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—Lo siento. —Dije.

—Está bien, tómate tu tiempo.

—No debiste tomar tanto, Janne.

—No me digas que hacer. —Le respondí con fastidio.

—Janne...

—Estoy harta de tu falsa amabilidad. —Dije alzando la voz.—¿Puedes dejarme en paz? ¿Tenías que llamar y arruinar mi noche?

—Estabas llorando en el puto baño de una fiesta, ¿qué querías que hiciera? Creí que... —Era la primera vez que Isaac alzaba la voz frente a mi.

—¿Tu creíste? ¿Piensas que contigo estaré mejor? ¡Deja de suponer! —Isaac me miró asombrado un poco por mi reacción.

—Janne, lo siento mucho.

—Olvídalo, no quiero escuchar tus disculpas una vez más, no quiero escucharte decir nada más. Esto terminó. —Abrí la puerta del auto y me bajé, Isaac me siguió.

—Bien, hablemos si eso quieres. —Dijo tomándome del brazo.

Cuando escuché aquello dudé un poco si debía sacrificar la poca dignidad que me quedaba y escucharlo.

Ambos estábamos cerca de mi casa, conocía este lugar, podía irme en cualquier momento y eso era bueno.

No dije nada, sólo me giré y me crucé de brazos frente a él, esperando que hablara, tardó unos minutos pero finalmente pronunció algunas palabras.

—Mierda, —Gran forma de comenzar el discurso.— Salí con Jasmine, sí. Y fui un idiota, estaba tan enamorado de ella en aquel entonces, me dolió tanto que ella me engañara con aquel chico, —Suspiró con frustración.—Ella... la conozco, se que ella siempre busca a personas como nosotros, ella ama a tu familia tanto como amaba pasar tiempo con la mía. El ambiente familiar no es tan bueno, y bueno, al saber eso pensé que si lograba quitarle lo que tenía ahora la lastimaría. Pero se que la quieres, después de todo es tu mejor amiga, así que no puedo hacer eso.

—¿Pensabas usarme más allá de eso?

—En realidad, —dudó unos segundo antes de hablar—Sí. —Aquello hizo que mi corazón se estrujara.—También quería ponerla celosa, ella me buscó antes de que te conociera, se que ella tenía sentimientos por mi todavía y también se que no pudo encontrar una pareja que le asegurara algo como mi familia.

—Quieres decir que, ¿su objetivo era mi hermano?

—Suena tan mal si lo dices así. —Desvió la mirada.

—¿Y entonces? ¿Lograste lo que querías? —Isaac negó.

—No pude, —Suspiró.—Te conocí Janne, al principio traté de que no fuera personal, pero aquel día que fuiste a mi casa me di cuenta que realmente no hice todo lo que hice por vengarme de Jasmine, lo hice porque me gustabas. —Isaac se acercó a mi.—Y después de que nos besamos, me sentía tan culpable por haberme acercado a ti con esas intenciones, no podía mirarte a los ojos sin sentirme culpable.

—¿Y después decidiste seguir? ¿Sin aclararme ni decirme nada?

—Al principio si intenté negar lo que sentía, pero es que me gustas tanto que...—Se acomodó el cabello con frustración.—No pude contenerme y te seguí el paso sin antes explicarte. Fue mi error y realmente no se me ocurren palabras para expresar lo que sentí en ese momento. —Tomó aire antes de seguir.—Quiero decir, incluso intenté hable con Jasmine, pero ella no cooperó.

—No creo que salir después de esto sea una buena idea.

Isaac guardó silencio y su mirada cambió.

—No puedo estar lejos de ti, Janne. No hagas esto.

El silencio entre él y yo se hizo presente, estábamos tan cerca pero lo sentía tan lejos de mi.

—Necesito pensar las cosas Isaac. —Estaba por caminar hacia mi casa pero Isaac me detuvo tomándome de la mano de nuevo.

—Janne, porfavor... —Me miró como nunca antes me había mirado, podía notar inseguridad en su ojos y su tono de voz era casi inaudible.

No dije nada, tome su mano y la alejé de la mía, el no puso resistencia simplemente dejó que lo alejara.

Caminé a casa, y decidí no voltear a verlo, porque si lo hacía no podría contenerme, haría cualquier estupidez.

Necesitaba saber si sus sentimientos hacia mi eran sinceros. Necesitaba pensar las cosas, no sabía que pasaría con nosotros.

Quería una explicación, y ahora tenía una explicación, pero no sabía que hacer con tal información, había escuchado diferentes versiones pero escucharlo de la boca y voz de Isaac me afectó más de lo que pensaba.

Tan pronto como entre a mi habitación las lagrimas cayeron por mis mejillas, una tras otra.

Lo quería, pero no podía perdonarlo tan fácilmente.

Karma | Isaac García Donde viven las historias. Descúbrelo ahora