Capítulo 27 | ¿A qué costo?

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NETEYAM

Intentaba apartar el miedo, no pensar en el pasado, no pensar en que la última vez había muerto. Iba junto a Ao'nung, seguro de que podían lograrlo, seguro de que podían hacerlo bien y confiando en que Lo'ak les cubría desde la altura.

La guerra estaba del lado de los navis. Los demonios del cielo eran cada vez menos, siendo los restantes los que se encontraban más cerca de la nave enemiga. Apuntó con su arco una vez estuvieron a cubierta tras uno de los maruis y dejó ir la flecha hasta que se clavó en el pecho de un navi impostor. Volvió a cubrirse; Ao'nung estaba a su costado, aferrándose a su nueva arma con fuerza; se notaba muy estresado.

—Ey, chico bonito —Ao'nung alzó la vista para mirarlo—. Usa eso contra ellos —apuntó a la metralleta con un gesto de cabeza y luego hizo un ademán refiriéndose al enemigo que aún estaba de pie junto a la nave.

El metkayina lo miró con el ceño arrugado de angustia y nervios. Mientras tanto, Neteyam se asomó una vez más, distinguiendo la posición de cada uno de los objetivos.

—Tienes el camino libre; los guerreros están atacando a distancia —volvió a hablar cuando vio una apertura y no hubo movimiento por parte de Ao'nung.

El metkayina yacía aún apretando su arma, intentando encontrar la seguridad para poder atacar con ese monstruo que llevaba en las manos. Inspiró mucho aire de golpe y lo dejó salir con lentitud; tenía los ojos cerrados. Comenzó a asentir mientras se incorporaba, dispuesto a llevar a cabo la acción fuese como fuese. Le dedicó una última mirada a Neteyam antes de salir de la cobertura y jalar el gatillo. Se notaba en sus ojos la decisión que lo había bañado, una que tenía que usar antes de que el pánico volviera a caer sobre él. Porque ahora no estaba solo, sino que también tenía a su lado a Neteyam, a quien había muerto porque había sido tan idiota de dejarlo ir solo.

Alzó la metralleta y salió de detrás del marui. No estaban tan lejos de la nave; algunos enemigos seguían disparando a un par de metkayinas que intentaban atacarles desde lejos, cubriéndose con las palmas caídas y otros escombros de guerra. Su clan no estaba en peligro; no podía herirlos aunque hiciera el tonto. Así que alzó el arma que llevaba entre ambas manos y apuntó al enemigo. Eran unos veinte demonios, quizás unos cuantos menos, pero estaban tras cajas y paredes metálicas que les protegían mejor de los ataques metkayina. Dejó salir los disparos una vez apretó el gatillo, yéndosele la vida en ello, aferrándose tan fuerte al resultado de esa acción que su mente no podía pensar en otra cosa que no fuera eliminar a los restantes invasores.

El arma pateó el agarre de Ao'nung, haciendo que su puntería se viera afectada significativamente. Tuvo que dejar de disparar para agarrarla mejor y volver a enfocarse. Se arrodilló en el suelo y plantó sus piernas en la arena antes de volver a apuntar al enemigo que ahora se había enfocado en su posición. Neteyam vio cómo uno de los demonios alzaba su arma hacia Ao'nung; alzó su arco en su dirección para eliminarlo, pero antes de poder hacer algo, Lo'ak había acabado con la amenaza desde el aire. En respuesta, el omatikaya menor hizo un sonido triunfante antes de hacer que su Ikran volara con rapidez para evitar cualquier ataque. Neteyam sonrió orgulloso y volvió a ocultarse cuando Ao'nung abrió fuego una vez más en dirección al enemigo. Esta vez, el metkayina poseía un poco más de control sobre el arma, aunque no se le facilitaba.

Hirió a unos cuantos que habían salido a disparar a los otros metkayinas, recibiendo maldiciones en ese idioma que no podía entender del todo. Ao'nung se sentía cada vez más seguro, capaz por una vez en su maldita vida, y Neteyam no podía evitar deslizar su mirada en su dirección de vez en cuando, orgulloso y contento de poder ver esta parte de él.

El omatikaya lo apoyó lanzando sus flechas al enemigo. Entre ambos, y con la ayuda de Lo'ak sobre su Ikran y los guerreros metkayinas que lanzaban sus lanzas con odio, lograron reducir la amenaza significativamente. Quedaban apenas cinco o seis enemigos aún ocultos, quizás lo suficientemente aterrados por su inminente final o planeando una idiotez que solo enfurecería más a los navis nativos de Awa'atlu.

Poco Tolerable [AonuNete]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora