(34) Irritación

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    Sasuke aún no estaba convencido de eso de ir a terapia. Sin embargo, no podía negar que su terapeuta le dio muy buenos consejos, y que las cosas habían empezado a mejorar un poco.

    Aunque no quisiera atribuírselas a ella, muchas cosas buenas sucedieron a causa de que Sasuke tomó la iniciativa, aunque a veces no de tan buena gana.

    Había empezado a intercambiar más que sólo saludos con Neji y Tenten, durante la clases de artes marciales de verano. Además, había conseguido un trabajo de medio tiempo en una heladería local.

    Las cosas con Taka habían mejorado muchísimo. Por primera vez en mucho tiempo, Sasuke había oído a Juugo hacer chistes a costa de él. Cosa que antes nunca se atrevía a hacer.

    A pesar de que Sasuke no reaccionaba de manera positiva, era claro que no le reclamaría de mala gana, como antes.

    Todos ellos bromeaban y sonreían más seguido. A veces lo abrazaban de lado o le codeaban amistosamente, salían juntos más seguido.

    Kimimaro tendría que irse a la universidad el próximo año, sin embargo. Todos lo extrañarían mucho, pero Juugo era el que peor se lo estaba llevando.

    Sasuke lo ayudó a calmarse más de una vez, usando consejos que su terapeuta le dio. Desde entonces, lo designaron el tranquilizador de Juugo. Y no le molestaba.

    Y con Naruto? Sasuke podría pasarse horas hablándole de él a su terapeuta. Y ella siempre le sonreía con dulzura, cada vez que Sasuke se daba cuenta que había pasado demasiado tiempo contándole sobre una de sus citas o algo lindo que el chico rubio hizo por él.

    Sasuke siempre terminaba bajando la mirada, con un puchero y un sonrojo.

    Las cosas realmente sólo iban mejorando. Pero Sasuke sentía un miedo bastante racional de que pronto, Itachi se le aparecería y lo mandaría todo a la mierda.

    Era difícil hablar de eso con su terapeuta. Sasuke hasta había notado la forma en que la mujer bajaba los hombros cuando Sasuke lo mencionaba, como si la tuviera harta.

    Sasuke también estaba harto. A veces quería simplemente borrarse todos esos horribles recuerdos para que verdaderamente queden en su pasado.

    — Es- es estúpido! A veces me despierto en medio de la noche sudando y jadeando. Kakashi lo nota y viene corriendo, porque me oyó gritar... Siempre tiene esa mirada... está claramente cansado de mí.

    — Crees que es malo que Kakashi se preocupe por ti?
    — No... pero... me gustaría que no tuviera que hacerlo. No soy un bebé, pero a veces actúo como uno.

    — Sasuke... Nuestros cerebros cambian, después de experimentar cosas tan terribles como lo que tú pasaste. Muchos de esos cambios no son reversibles. Tienes que aprender a aceptarlos y vivir con ellos. —dijo la mujer, inclinándose sobre uno de los posa-brazos del sofá.

    El muchacho se cruzó de brazos y arrugó el entrecejo, desviando la mirada al balcón que reflejaba el sol dorado, en los cristales de la puerta abierta.

    La sala de su terapeuta era agradable, reconfortante. Sasuke suponía que la pequeña sala de una agradable abuela sería apta de comparar. Hasta decoraba los respaldos de sus sofás con manteles de crochet hechos a mano.

    — Es sólo que... quisiera que lo atrapen. Si... si es que algún día lo encierran... quizás finalmente pueda estar tranquilo.
    — Y si escapase?

    — No creo que lo haga... lo mantendrían vigilado veinticuatro siete, y sin duda lo sentenciarían a pena de muerte.— Suspiró Sasuke.— Además... no se supone que tu trabajo es hacerme sentir tranquilo? Por qué me preguntarías algo como eso?

Bottom - SasuNaruSasuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora