Capítulo 30

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Tay estaba riendo con Off cuando un estremecedor escalofrío le bajó por la columna. Un escalofrío que se convirtió en unas trituradoras garras cuando cada instinto en su interior se alzó con alarma.

En un instante, sabía que estaba pasando.

—New está en problemas.

Force arqueó una sardónica ceja mientras se reía entre dientes.

—¿En el baño? ¿Qué está haciendo? ¿Comerse lo que no debe?

Miró a Force con fiereza.

—No. Está en el Santuario.

Off frunció el ceño.

—¿Qué?

—Debe haberse tele transportado allí para ver a su familia. —Sin perder otro segundo para explicárselo a sus densos hermanos, se tele transportó al exterior para encontrarlo en el callejón, rodeado por demonios con los que luchaba con su arma.

Había fácilmente dos docenas de ellos, con más apariencia de atacar que si alguien hubiese abierto un portal al infierno.

Tay encontró la decidida mirada. Manifestó su espada para luchar con ellos.

—Ve adentro.

Por una vez, no discutió.

—Conseguiré ayuda.

Después de asegurarse que conseguía entrar sin daño, Tay deslizó una arrogante mirada sobre los amenazantes demonios.

—¿Listos para bailar, tíos? Es hora de matar.

New corrió al bar donde estaban Boun, Remi, Colt y Max, junto a su padre. Se quedaron mirándolo como si fuese un fantasma.

—¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó Papá.

New se esforzó por calmar la rápida respiración, mientras sentía el sudor corriéndole por la espalda. Todo el cuerpo estaba temblando por la batalla que apenas acababa de dejar y estaba muy seguro de que las marcas de Centinela se mostraban sobre su cara, especialmente dado el modo en que Remi lo miraba, pero no tenía tiempo o fuerza para preocuparse por eso.

—Tara está muerta. Tay está fuera en el callejón, rodeado por demonios. Necesita ayuda. ¡Ahora!

Boun empezó a adelantarse sólo para que la aguda voz de Maman lo detuviera.

—El lobo no significa nada para nosotros. Nos declararon la guerra en el momento en que causaron que Tong revocara nuestra licencia. No nos importan. Dejad que los demonios se lo queden.

New jadeó, entonces la fulminó con la mirada. La rabia lo sostuvo mientras encaraba a su madre.

—Quizás él no signifique nada para ti, Maman, pero es mi compañero. —Alzó la mano hacia su madre para mostrarle la marca de Tay—. Y si nadie de vosotros va a ayudarle, entonces lo haré yo mismo, y nunca os perdonaré por esto.

Empezó a desvanecerse, pero antes de poder hacerlo vio a la manada de Blakemore atravesar la sala.

Cada miembro, macho y hembra, estaba allí con una mirada en el rostro que decía que venían a encargarse de los osos. Permanecían hombro con hombro en formación de batalla, las cabezas bajas, los ojos alerta.

Era obvio que esto no era una coincidencia. Era un bien planeado y calculado ataque contra el Santuario. De repente, todo lo referente a los demonios de fuera cobró sentido.

Y sabía exactamente quién era el culpable.

Eli.

Los había convocado y esta noche, en el aniversario de la muerte de su hijo, iba a limpiar el escondrijo de los osos.

˗ˏˋ 19 TayNew ˎˊ˗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora