Capítulo 17

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—¿Ganarme el pan? —preguntó Tay muy lentamente, enunciando cada palabra con claridad, para asegurarse de haber entendido bien a Supanut—. ¿Te has vuelto completamente loco? Acabo de regresar y apenas puedo mantenerme en pie. ¿Qué quieres que haga? ¿Que sangre sobre ellos?

Nut rió.

—Suenas saludable para mí.

Qué diablos. El hombre estaba alucinando si creía, aunque sea por un segundo, que Tay podía hacer algo más de lo que estaba haciendo justo ahora. Estar sentado. Supanut se había fumado algo, sin dudas.

Volviendo a recostarse en la cama lo miró seriamente.

—¿Qué quieres exactamente?

—Que acaben con el maltrato a los pequeños y esponjosos conejitos de polvo. Pero eso no parece factible de momento, así que en vez de eso quiero que sepas que si bien Xedrix y compañía pueden haberlos ayudado a New y a ti, no dejan de ser demonios que deben ser vigilados y ejecutados de ser necesario.

Sip, eso sonaba como algo que iba a estar ansioso de hacer. Anótadme para... jamás.

—Si significan tanto problema, ¿por qué no los envías de vuelta a Kalosis?

Nut se veía muy desilusionado

—En realidad no están bajo mi jurisdicción. Los demonios Caronte son de otra entidad y tienen un panteón aparte al que responden. Eso no quiere decir que hagamos la vista gorda con ellos, pero mientras se lo tomen con calma, es decir, sólo se coman a los corruptos y no a los ciudadanos honrados, y sus dioses los mantengan a raya, no nos preocupamos, demasiado, por ellos.

Haciendo aparecer una foto de 13x18, Nut se la entregó. Mostraba un hombre de unos veinte años cuyo corazón había sido arrancado del pecho.

—Esto, por otro lado, es lo que nos concierne. Más puntualmente, a y por ende a ti.

Si bien era horrenda, era una escena que Tay había visto en varias ocasiones desde su llegada a Nueva Orleans.

—Se ve como un típico sacrificio vudú.

—Bueno, golpéame y llámame Sally si no eres un chico listo. Es parte de un ritual de llamamiento para un Grand Laruae.

Ese no era un término que un were-lobo escuchaba todos los días. De hecho él nunca lo había escuchado.

—¿Un qué?

Las facciones de Supanut se mantuvieron imperturbables.

—Un demonio cabrón con complejo de superioridad, que se monda los dientes con huesos de infantes. Mantengámoslo simple y digamos que es un demonio que quiero fuera del reino humano cuanto antes.

—¿Y por qué no puedes ir tú tras él?

Nut pareció profundamente perturbado por su pregunta.

—Es una larga historia, para una de esas noches donde esté borracho como una cuba. Por el momento, la historia más corta y simplificada es: política, la cual me produce escozor en el culo. Créeme, esto no me gusta más que a ti. De hecho, nada me gustaría más que clavar el cuero verrugoso de ese bastardo al árbol más cercano, preferiblemente un roble... pero no vayamos por ahí. Desafortunadamente, yo, en persona, no puedo tocarlo sin desatar una guerra.

Con un movimiento de la barbilla señaló la foto.

—Phrixis ha eliminado algunos de mis mejores hombres a través de los siglos y daría nada menos que mi alma por sacarlo de servicio de una vez por todas.

Tay volvió a observar la cara del muchacho en la fotografía. Sus rasgos estaban desfigurados por el miedo. El pobre chico nunca tuvo oportunidad y eso encendió su propia ira. Algo que Tay nunca había podido soportar era a quien abusaba de los más débiles. Supanut tenía razón. Había que detener al imbécil.

˗ˏˋ 19 TayNew ˎˊ˗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora