(28) Inquietud

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    Sasuke empezó a preocuparse un poco cuando Kakashi lo recibió una tarde después de la escuela, con más que un simple "hay lasaña para calentar al microondas" antes de encerrarse en su estudio hasta quién sabe qué hora.

    No, lo saludó de verdad. Con un tono de voz... demasiado bajo. Era difícil no imaginar que algo malo había sucedido. Habían tenido un momento emocional cuando empezó a salir con Sakura, pero las cosas se habían relajado más desde entonces.

    El muchacho de pelo azabache no fue sutil con su curiosidad. Le preguntó a su tutor qué sucedía, sin rodeos.

    Lo peor fue cuando respondió que no era nada. Obviamente tenía que estar ocultando algo.

    — Sasuke, podrías escucharme? Acaso necesitamos que suceda una tragedia en esta casa para que tenga ganas de hablar contigo?
    — Entonces quieres hablar de algo? No hice nada!
    — Por qué siempre tienes que 'hacer algo' para que hablemos? No puedo simplemente acercarme a hablarte porque quiero?
    — Kakashi.

    Su tono firme hizo que el adulto suspirase.

    — ...bien. Admito que casi siempre que quiero hablar contigo es porque algo sucede. Pero no esta vez. —insistió el hombre de cabello gris.— Lo prometo.

    Sasuke se mordió el labio, dudando, pero se acercó a la mesa, deslizando su mochila al suelo y sentándose junto a Kakashi.

    — De qué quieres hablar? —preguntó, en un tono seco.

    El simple hecho de que no había armado en escándalo para encerrarse en su habitación con un portazo era una rama de olivo extendida al mayor.

    Y la tomó con gusto.

    — Pues... en primer lugar, quería disculparme. —comenzó Kakashi, con la voz algo pesada, pero sin retractarse, ante la intensa mirada que Sasuke le dirigió.

    — No te he prestado mucha atención. Y... —su voz se desvaneció, como si le costase hilar las palabras. Se aclaró la garganta.— Y eso no es sano... para ninguno de los dos.

    Sasuke apartó sus ojos de los de Kakashi, temiendo que la punzada que sentía en el pecho de notase en ellos.

— Por qué ahora? —susurró el muchacho de cabello azabache, con la mandíbula tensa.

    — Porque llevo días... no, meses preocupándome por ti de lejos. Quizás incluso años. Pero aún así... nunca te doy la atención que mereces. Que necesitas.

    Hubo un corto silencio, en que Sasuke seguía preguntándose mentalmente 'con qué fin hace esto?' sin hallar una respuesta satisfactoria.

    — Eso es todo lo que querías decirme? —preguntó finalmente, con un tono amargo.

    — No. —admitió el hombre.— Quiero escucharte. Si hay algo que quieras decirme, sin importa lo pequeño o insignificante que sea, puedes contármelo.

    — No hay nada. —respondió Sasuke. Y no era completamente mentira. No tenía ganas de hablar con él.

    (Tal vez lo necesitaba, pero no estaba a punto de admitirlo. Ni siquiera a sí mismo.)

    Y al ver la expresión ligeramente triste de Kakashi, Sasuke no soportó la incomodidad, y se levantó de la mesa, llevándose su mochila.

    Se aseguró de cerrar la puerta con suavidad.

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Vv-_-vV

    Revisó los documentos impresos en los que tenía esencialmente, todos los correos entre Kabuto y el misterioso titiritero 'Akasuna'.

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