Capítulo 25

106 21 0
                                    

Tay no podía respirar mientras yacía en la cama en forma de lobo. Su hombro marcado lo estaba matando. La marca ardía de una manera que lo hacía querer arrancarse su propio brazo.

¿Qué está mal conmigo?

El dolor era agonizante mientras golpeaba la cama con una pata, tratando de enterrarse dentro del cubrecama blanco y azul. Nada aliviaba el dolor. Ninguna posición o estiramiento.

Jadeando, sintió como si sus entrañas hubieran sido arrancadas. Estoy dando a luz al alien de Alien... Cada sonido era demasiado alto para sus oídos. Cada latido de corazón arrasaba a través de su cráneo.

Quería matar algo.

El aroma de sangre colgaba de sus fosas nasales, tentándolo. Llamándolo...

Si matas a los osos podrás tomar sus poderes y tener a New.

Frunció el ceño ante la extraña voz en su cabeza. ¿Se estaba volviendo loco?

¿Qué han hecho ellos realmente por ti? Nada. Echaron a tu hermano fuera y lo dejaron sin ayuda para él y su compañero. No se preocupan por ninguno de vosotros. Págales con la misma moneda por lo que les hicieron a Off y a Max.

Muerte a los osos...

Tay sacudió su cabeza, tratando de aclararla de esa hostil furia. ¿Qué estaba mal con él? Se sentía ebrio mientras los sonidos hacían eco a su alrededor y su visión disminuía.

—¿Tay?

Escuchó la voz de New, mientras él aparecía en su habitación. Lucía como una dulce golosina, de pie, enfrente de su tocador, con la luz brillando desde la ventana para iluminar su pálido cabello. Las sombras jugaban en su piel, cortando ángulos a través de su hermoso rostro. Le recordaba la manera que lucia la primera vez que lo vio en el Santuario.

Pero esa noche, él no quería su gentileza.

El demonio interior quería su sangre.

Vete de aquí —le gruñó a New. No quería estar a su alrededor mientras se sintiera así. No tenía control sobre sí mismo o el demonio. Iba creciendo más y más y estaba manando a través de cada parte de él.

Violento y letal, tenía miedo de sí mismo.

No sabía cuánto tiempo podría aguantarlo. Que los dioses lo ayudaran si eso se liberara mientras estaba con New. La amenaza y el deseo de causarle dolor eran siempre fuertes y demandantes.

No me hagas lastimarlo...

Pero no estaba seguro si podría tolerarlo. El hambre dentro de él era demasiado grande.

New vaciló ante el feroz sonido de Tay en su cabeza. Algo estaba obviamente mal con él. Sin estar seguro en cuanto a qué era, se movió más cerca y extendió una mano para acariciar su pelaje.

—¿Qué va mal, bebé?

Él se volvió hacia New y le sacó la mano de un golpe como si se hubiera vuelto loco. En un minuto era lobo y al siguiente humano.

Se bajó de la cama, acosándolo. Completamente desnudo, su cuerpo estaba cubierto con una fina capa de sudor. Sus mejillas oscurecidas con barba, mientras su húmedo cabello caía sobre sus ojos. Cada músculo de su bronceado cuerpo estaba apretado y tenso como si estuviera tirando hacia atrás de un amarre.

Una nueva ola de temor consumió a New mientras retrocedía. Había un movimiento depredador en su caminar. Uno que decía que estaba tasándolo como presa.

—Háblame, Tay.

—¿Y decir qué? —Él continuó su avance hasta que lo presionó contra la pared y levantó su cabeza. Había una luz en sus oscuros ojos que era verdaderamente atemorizante. Era una luz que le advertía ser cauteloso y que le decía que éste no era el lobo que había aprendido a amar.

˗ˏˋ 19 TayNew ˎˊ˗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora