5.

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Alejandra

-¿Estás segura? – pregunta John y asiento –
- Anda vete y gracias por llevar a mis hermanos a casa de la vecina – digo y asiente –
- Nos vemos más tarde – susurra John y asiento – te quiero – me abraza y suspiro –
- Te quiero – susurro y asiente –

Acompaño a John hasta la salida y lo veo mientras se va a su casa, resoplo y cierro la puerta con mi espalda. Hace un mes y una semana que ese maldito me destrozó la vida y ahora le toca a él, sonrío al recordar que le dije a uno de sus compinches que le informará que esta noche estaré sola, tengo dos opciones que venga y pueda matarlo o que no venga y se salvé, pero con la voz de necesitada con la que le hablé al idiota ese, sé que vendrá corriendo porque así lo exige su ego de macho, me paro firme y voy hasta mi habitación para buscar algo más cómodo y corto, salgo y voy hasta el baño para echarme una ducha.



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Veo la hora en el reloj de la sala y marca las 7:30 de la noche, agradezco que el imbécil de Sandro invitó a mamá a salir para entonces preparar todo con calma, escucho la puerta cuando la tocan y me giro para sonreír con maldad, me levanto del sofá y veo que todo este bien en la sala, meto el cuchillo detrás de mi short en la espalda y finalmente camino hasta abrir la puerta.

-Me dijeron que necesitabas que un hombre viniera a darte cariño – dice Will con esa voz repugnante y sonrío dulcemente – ¿Tal vez te gustó lo de aquella noche? – pregunta mientras acaricia mi rostro y puedo ver que está solo –
- ¿Entras? – pregunto y asiente para seguir –

Cierro la puerta y me giro para seguirlo, le ofrezco algo de beber y niega, así que me imagino que necesita ir al grano, lo cual confirmo cuando deja su arma en la mesita de la sala y se acerca para luego besarme, le sigo el beso y un jadeo sale de su asquerosa boca, sonrío y me alejo, Will comienza a tocarme las piernas y lo detengo.

-Déjame bailarte – susurro y asiente – Siéntate – ordeno y así hace –

Sonrío, mientras se quita la correa y se desabrocha el pantalón, yo coloco una canción y bailo con sensualidad, su mirada viaja por todo mi cuerpo mientras se toca y me da repulsión pero tengo que fingir que me gusta, me hace una seña para acercarme y camino cautelosa para arrodillarme frente a él, toco su miembro y lo veo gemir mientras cierra los ojos y se echa para atrás, recuerdos de aquella maldita noche vienen a mi mente y bajo la cara, lo detallo y voy subiendo la mirada, se mueve de un lado a otro mientras toco su miembro y me produce asco.

-¿Sabes que pasa cuando un hombre usa la fuerza con la mujer equivocada? – pregunto y Will niega extasiado –
- No me importa, apúrate – responde y sonrío –
- Claro – susurro y saco el cuchillo de mi espalda –

La primera puñalada junto a un grito agudo y su sangre cae en mi cara, una segunda apuñalada y sus ojos se clavan en mí y sonrío con picardía, una tercera puñalada por mí y por muchas más, nuestras miradas se enfrentan y me levanto para quedar frente a él, suelto el cuchillo y cae al suelo, tomo su pistola y la desenfundo para hacer lo que más he soñado desde esa maldita noche, descargo sus propias balas en él y cuando me detengo respiro agitada y reacciono.

Me acerco a él y pongo dos dedos en su cuello, no hay pulso y respiro profundo, nuevamente siento náuseas y corro al baño para botar todo o lo poco que comí hoy, tocan la puerta y me pongo de pie, bajo la llave y me acerco al lavamano, me lavo la boca y cuando me veo al espejo estoy llena de sangre, su maldita sangre.

Salgo del baño y en mi sala se encuentra el cuerpo del más ruin de los hombres que este barrio ha parido, suspiro y vuelvo a escuchar la puerta, abro la puerta y la señora Fulgencia me mira asombrada, entra a casa y grita aterrada, me mira unos segundos y me abraza, comienzo a llorar y me ruega que me calme para que le explique.

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