(35) Itachi

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   — Estás seguro de lo que haces? Has tenido una vida con suficientes adversidades. —murmuró el hombre más alto, desenvainando su mítica espada y dando unas tajadas precisas en el aire, frente al hombre más joven- y más bajo -Uchiha Itachi, que no hizo más que observarlo, con ojos desenfocados.— Además... te comprometiste a la causa. Qué le dirías al-

   — Kisame. —lo interrumpió, con un tono amenazante.— Tú no sabes nada sobre mí. Todo lo que he hecho, todo lo que me importa... es que él sea el que acabe con esto.

   — Entonces está decidido? —preguntó Kisame, apoyándose sobre el mango del arma, con la punta hundida en el suelo. Su tono era bajo, sin embargo. El de una pregunta cuya respuesta ya conocía.— Eres un verdadero suicida, Uchiha.

   — Nunca tuve la esperanza de morir después de una longeva vida... Aún si hubiese mantenido mi salud buena. Alguno de nuestros compañeros lo ha logrado?

   Entretanto, jugueteaba con el frasco en su bolsillo, sintiendo el picor familiar al fondo de la garganta, antes de empezar a toser. Ignoró la mirada ligeramente apenada de su compañero, que apenas podía distinguir a través de las lágrimas en sus ojos. Muy común a causa de la sequedad que sentía al toser.

   — ...si no supiera lo despiadado que eres... hasta me daría gusto que te interesaras por mi bienestar... —agregó, con la voz ronca y un sabor metálico en la boca.

   Kisame no pareció ofendido por el comentario. Simplemente sonrió como alguien lo haría a un viejo senil en un asilo mental. Itachi se había acostumbrado al trato, y aprovechaba de la incomprensible lástima, haciendo toda clase de comentarios deprimentes y nihilistas.

   — Es que... aún me cuesta comprenderlo del todo... —respondió el más alto, impulsándose y rodeando su gigantesca espada para sostener la frágil figura que era Itachi.— Si lo que buscas es un suicidio asistido... yo podría ayudarte. Es cierto que morir de esto no sería para nada agradable, pero...

   — Quiero que Sasuke sea el que lo haga.

   Kisame hizo una pausa. Su sonrisa de falsa misericordia se desvaneció, dando pie a una mirada más... sincera.

   Itachi nunca había sido bueno descifrando a la gente. Las cosas que decían siempre escondían parte de su intención, y eso es lo único de lo que estaba seguro. Kisame no era la excepción, ni a su capacidad de interpretar palabras o lenguaje corporal, ni al hecho de que cada persona esconda sus intenciones en cualquier interacción.

   Y sin embargo... parecía ser que genuinamente le había tomado cariño a Itachi. Este hombre de treinta y tantos años, que probablemente había cometido tantas o más atrocidades que él... le estaba ayudando a caminar hasta su habitación sin desplomarse al suelo en tres pasos.

   Su realidad era tan cruda como bizarra, en ocasiones.

   — Oye, por qué esa cara tan sorprendida? —bromeó Kisame, entre que buscaba las llaves de la habitación del precario hostal en medio de la nada en que se estaban alojando. El cerrojo estaba tan herrumbrado y deforme que serviría tanto como colocar una piedra frente a la puerta.

   — ...supongo que la vida que estoy viviendo no deja de asombrarme, de vez en cuando. Quién hubiera pensado que uno de los espadachines de la niebla podría ser tan amable con su compañero homicida?
   — Ah, es eso...

   Itachi levantó la cabeza, sin mucho interés, rebuscando en la expresión del mayor.

   — ...hm. No pienses demasiado en ello, Itachi. Sólo deberías agradecer que tu sufrimiento acabará pronto.
   — Y el tuyo... se intensificará.
   — ...

Bottom - SasuNaruSasuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora