🌙 20: Punto De Quiebre.

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Unas horas antes.

Sería mentir si dijera que no estaba asustado. Todo era incierto y no sabía que estaba sucediendo con exactitud a su alrededor. Tampoco tenía fuerzas como para ponerse a investigar. En vez de hacerlo estaba en cama, envuelto en un montón de mantas y con los suéteres de Jungkook rodeándolo de manera vergonzosa como si de un nido se tratara. Jamás había sentido la penosa necesidad de hacer uno, pero esque no podía controlar sus acciones, simplemente estaba ahí, hecho un ovillo y soltando lágrimas a cada rato porque Hoseok se había desparecido desde hacían ya tres días.

Jimin nunca había padecido de los nervios, ni tampoco de ataques de ansiedad o cosas similares, pero después de que su madre lo dejó tirado en el suelo del comedor, él sintió que su pulso se aceleraba de una manera aterrorizante, su vista se nubló y sus pulmones dejaron de recibir oxígeno. De manera asustada, una de las mujeres que habían tratado de servirle el almuerzo anteriormente, fue la responsable de ayudarlo a levantarse y de sentarlo en una silla antes de correr por alcohol y ayudarlo a que volviera en sí.

Sabía que el detonante era todo el estrés que le causaba toda la situación con su madre y estar alejado de su alfa. La discusión había terminado por ponerlo así y no había otra causa. Después de encontrarse mejor, se negó a probar un bocado del almuerzo porque tenía tantas náuseas que en cuanto entró a su habitación, prácticamente se arrojó al váter para poder vomitar lo poco que se encontraba en su estómago. 

Odiaba vomitar con todo su ser, ese era el pensamiento que tenía mientras las arcadas acudían y él sentía la bilis amarga subiendo por su garganta causándole ganas de llorar.

A partir de ahí, trató de ser paciente mientras esperaba a Hoseok, pero su hermano mayor simplemente desapareció de la faz de la tierra, y él no tenía ni idea de que hacer sabiendo que su madre realmente era la responsable de tanto sufrimiento en esa casa.

Jimin estaba inconsolable, el frío que sentía en su cuerpo le hacía tiritar, el segundo día comenzó a sentirse mal de nuevo y ni el aroma de los suéteres de Jungkook pudo calmar su desesperación. El tercer día, simplemente estaba sintiendo que todo a su alrededor daba vueltas, le dolían a horrores la cabeza y los huesos. No podía dejar de pedirle a la luna que por favor no le pasara nada a su cachorro, porque por más que las mucamas entraban y le dejaban la comida, al final del día debían llevarse la charola entera.

No podía pasar bocado.

No tenía fuerzas para nada, estaba demasiado angustiado. Minrae tampoco había dado señales de vida y Eunwoo menos. En algún punto anduvo por la enrome casa buscando encontrar un celular o algún teléfono para poder comunicarse con Jungkook, pero no encontró nada más que tropezarse con sus propios pies varias veces mientras luchaba por permanecer envuelto en una manta mientras se recargaba en la pared cuando su vista se nublaba.

Al final volvía a estar solo, sollozando bajito y tratando de que el aroma a su alfa lo calmara, pero se sentía como la mierda. Incluso cambiar de posición en la cama le parecía doloroso y agitaba su respiración.

¿Qué le estaba pasando?

No había visto su reflejo desde el día anterior, pero si en aquel momento estuvo pálido, ahora debía estar transparente. Estaba seguro de que podría fundirse con la nieve.

Sintió escalofríos y abrió los ojos con cansancio al escuchar unos pasos caminando por afuera de su habitación. Su corazón dio un vuelco asustado cuando la puerta se abrió de golpe y su madre entró a su habitación mirándolo con furia, sus ojos rojos y el maquillaje corrido. La mujer desvió su mirada y comenzó a inspeccionar su habitación, primero ahí de pie y después comenzó a arrojar todas sus cosas al suelo.

Predestined Love 𐦍 KookMin 「Omegaverse」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora