Capítulo 05

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—¿Tay?

Tay se congeló cuando escuchó la seductora voz de la que tenía que ser la más sexy wolfswan de su manada. Lookjun. Alta, sensual y voluptuosa, revolvía las hormonas de cada lobo que la veía. Él nunca había sido una excepción.

Hasta esta noche.

Frunció el ceño cuando ella acortó la distancia entre ellos y se frotó a su lado. Alcanzándolo tomó un puñado de su pelo y tiró de él.

Ella ronroneó en su oído.

—Estoy en celo, bebé. ¿Quieres echarme una mano?

¿Era una pregunta capciosa o qué? Tay hocico su cara contra su cuello, inhalando su esencia. Normalmente eso hubiera sido más que suficiente para incendiar su lujuria hasta el punto en el que sería más que capaz de complacerla.

Vamos, cuerpo, despierta.

Pero sólo se revolvió un poco.

¿Qué diablos?

Ella se agachó para acunarlo como una profesional.

—¿Algo va mal?

—No.

Ella se retiró para hacerle una mueca cuando no se puso duro al instante

—¿No te has emparejado, verdad? —Esa sería la suposición natural dado que desde el momento que un lobo se emparejaba solo podría ser atraído por su pareja y nunca más por otra. Algo que en verdad apestaba. Eso era el por qué no tenía ninguna prisa en encontrar pareja. Se parecía demasiado a comer la misma cena cada noche. ¿Quién lo querría?

Ella tiró de sus manos, buscando la marca que siempre los señalaba cuando los Destinos habían escogido su otra parte. Era una marca que siempre aparecía en sus palmas después de que hubieran tenido sexo.

El problema era que él no había tocado a nadie en las últimas tres semanas. No desde que había visto a New.

Alejó las manos de ella.

—No estoy emparejado.

El alivio aligeró su expresión mientras alcanzaba su bragueta.

—¿Entonces qué estas esperando?

Inspiración... y una erección definitivamente ayudaría. Su polla se movió cuando ella la rozó con sus uñas, pero no hizo nada más que eso. Ni siquiera estaba ayudando su manoseo.

Tay la besó y ella lo atacó.

Sin embargo estaba frío. Vacío. ¿Dónde estaba el fuego usual que sentía? La necesidad de impulsarse dentro de ella.

El sólo sentía...

Nada.

Ella hundió su mano más adentro de sus pantalones para tomarlo mientras respiraba en su oreja. Eso envío escalofríos sobre él, pero aún no tenía deseos de tocarla.

Mordisqueando con fuerza su oreja, se retiró con una maldición y le golpeó el pecho con sus puños.

—¿Qué está mal contigo?

Tay la miró inexpresivamente, deseando tener una respuesta. En lugar de eso sólo podía pensar en una cosa.

—Parvo.

Ella arrugó su cara en disgusto.

—Parvo, mi culo. Vamos Tay. No me quiero emparejar con el resto de estos perdedores, tú eres el único que quiero.

—La mente está de acuerdo contigo, bebé, pero el cuerpo...

Ella lo abofeteó. Con fuerza.

—¡Apestas!

˗ˏˋ 19 TayNew ˎˊ˗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora