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—¿Qué pasa con todo esto? ¿Nos hemos convertido en un almacén? —Dije viendo las grandes bolsas y envases encima de la barra de la cocina. Mi mamá sonrió y negó con la cabeza.

—Ayudaré a tu tía Ashley a hacer tartas para vender en la feria, iré después del almuerzo.

—¿Tantas?

—Se venden muy bien, tu tía hace las mejores tartas de todo el país.

—Como digas. —Me senté y tomé una manzana, tenía algo de hambre, cuando mamá desocupara el lugar me prepararía algo de comer.

Jonas abrió de golpe la puerta del patio trasero que daba a la cocina, y eso provocó que me sobresaltara.

—¿Quieres dejar de ser tan ruidoso? Son las 8:00 de la mañana. —Dije con molestia.

—Lo siento hermanita. —Contestó con una falsa sonrisa en la cara.—¿Vieron a James?

—Fue por una sudadera o algo así. —Le respondió mamá.

—Iremos al último partido de la temporada, h después iremos a una fiesta ¿vienes? —Negué con la cabeza mientras le daba una mordida a mi manzana.

—Tengo mejores cosas que hacer. —Le respondí.

—¿Saldrás con ese chico? —Al escuchar eso mamá miró a Jonas y luego me miró a mi con cara de confusión.

—¿Estás saliendo con un chico, Janne? —Preguntó con interés.

—Aún no somos nada oficial, mamá. —Le dije intentando restarle importancia, ahora comenzaría a preguntar un montón de cosas.

—Llámalo.

—¿Llamarlo? —Pregunté confundida.

—Necesito que alguien me ayude a cargar estas cosas, son pesadas.

—¡Mamá! —Le reproché.—Nisiquiera somos nada y ya quieres explotarlo. Escuché la risa de Jonas a nuestro lado. Rodeé los ojos y le lancé una mirada molesta.

—¿A quién vas a explotar? —Dijo James entrando por la puerta de la cocina.

—Al novio de tu hermana. —Respondió mi mamá usando un tono de burla.

—¡Que no es mi novio!

—¿Hablas de Isaac? —James me miró con curiosidad.

—Así que se llama Isaac. —Dijo mamá con una sonrisa.—Tiene un lindo nombre. Anda, llámalo ya.

—¿No vienes? —Dijo James dirigiéndose a la puerta, negué.

[...]

Mamá lo había logrado, me fastidió hasta que accedí a llamar a Isaac, sabía que mamá tenía curiosidad por conocerlo y debía estar segura de que era un buen chico, pero también quería aprovechar de su ayuda.

Abrí la puerta y ahí estaba Isaac frente a mi, con una sonrisa hermosa, de verdad no sabía la tarde que le esperaba.

—Hola. —Me saludó.

—Hola, pasa. —Me hice a un lado para que Isaac pasara y luego cerré la puerta.

Nisiquiera pasaron cinco minutos cuando mi mamá ya se había asomado desde la cocina para verlo.

—¡Tu debes ser Isaac! —Él pobre se sobresaltó al escuchar la voz de mi mamá, no se lo esperaba. Me miró confundido.

—Buenos días señora, sí, yo soy Isaac. —Dijo con una sonrisa en la cara.

—Escuché mucho sobre ti esta mañana, de verdad quería conocerte. Es un gusto. —Mamá no podía ni disimular el arduo análisis que le estaba haciendo al chico frente a ella.

Karma | Isaac García Donde viven las historias. Descúbrelo ahora