Alejandra
-¿Estás segura? – pregunta John y asiento –
- Anda vete y gracias por llevar a mis hermanos a casa de la vecina – digo y asiente –
- Nos vemos más tarde – susurra John y asiento – te quiero – me abraza y suspiro –
- Te quiero – susurro y asiente –Acompaño a John hasta la salida y lo veo mientras se va a su casa, resoplo y cierro la puerta con mi espalda. Hace un mes y una semana que ese maldito me destrozó la vida y ahora le toca a él, sonrío al recordar que le dije a uno de sus compinches que le informará que esta noche estaré sola, tengo dos opciones que venga y pueda matarlo o que no venga y se salvé, pero con la voz de necesitada con la que le hablé al idiota ese, sé que vendrá corriendo porque así lo exige su ego de macho, me paro firme y voy hasta mi habitación para buscar algo más cómodo y corto, salgo y voy hasta el baño para echarme una ducha.
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Veo la hora en el reloj de la sala y marca las 7:30 de la noche, agradezco que el imbécil de Sandro invitó a mamá a salir para entonces preparar todo con calma, escucho la puerta cuando la tocan y me giro para sonreír con maldad, me levanto del sofá y veo que todo este bien en la sala, meto el cuchillo detrás de mi short en la espalda y finalmente camino hasta abrir la puerta.
-Me dijeron que necesitabas que un hombre viniera a darte cariño – dice Will con esa voz repugnante y sonrío dulcemente – ¿Tal vez te gustó lo de aquella noche? – pregunta mientras acaricia mi rostro y puedo ver que está solo –
- ¿Entras? – pregunto y asiente para seguir –Cierro la puerta y me giro para seguirlo, le ofrezco algo de beber y niega, así que me imagino que necesita ir al grano, lo cual confirmo cuando deja su arma en la mesita de la sala y se acerca para luego besarme, le sigo el beso y un jadeo sale de su asquerosa boca, sonrío y me alejo, Will comienza a tocarme las piernas y lo detengo.
-Déjame bailarte – susurro y asiente – Siéntate – ordeno y así hace –
Sonrío, mientras se quita la correa y se desabrocha el pantalón, yo coloco una canción y bailo con sensualidad, su mirada viaja por todo mi cuerpo mientras se toca y me da repulsión pero tengo que fingir que me gusta, me hace una seña para acercarme y camino cautelosa para arrodillarme frente a él, toco su miembro y lo veo gemir mientras cierra los ojos y se echa para atrás, recuerdos de aquella maldita noche vienen a mi mente y bajo la cara, lo detallo y voy subiendo la mirada, se mueve de un lado a otro mientras toco su miembro y me produce asco.
-¿Sabes que pasa cuando un hombre usa la fuerza con la mujer equivocada? – pregunto y Will niega extasiado –
- No me importa, apúrate – responde y sonrío –
- Claro – susurro y saco el cuchillo de mi espalda –La primera puñalada junto a un grito agudo y su sangre cae en mi cara, una segunda apuñalada y sus ojos se clavan en mí y sonrío con picardía, una tercera puñalada por mí y por muchas más, nuestras miradas se enfrentan y me levanto para quedar frente a él, suelto el cuchillo y cae al suelo, tomo su pistola y la desenfundo para hacer lo que más he soñado desde esa maldita noche, descargo sus propias balas en él y cuando me detengo respiro agitada y reacciono.
Me acerco a él y pongo dos dedos en su cuello, no hay pulso y respiro profundo, nuevamente siento náuseas y corro al baño para botar todo o lo poco que comí hoy, tocan la puerta y me pongo de pie, bajo la llave y me acerco al lavamano, me lavo la boca y cuando me veo al espejo estoy llena de sangre, su maldita sangre.
Salgo del baño y en mi sala se encuentra el cuerpo del más ruin de los hombres que este barrio ha parido, suspiro y vuelvo a escuchar la puerta, abro la puerta y la señora Fulgencia me mira asombrada, entra a casa y grita aterrada, me mira unos segundos y me abraza, comienzo a llorar y me ruega que me calme para que le explique.

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Mundos Diferentes
RomanceAlejandra Santiago: Una joven que le tocó vivir una versión de la vida que nadie querría vivir, algo que se le sale de las manos cuando la venganza se vuelve su lema, muchos tenemos sueños y Santiago no era la excepción pero la vida escogió por ell...