(4) Castigo

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    Resultó que Naruto y Sasuke cumplirían su castigo juntos. Y los perros que les tocaría cuidar eran los ocho, ocho malditos perros del tutor de Sasuke, Kakashi. Naruto nunca había deseado tener que cuidar al escurridizo gato de la señora de enfrente.

    — Por qué tengo que estar cuidando las mascotas de tu tutor contigo! Él podía habértelos dejado y yo podría cuidar todos los gatos de mis vecinos antes que tener que hacer esto contigo! —se quejó con el otro muchacho, mientras Kakashi les lanzaba un beso con un gesto exagerado, alejándose junto a un hombre sospechosamente parecido a Lee, un estudiante que estaba en un curso superior a Naruto y Sasuke.

    El hombre de cabello gris había aprovechado para tomarse una semana de vacaciones.

    — Ya, cállate, idiota! Nada va a cambiar el hecho de que estamos en esta situación juntos. Y si lo piensas, es parte del castigo. Ahora tenemos que soportarnos, además de recoger mierda de perro.

    Naruto chirrió los dientes, irritado por estar de acuerdo en algo con Sasuke.

    — Las correas están sobre la mesa de café, en la sala. —instruyó el muchacho de cabello azabache, dirigiéndose al patio de atrás, por el costado de la casa.

    — Oye, y a dónde vas tú?
    — Por bolsas y palas? Para la mierda de perro que vamos a recoger!

    A Naruto le sorprendía lo mucho que Sasuke era capaz de maldecir. Sabía que Iruka no se lo perdonaría si dijera todo lo que Sasuke decía.

    Derrotado, se dirigió a la sala, por la que podía entrar a través de una puerta de vidrio corrediza.

    La casa de Sasuke era bastante pequeña, comparada con la suya. Sólo tenían dos habitaciones, un baño, y una cocina, sala y comedor que constituían la habitación más grande de toda la casa.

    A Naruto le parecía bien. Podría ser acogedora, si no se viese tan monótona.

    Kakashi conservaba pocas fotos de él y Sasuke en la casa, notó Naruto. Iruka se aseguraba de que tuvieran por lo menos cinco por habitación, y una de ellas siempre tenía que ser vergonzosa.

    Notó que todos los collares estaban nombrados.

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    — Pakkun...?
    — Es aquel.

    En verdad, Naruto no entendía cómo alguien podía tener tantos perros. Apostaba a que gastaban más en alimento para ellos que para Sasuke y Kakashi.

    Naruto levantó cuidadosamente a Pakkun, un pequeño pug, que aparentaba ser el más viejo entre los otros perros. Este olfateó la mano del rubio y se le acercó, frotándose con ganas la cabecita contra la palma de Naruto.

    El muchacho sonrió suavemente, resistiendo las ganas de hablarle bonito, porque Sasuke estaba justo a su lado.

    Mentalmente, ya le había dicho "quién es un buen chico? Tú!" como unas cinco veces.

    — Apresurate, que Bisuke está molestando.
    — Agh, no puedes lidiar con uno pequeño, que harías con uno como ése? —comentó Naruto, señalando al enorme bulldog negro que estaba sentado, relamiéndose.

    — Buru? Sólo le hace caso a Kakashi. Él se queda.
    — Qué?! Y qué haremos si ensucia el patio?
    — Pensé que preferías no tener que lidiar con ellos.

    Naruto gruñó, notando que Sasuke lo estaba provocando de nuevo. así que pensaba que no podía con un simple perro? Le demostraría que sí podía.

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