Capítulo 23

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-¿Cómo se puede ser tan impuntual? -Farfulló Sanji entre dientes mirando su reloj por cuarta vez desde que habían llegado a casa de Sabo.

-Te lo dije. Seguro que se ha perdido por el camino. -Respondió Ace entre risas. -Siempre ha sido así.

-¡Es verdad! ¿Recordáis aquella vez en cuarto grado cuando no logró llegar al examen final? -Dijo Luffy haciendo memoria.

Sabo comenzó a carcajearse. -¡Como olvidarlo! Tuve que ponerme una peluca y hacerme pasar por él.

-¿En serio? -Quiso saber Brook sorprendido por aquella anécdota. -¿Y qué pasó?

-¿Qué crees? -Respondió Nami suspirando. -¡Nadie lo descubrió! ¿Cómo se puede ser tan inútil? -Rodó sus ojos. -Ese idiota... ¡Le podrían haber expulsado!

-Lo cual habría sido una lástima porque fue la mejor nota que obtuvo en su vida. - recordó el rubio mayor.

Las risas de los allí presentes no tardaron en llegar.

-Tu apartamento es genial, ¡Gracias por la invitación! -Agradeció Chopper al anfitrión emocionado.

-No hay nada que agradecer. Además echaba de menos esto.

-Te pasas el tiempo de aquí para allá. No es de extrañar que disfrutes de estar en casa Sabo-san. -Agregó Robin sonriendo con cariño.

-Deberías regresar más a menudo. Así el viejo Garp no se centraría tanto en nosotros. -Se quejó Ace provocando a su hermano.

-Cuando  por fin me permitió mudarme con Cavendish y Bartolomeo pensé que la locura del viejo terminaría pero ¡Ahora es incluso más duro!

-¡Eso es injusto idiota! Además, no es mi culpa que tú y tus compañeros de piso seáis un trío de descerebrados. -Dijo intentando aguantar la risa ante la reacción de su hermano menor. Después miró a Ace sabiendo cómo devolverle la provocación. -Ni tampoco es mi culpa ser el más maduro de los tres. -Se defendió Sabo.

-¡¡ESO NO ES VERDAD!! -Gritaron Luffy y el pecoso a la vez.

Los hermanos buscaron con la mirada la ayuda de sus amigos, sin embargo, todos miraban al suelo con una sonrisa fingida mostrando que estaban totalmente de acuerdo con las palabras que había dicho el rubio.

-¿Ni siquiera tú me apoyas en esto? -Preguntó el bombero mirando a Law.

El aludido sonrió de lado mientras colocaba su mano en la cabeza del menor. -Ace-ya... No tengo ninguna intención de ponerme de tu lado en esta batalla. Está más que perdida. -Dijo con su habitual tono serio sin perder su sonrisa.

-¿QUÉ? ¿De qué sirve que seamos pareja si no piensas apoyarme? -Portgas fingió una mueca de disgusto provocando de nuevo otro ataque de risas por parte de los presentes al que no tardó en unirse.

Unos minutos más tarde el móvil de Sabo comenzó a sonar. Al escucharlo Sanji no pudo evitar desviar a mirada hacia la pantalla del dispositivo reconociendo al instante el nombre que aparecía.

Reiju

Sabo lo notó y le dedicó una mirada indicándole que luego hablarían. Después se disculpó con sus invitados y se levantó saliendo de la habitación mientras el resto continuaba con la entretenida charla. No pasó mucho cuando el timbre sonó indicando la llegada de la persona que faltaba. Ace se encargó de abrir las puertas y recibir al último invitado.

-Ya era hora. ¿Cuánto tiempo has estado perdido esta vez? -Quiso saber el bombero con una sonrisa burlona.

-Cállate idiota. -Se defendió el peliverde tronando su lengua. -Este sitio está demasiado escondido.

-¿Escondido? ¡Está en el centro de la plaza mayor marimo desubicado! -Le reprendió Sanji.

-¿A quién llamas marimo desubicado, diana con patas? Además no es mi culpa, son las calles de esta ciudad que se mueven solas.

Todos los allí presentes se llevaron una mano a la frente mientras rodaban sus ojos al escuchar la escusa preferida de su amigo. Todos a excepción de Luffy que sólo reía sin parar ante la situación que tenía delante.

-¿Donde está Sabo? -Preguntó el espadachín sorprendido al no haber sido recibido por el dueño de la casa.

-Hablando por teléfono. -Respondió Usopp.

-Aunque yo creo que sabía que estabas de camino y ha buscado una escusa para no tener que ver esa cara. -Bromeó Sanji ganándose las risas de sus amigos y una mirada enfadada por parte de Zoro.

El cocinero le sonrió de lado de forma casi imperceptible. Le gustaba compartir momentos con el peliverde. Y en cierto modo se sentía afortunado por recuperar esa relación tan característica que tenían, sin embargo, no podía negar que los primeros días habían sido duros.

Cada vez que tenía cerca a Zoro sentía unas irremediables ganas de pasar tiempo a solas con él. Disfrutaba de conocer detalles sobre su pasado, sus gustos o inquietudes. Al mismo tiempo debía admitir que se veía en la necesidad de comprobar el estado del mayor cuando se encontraban juntos. Y por alguna razón eso le hacia sentir seguro.

Aún se sentía desconsolado cuando las ganas de estar con Zoro iban más allá y sus ojos se perdían irremediablemente en sus labios. Sin embargo, el simple hecho de poder recuperar al menos su relación como amigos llenaba el corazón de Sanji se una forma que jamás imaginó.

Y esas disputas entre ellos era su forma de estar cerca el uno del otro.

Antes de que una nueva pelea entre los dos hombres diera comienzo la voz del anfitrión de aquella casa les frenó.

-¡Por fin llegas! Bienvenido Zoro. -Sabo sonrió. -Veo que he llegado justo antes de que comenzara la batalla. Ten, esto te calmará. -Soltó mientras lanzaba una botella al contrario.

-¿Cómo demonios has conseguido este sake? ¡Está agotado en todos los locales! -Dijo Zoro sorprendido al analizar la botella.

-Tengo mis truquillos. -Respondió el otro abrazando finalmente a su amigo.

-Tú sí que sabes como dar una buena bienvenida. -Dijo el peliverde respondiendo el abrazo.

Poco después todos se encontraban disfrutando de la cena que el rubio había preparado para todos. La velada estuvo llena de anécdotas, risas y conversaciones interesantes. Nami observó la cercanía que había entre los dos rubios y su mirada se desvió sin quererlo hacia Zoro. El espadachín parecía tranquilo como si de verdad estuviese disfrutando de aquella velada.

-¿Ya sabes cuánto tiempo se ha pospuesto tu viaje? -Preguntó finalmente disimulando mientras volvía a mirar las reacciones del peliverde.

-De hecho sí. Mi socia- Sabo dedicó una mirada a Sanji. -Acaba de confirmarme que saldremos en tres meses.

-¿TRES MESES? ¡Eso es genial! Nunca habías pasado tanto tiempo aquí desde que empezaste con tu trabajo. -Señaló Luffy.

-Es cierto. Es una noticia buenísima hermano. -Agregó Ace ampliando su habitual sonrisa.

Zoro no pudo evitar buscar la mirada de Sanji. Los ojos del rubio brillaban mostrando la alegría que sentía ante la buena nueva. El corazón del espadachín se encogió en su pecho durante unos segundos pero, la risa de Sabo le contagió al instante. Él mismo había propiciado que los dos rubios se unieran aún más entre ellos y en cierto modo no se arrepentía. No podía ser tan egoísta como para pedir a Sanji que le esperara mientras buscaba en su interior qué demonios quería. Tampoco para prohibir a su amigo desde la infancia que se acercara al cocinero cuando su interés en él era más que obvio. Volvió a mirarlos mientras dibujaba una triste pero sincera sonrisa en el rostro.

-Oí, ¿Estás bien? -Susurró Nami para que sólo Zoro la escuchara.

El peliverde miró a su amiga pensando una buena mentira para poder escapar de aquella conversación. Sin embargo, al sentir la mano de la mujer apretar la suya simplemente descartó la idea y decidió sincerarse.

-No... Pero lo estaré.

-¿Estás seguro de esto? -Volvió a preguntar.

Esta vez la pelinaranja no obtuvo ninguna respuesta. Solo sintió cómo el espadachín le devolvía el apretón por debajo de la mesa incapaz de decir nada más.

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