Capítulo 22 | Volver a la normalidad

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AO'NUNG

Había estado observando sin descanso el mismo punto. No entendía lo que había sucedido ni mucho menos lo que sentía al respecto. Era imposible. Su mente estaba tomándolo de tonto, jugando con la realidad.

No volvió con Quaritch al día siguiente, su mente incapaz de encararlo tras todo lo acontecido. Que se pudriera en aquel poste era lo único que quería, y que no volviera a joderles la vida de una vez por todas. Sin embargo, su cerebro no tenía cabida para ningún tipo de confrontación, estaba desconectado. Era imposible que Neteyam estuviera aún con ellos, simplemente imposible.

Su supuesta tranquilidad duró poco, siendo irrumpido por su padre, aquel "fuerte y dulce" Olo'eyktan que solía hablarle como si las cosas estuvieran bien entre ellos.

—¿Conseguiste información?—El tono del gran sujeto fue suave, pero autoritario.

Ao'nung se encogió de hombros sin más, con la vista aún puesta en la pared más lejana del interior del propio Marui.

—Nada que no sepamos. Un total idiota que quiere matar a Toruk Makto.

Tonowari resopló descontento con la poca información, ambas manos en sus caderas sin dejar de observar a su hijo.

—Ya no es una amenaza, pero todos sabemos que tan pronto lo dejemos ir lo será... Neytiri quiere matarlo, Jake nos dio tiempo con el enemigo, pero no nos queda mucho antes de que ella reclame su cabeza.

—Deberías dársela, ese demonio no dirá nada y todos sabemos que se lo merece.

El Olo'eyktan negó con la cabeza aun en la misma posición sin dejar de mirarle. Sabía que su hijo tenía razón, pero era una decisión difícil. Con una de sus manos restregó su rostro y contempló el techo buscando organizar sus ideas. Ao'nung enfocado aun en la misma pared, no quería hablar, pero tenía que hacerlo, era su padre y el líder. Tenía que demostrar su buen temple, aunque fuera una maldita mascara.

—Al menos yo estoy seguro de quererlo.—su voz rasposa al haber hablado por lo bajo, orejas retraídas tras recordar los alaridos de todos, lo que le hizo ese demonio—Ese hombre destruyó la aldea de Kelaq, mató Tulkuns, Ilus... casi destruye a tu único hijo y luego lo consiguió cuando le disparó a... Bueno, eso. Si lo dejas vivir, con todo respeto, no eres un buen Olo'eyktan.

Se mantuvo allí atento, analizando las palabras de su hijo, buscando más allá de lo dicho, sintiendo su seguridad bajo tantas capas de indiferencia. Solo asintió, sus manos a cada costado de su cuerpo, su cabeza semi ladeada.

—Te mantendré al tanto de la decisión. También espero que me mantengas al tanto si decides volver a hablar con el demonio del cielo. —sentenció y simplemente se marchó del marui.

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Dos días, solo eso había transcurrido después de aquella noche donde él y Kiri habían traído el cuerpo del muchacho. Y no sabía con exactitud cómo sentirse, quizás debía estar feliz, emocionado o incluso ansioso por volver a hablar con él, pero tenía miedo aunque no supiera exactamente la razón. Miedo de que lo culpara o de que las cosas cambiaran entre ellos, miedo de que todo lo que pensaba que estaba bien, estuviera mal.

Estaba mucho más delgado, el hueso de su pecho cada vez más notorio, aunque solía taparlo con su prenda. No había comido desde aquella noche, demasiado fuera de sí como para tener apetito.

En su mente repitiendo que debía ir a interrogar a Quaritch una vez más y sacar algo por el bien de todos, pero demasiado aterrado y molesto como para hacerlo. Comenzó a odiarse a sí mismo, no tenía sentido, más era lo único que su mente era capaz de procesar sin problemas. El era el único que podía enfrentarse a sí mismo sin colapsar, tan pronto alguien comenzaba a alzarse en su contra se desconectaba del todo.

Poco Tolerable [AonuNete]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora