Karma | Isaac García

024

Miré a Isaac delante mío con fastidio.

—Siéntate si lo vas a hacer. —Isaac hizo caso a mis palabras y se sentó delante de mi.

Podía sentir muchas las miradas sobre nosotros, pero por suerte había suficiente ruido como para que no nos escuchasen, y las mesas tampoco estaban tan pegadas, quiero decir, estábamos en la esquina ¡y tampoco es que fuéramos tan importantes!

—Tienes dos minutos para hablar. —Isaac quien estaba delante mío con la mirada baja de repente me miró confundido.—Comenzando ahora. —Abrió la boca para articular algo pero las palabras no parecían salir se su boca, alcé una ceja y el comprendió que lo decía enserio.

—Bien, en primer lugar, mi venganza no duró mucho porque me enamoré de ti tan pronto como comenzamos a convivir. Dos, nunca fui a esa fiesta y mi mensaje fue cortante porque no entendía ni siquiera a lo que te referías, Lee se portó así contigo para alejarte de mi porque pensaba que tenía malas intenciones contigo.

—Las tenías.

—Ese no es el punto, quiero decir, no buscaba hacerte daño a ti. ¿Dos minutos dijiste? Déjame aclararte, puedes preguntar después.

—¿Así que ahora quieres mandonearme?

—No dije eso. —Dijo con frustración y se llevó ambas manos al cabello.

—Bien, sigue.

—Y aunque tuviera intención de vengarme de Jasmine tampoco esperaba que sintieras lo mismo por mi porque jamás pensé en lastimarte a ti. Y quiero decir, de todos modos te ayudaría el hecho de que te alejara de esa manipuladora. —Rodeé los ojos.—Las veces que hablé con Jasmine fueron tres, antes de acercarme a ti, ella dijo que aún me quería, la segunda le pregunté que te había dicho, ella no sabía que había sido <Danny>, y la tercera, discutí con ella porque sabía que te metería ideas en la cabeza.

—¿Qué más? No has contestado todo.

—Todo lo que hice por ti fue sincero, quiero decir, incluso si no me enamoraba de ti, me agradabas.

—Bien, escuché suficiente. —Me levanté de mi lugar, tomé mis cosas y salí de ahí con Isaac siguiéndome el paso.

Podía escuchar los surros de la gente detrás de nosotros, y también podía escuchar a Isaac susurrar mi nombre mientras intentaba igualar mi paso, una vez que salimos de la cafetería el habló.

—¡Janne! —Esta vez tomó mi brazo con ambas manos.—¿Hasta cuando seguirás enojada?

—Podría estar molesta toda la vida si sigues comportándote como un idiota. —Él me miró confundido.

—¿Esperas que salga contigo después de lo poco cool que te viste siguiendome hace un momento?

—Eso te hace ver incluso más cool a ti. Tienes a este chico siguiendote por toda la escuela ¿no es genial? —Estampé mi mano en su cabeza y el hizo una mueca de dolor.

—Idiota. —Tan pronto como llegamos a mi salón lo dejé afuera.

[...]

Cuando mis clases finalizaron caminé con pesadez hasta mi casillero, tan pronto como lo abrí de él salió un ramo de rosas de él, sino fuera por mis excelentes reflejos esas flores habrían terminado en el piso.

—¿Te gustan? —Rodeé los ojos y luego miré al pelinegro a mi lado.

—Se más creativo ¿quieres? —El me miró confundido.—Las rosas y los chocolates son lo más común del mundo.

—Pero a ti no te gustan el chocolate, pensé en ese detalle, así que te traje un pastel. —Alzó su mano en dónde tenía una pequeña caja transparente que contenía un pastel color morado, y sino hubiera sido por aquel gesto no me hubiese percatado del pastel en su mano.

—Claro, pero no es san valentín, si estás tratando de que te perdone deberías hacer algo más. —Estiré mi mano libre frente a él.—De todas formas, si el pastel es para mi...

Isaac hizo un puchero frente a mi <oh dios mío> era la primera vez que lo veía haciendo tal tontería pero se veía jodidamente tierno, así que no pude evitar que una sonrisa se escapara de mi boca.

—Te hice sonreír.

—Sonreí porque quise. —Isaac suspiró con pesadez y me entregó el pastel.

Cerré mi casillero y caminé hacia el exterior de la escuela. En dónde me estaban esperando mis hermanos, probablemente <si es que no me habían dejado ya>.

—Janne. —Dijo el rubio ahora frente a mi.

—Danny...

—Escucha, —Dudó un poco antes de hablar.—Lo siento, fui muy duro contigo esa vez.

—Está bien, al menos fuiste el único que me dijo la verdad, ¿qué hubiera sido de mi sino?

—Isaac es un idiota. —Reí.—Pero, sé que ustedes se quieren. Y si, era verdad lo que dije, pero no del todo, menos la parte de que ustedes eran iguales, por supuesto tu eres mejor que ese tonto, pero... sabes.

—Está bien Danny, no hay necesidad de darle tantas vueltas, entiendo que estabas molesto con él. Y te agradezco que me hayas dicho, fuera de la forma que fuera.

—Bien, —Se aclaró la garganta.—¿Estamos bien?

—Estamos bien. —Contesté con una pequeña sonrisa.

[...]

Era jueves, estaba feliz porque la semana estaba por terminar, necesitaba un gran descanso de la pila enorme de tareas que nos había dejado la señora Evans, era inhumano.

Toda la clase estaba en silencio mientras todos resolvíamos las páginas que nos había asignado la señora Evans en clase.

Isaac estaba a mi lado, honestamente, parecía que todos se habían puesto de acuerdo para dejar el lugar a mi lado vacío.

—Tengo ganas de mear. —Me susurro.

Solté una pequeña risa por su comentario.

—¿Para que necesito yo saber eso?

—Quiero que sepas todos mis movimientos. —Lo mire y este me guiñó un ojo antes de levantarse de su lugar e irse a "mear"

Tonto.