mi aspecto en el espejo antes de abrir la puerta. Al hacerlo, me encontré con Isaac, su sonrisa brillante iluminando su rostro. Llevaba una camisa de color claro que realzaba sus ojos y un toque de informalidad que lo hacía aún más encantador.
—¡Hola! Estás increíble. —dijo, y sentí que un rubor se extendía por mis mejillas.
—Gracias, tú también te ves genial. —respondí, tratando de ocultar mi nerviosismo.
—¿Listo para la aventura de la noche?. —preguntó con una chispa de emoción en sus ojos.
—Sí, solo espero que tus habilidades de conducción sean mejores que las mías. —bromeé al ver que los walter si le habían prestado el coche, y ambos nos reímos.
Con una ligera mezcla de nervios y entusiasmo, me dirigí al coche, Isaac abrió la puerta del pasajero y me ayudó a acomodarme en el asiento, un gesto que me hizo sentir especial. Luego, él tomó el volante, y mientras se ajustaba en el asiento, no pude evitar notar cómo su presencia llenaba el espacio de una manera cálida y familiar.
Mientras conducía, la conversación fluyó fácilmente entre nosotros. Hablamos de nuestros días, de pequeñas anécdotas, y cada risa compartida hacía que la atmósfera en el coche se volviera aún más especial. Pasamos por caminos familiares, pero la emoción de lo que estaba por venir les daba un brillo nuevo.
Finalmente, llegamos al restaurante. Cuando salió del coche y vino a abrirme la puerta, su gesto me hizo sentir como si estuviera viviendo un cuento de hadas.
—¿Lista para la cena? —me preguntó, extendiendo su mano.
—Listísima. —respondí, y tomé su mano, sintiendo una corriente de energía entre nosotros.
El restaurante, tenía luces tenues que parpadeaban suavemente, creando una atmósfera acogedora y romántica. Al cruzar la puerta, fui recibida por el aroma embriagador de especias y platos recién preparados. Las paredes estaban adornadas con fotografías en blanco y negro de momentos históricos, y la suave música de fondo complementaba la calidez del lugar.
Isaac me llevó a un área más privada del restaurante, donde había apartado un pequeño cuarto decorado con gusto. Las paredes estaban cubiertas con paneles de madera oscura, y una luz suave provenía de unas lámparas colgantes que creaban un ambiente íntimo. En el centro, había una mesa elegantemente vestida con un mantel blanco y velas encendidas que danzaban suavemente con el movimiento del aire.
—Wow, esto es hermoso. —dije, sorprendida por la atención al detalle.
Isaac sonrió, satisfecho con su elección.
—Quería que tuviéramos un espacio solo para nosotros, donde pudiéramos hablar y disfrutar sin distracciones. Espero que te guste, después de todo arriesgué mi cabeza por apartar un lugar aquí. —solté una pequeña risa por su comentario.
La mesa estaba decorada con un pequeño centro de flores frescas, y las sillas eran cómodas. Al mirar a mi alrededor, noté que las paredes estaban adornadas con espejos que reflejaban la luz, añadiendo una sensación de amplitud al ambiente acogedor.
—Me encanta. —respondí.
Isaac se sentó frente a mí, y el camarero llegó rápidamente con el menú. Mientras revisábamos las opciones, no podía dejar de pensar en lo cuidadoso que había sido al planear esta cena. Cada detalle, desde la elección del restaurante hasta la reserva de este espacio especial.
Isaac me miró con esos ojos profundos, que siempre parecían entenderme de una manera que pocos podían. Había un destello en su mirada, una mezcla de nerviosismo y determinación que me hizo detenerme. Su corazón latía con fuerza, y yo podía sentirlo, como si el eco de sus emociones resonara en mi pecho.
—Quiero hablar contigo de algo importante. —comenzó, su voz un susurro que apenas atravesó el murmullo de las hojas. Me miró fijamente, y en su expresión había una vulnerabilidad que me dejó sin aliento. Asentí. —He estado pensando en nosotros, en todo lo que hemos compartido. Para mí, no son solo recuerdos; son la base de algo que ha crecido entre nosotros. He estado buscando el momento perfecto para decirlo pero me he dado cuenta que cualquier momento a tu lado es perfecto para ello, porque todos son increíbles.
Me quedé en silencio, sintiendo cómo su sinceridad envolvía el aire a nuestro alrededor. Isaac continuó,
—Lo que siento por ti está más que claro, quiero suponer. —Ambos reímos. —Eres la persona con la que quiero compartir mis días, mis sueños, incluso mis temores. Cuando estoy contigo, todo parece encajar. No hay nadie más en este mundo que desee tener a mi lado. —Isaac suspiró, y tomó mi mano. — Por eso, quiero pedirte algo, ¿puedo ser tu novio? —Antes de que pudiera responder él se aclaro la garganta y siguió. —Sé que esto es un gran paso, y no quiero apresurarte. Solo quiero que sepas cuánto significas para mí. Cada día me doy cuenta de que no puedo imaginar mi vida sin ti.
Isaac se inclinó un poco más cerca, su aliento tibio acariciando mi rostro. —Así que, ¿qué dices? ¿Te gustaría ser mi novia?
—¿Piensas que diré que no?
—Espero que no lo hagas. —Ambos reímos.
—Claro que quiero ser tu novia, he estado esperando este día desde que nos besamos aquel día fuera de tu casa. —Isaac se inclinó hacia mí, sus ojos fijos en los míos. Había una intensidad en su mirada que me hizo contener la respiración.
Isaac se acercó un poco más, y el mundo a nuestro alrededor se desvaneció. No había más ruido, solo el suave latido de nuestros corazones y la electricidad en el aire. En un gesto delicado, él levantó su mano y acarició mi mejilla, sus dedos suaves y seguros.
—¿Puedo...? —preguntó, su voz temblando apenas, pero la pregunta quedó suspendida en el aire, como si ya supiera la respuesta.
Asentí, sintiéndome completamente atrapada en ese momento. Isaac se inclinó un poco más, y cuando nuestros labios finalmente se encontraron, fue como si el tiempo se detuviera.
Mis ojos se cerraron, y me perdí en la calidez de su beso. Sentí que una oleada de felicidad me invadía, ahora finalmente nos estábamos besando como una pareja.
Cuando finalmente nos separamos, aún permanecimos cerca, nuestras frentes tocándose, las sonrisas iluminando nuestros rostros. No hacía falta decir nada; ese momento compartido lo decía todo.

ESTÁS LEYENDO
Karma | Isaac García
Fanfiction"Yo lo llamo karma, pero puedes verlo como venganza" Isaac tiene un objetivo y es buscar venganza. Hubo un verano en el que tuvo una relación con la chica de la que tanto tiempo había estado enamorado, pero eso terminó mal. Al principio se relaciona...