Alejandra
-Debo marcharme – susurra y baja la mirada a nuestras manos –
- Karla – susurro y alza la cara para verme atenta –
- Dime – dice y mi corazón late furioso –
- Yo – susurro pero su celular suena y suelto su mano –Atiende y por lo que puedo entender es de la oficina, Karla cuelga y me mira unos segundos, asiento y se gira para irse, suspiro y me doy la vuelta para terminar de llegar a la lápida de Paulina, carraspeo y me siento frente a ella mientras siento un nudo en la garganta y recuerdos de aquel día vienen a mi mente.
-Pau – susurro con la voz quebrada – perdóname – comienzo de llorar – yo soy quien debería estar muerta y no tú – digo mientras acaricio la lápida donde esta su nombre y apellido – te lo juro que ahora que me acuerdo no puedo estar tranquila de saber que estás muerta – susurro y sigo llorando –
Un rato después de tanto hablar con Paulina, me pongo de pie y me despido, me doy la vuelta y camino hasta salir del cementerio, veo a Santos al estar afuera y me acerco a él, le guiño un ojo y nos subimos al coche, nos ponemos los cinturones de seguridad y mientras Santos enciende el coche, yo enciendo la radio y vamos a casa.
-Vi a Karla – comenta y asiento –
- Yo también – respondo sin ánimos –
- ¿Cómo te sientes? – pregunta y suspiro –
- Pérdida, triste, molesta y con ganas de robarme a Parmesino – respondo y Santos se ríe –
- ¿Te ayudo? – pregunta y niego –
- Odia los secuestros – respondo y se ríe más –Me quedo en silencio y vuelvo a pensar en lo mismo que llevo pensando durante estos últimos siete días y es ¿Cuándo voy a matar a Víctor? Suspiro y mientras Santos me dice mil teorías de lo que debo hacer con Karla, yo pienso en esas mil teorías para llegar al asesino de Paulina pero también pienso en ella, debo mantenerla lejos de mí para que nada le pase.
Después de un rato llegamos a la casa y me despido de Santos, me quito el cinturón de seguridad y me bajo del coche, me alejo unos pasos y lo veo marcharse, reviso en mi chaqueta tener algo de dinero y tomo un taxi, suspiro y al detenerse uno me subo, le doy la dirección del barrio y me lleva aunque claro se ve incómodo y asustado por el lugar, miro por la ventana y me mantengo en silencio.
Después de treinta y cinco minutos llegamos al barrio y le pago para bajarme, se va y suspiro, hace dos años que no pisaba este lugar, suspiro y recuerdos vienen a mi mente, me pongo los lentes de sol y voy caminando cautelosa, pocos notan mi presencia y son más que todo los asquerosos sádicos con sus silbidos estúpidos, después de un rato llego a la casa de mi madre y me quedo paralizada, abren la puerta y sonrío al ver a Dulce, se gira y al cerrar la puerta alza la cara, la castaña se queda paralizada al verme.
No puedo permitir que sepa que soy yo, así que me voy y aunque siento ganas de llorar y mi corazón late desbocado, yo necesito que mantengan la imagen de que estoy muerta hasta aparecer frente a mi viejo amigo, resoplo y llego al barranco donde una vez encontraron a Daniela, me quedo admirando el lugar y recuerdos de ese día vienen a mi mente, también cuando maté a Jorge y todas las veces que he asesinado en mi corta vida, suspiro y niego mientras me doy la vuelta y decido irme.
Ya Dulce se ha marchado, así que sigo mi camino y voy recordando el barrio, la gente me pasa por un lado y sé que de reconocerme se detendrían pero no y eso me tranquiliza, cuando llego a la plaza me detengo y allí esta él, entre risas con otros hombres y Joseline, respiro profundo y me tenso, sigue igual y eso es lo que más rabia me da, que para todos estoy muerta, que Paulina si está muerta y él está como si nada, miro al cielo y decido irme, todavía no es el momento.
Al salir del barrio, camino un rato hasta que decido tomar un bus e irme a casa, después de un rato llego y aplaudo para que se detenga el bus, agradezco y me bajo, respiro profundo y camino hasta la entrada, toco el timbre y la tía Ninoska me abre, sonrío y nos abrazamos, le cuento sobre Karla y aplaude emocionada repitiendo “el destino las está uniendo” me rio negando y me disculpo para irme a mi habitación, al llegar saco mi celular y hago una llamada que para mí es importante.

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Mundos Diferentes
RomanceAlejandra Santiago: Una joven que le tocó vivir una versión de la vida que nadie querría vivir, algo que se le sale de las manos cuando la venganza se vuelve su lema, muchos tenemos sueños y Santiago no era la excepción pero la vida escogió por ell...