Capítulo 31

12 4 0
                                    

-Sabes de sobra la respuesta a esa pregunta pero si tanto quieres oírlo allá va, me siento feliz estando contigo.

Sanji abrió los ojos sorprendido y miró a su alrededor con rapidez para asegurarse de que no había nadie cerca de ellos en ese momento. No quería que nadie viera el tono rojo que su rostro debía tener en ese momento. El rubio tragó en seco mientras volvía a dirigir su vista a Zoro que le miraba sin borrar la sonrisa de su cara. Por un segundo pensó que había escuchado mal debido a la tranquilidad que trasmitía el espadachín. Sanji sujetó con fuerza la muñeca del espadachín y lo arrastró por todo el lugar hasta llegar a la salida.

-¿Qué demonios haces cejas de caracol? ¿Te has vuelto loco? -Preguntó Zoro sorprendido.

Los ojos de Sanji le analizaban escépticos. Parecía enfadado pero Zoro no tenía ni idea de si estaba así por su reciente confesión o si esa era la forma de Sanji de rechazarlo.

-Se acabó la apuesta idiota. Está claro que estás demasiado borracho así que nos largamos al hotel ya.

-Eso no es verdad. -Replicó Zoro

Sin embargo Sanji ignoró al mayor sin soltar su agarre y Zoro decidió dejarse  llevar mientras el cocinero tiraba de su brazo hasta que ambos estuvieron en el exterior del edificio. Una vez allí, Sanji comenzó a caminar en silencio aún sin cortar el contacto con el espadachín. Parte de él esperaba que Zoro olvidara la conversación de hacía unos segundos pero, por otro lado, llevaba demasiado tiempo esperando aquel momento.

Maldición

¿De verdad que el momento debía ser justo durante el viaje? Sanji miró su mano y observó como ésta se aferraba con fuerza a la muñeca del peliverde. Aún sabiendo que era una estupidez, el rubio decidió esforzarse en pensar que lo hacía para evitar que el marimo se perdiese.

-Supongo que podemos decir que ha sido un empate aunque me has obligado a retirarme sacándome del bar. -Dijo Zoro de pronto.

-Nos vendrá bien dar un paseo. Así bajarán los efectos del alcohol. -Sugirió Sanji

-Oí cocinerucho, me conoces y sabes que no estoy tan borracho. -Respondió Zoro simple mientras frenaba su paso haciendo que Sanji le imitará.

-Entonces déjate de juegos. -Soltó Sanji enfrentando al espadachín.

Zoro observó al cocinero acortar las distancias y tragó en seco. Al darse cuenta de la cercanía con el espadachín Sanji se paralizó por unos segundos. Su estómago dio un vuelco y su pulso se aceleró provocando que finalmente desviara la mirada. Sanji dio un paso hacia atrás y Zoro suspiró resignado mientras él también se alejaba del rubio para darle su espacio. A pesar de esto, el espadachín no retiró sus ojos del más pálido que volvió a mirarle con un tinte de acusación en sus ojos.

-No es ninguna broma. -Dijo Zoro de forma casi inaudible. -No puedo evitar lo que provocas en mí. -Añadió más decidido.

-¿Por qué demonios estás haciendo esto, Zoro? ¿Por qué ahora? -Preguntó Sanji empujando a su compañero.

El cocinero sentía como si Zoro estuviera estrujando su corazón con sus propias manos. Después de tanto tiempo ¿Ahora decidía que no podía evitar lo que sentía cuando estaban cerca? ¿Acaso ese marimo había perdido la memoria o era tan tonto como parecía? Fue Zoro el que quiso que solo fueran amigos. Sanji se había esforzado por asumir que el peliverde y él solo podían ser amigos y ahora no sabía qué sentir.

El espadachín se armó de valor al ver al otro tan confuso así que se acercó a Sanji envolviéndolo en un profundo abrazo. Nunca había sido bueno con las palabras. Zoro era un hombre que actuaba y no uno que hablaba y eso le había traído problemas en más de una ocasión pero, esperaba de verdad que aquel abrazo pudiera transmitir parte de su sentir a Sanji. El peliverde no tardó en sentir los brazos del cocinero aferrarse a su espalda. Y también sintió algo más. Sanji estaba llorando. Zoro separó al rubio con suavidad y sus ojos se pasaron en él.

-Lo siento, fui un idiota por no haber visto antes que no quiero que seamos solo amigos. ¡Maldita sea Sanji! Estoy loco por ti y no tengo ni idea de cuánto llevo sintiéndome así.

Zoro miró a Sanji y esperó pacientemente sin poder evitar fijarse en cada detalle del rubio. Sanji cerró sus ojos mientras respiraba profundamente y se mordía el labio inferior provocando que a Zoro se le erizara la piel. No pasó mucho tiempo cuando los ojos azules ahora cristalizados miraron al peliverde de nuevo.

-Y después de tanto tiempo ¿Has elegido la despedida de Sabo para tener esta charla?

Sanji soltó una pequeña risa fruto del nerviosismo que sentía en ese momento y Zoro se rascó la nuca avergonzado pero no tardó en contagiarse de aquella risa. Definitivamente ese no era el momento idóneo para su confesión pero Zoro no podía parar ahora.

-Tienes razón, es un momento de mierda para esto pero tienes que saberlo cejillas. Te pedí que fuéramos amigos porque no quería admitir que contra más me acercaba a ti, más me gustaba todo lo que iba descubriendo. Y después empezaste a verte con Sabo y pensé que sería un egoísta si te decía la verdad así que supuse que era tarde.

El espadachín volvió a repetir el gesto de rascar su nuca y miró hacia un lado antes de seguir hablando.

-Tsk... Todos me preguntaban si estaba seguro de mi decisión como si pensaran que estaba cometiendo un error pero yo te veía feliz y eso era suficiente pero creo que todo el mundo sabía lo que sucedía menos yo.

-¿Y qué demonios sucede marimo? Porque hemos pasado por mucho para llegar hasta aquí y no quiero ponerlo en peligro. -Dijo Sanji sin poder disimular el miedo a la respuesta que obtendría.

-No pienso poner en peligro nuestra relación nunca más. No ahora que por fin tengo claro que te quiero

-¿M-me quieres? -Sanji abrió los ojos sorprendido.

-Si, te quiero. ¿Qué pasa con eso?

-Zoro yo...

-No quiero hablar más sobre esto ahora. No así. ¿Podemos continuar con esta conversación mañana sin estar borrachos?

-C-claro pero-

-Sanji

La profunda voz de Zoro paró en seco al cocinero que le miró expectante.

-Voy a hacer una cosa que llevo soñando desde hace mucho y quiero que me detengas en cualquier momento si no estás de acuerdo. ¿Lo entiendes?

Sanji vio como el espadachín dibujaba una sonrisa ladina de lo más sexy y tragó en seco. Sin despegar su vista de la del mayor asintió lentamente. Zoro se mordió el labio sin dejar de sonreír y dio un paso hacia delante acortando poco a poco las distancias con el contrario. Subió su mano hasta llegar a la pálida mejilla del cocinero y acarició lentamente con sus dedos bajando de su pómulo a sus labios.

Zoro volvió a acercarse hasta que pudo sentir cómo su respiración y la del cocinero chocaban. El latido de los corazones de ambos hombres era tan fuerte que se escuchaba con claridad. Sanji cerró sus ojos mientras sus manos se posaban en la cintura del espadachín. Ninguno de los dos sabría decir quién fue el que dio el primer paso ni en que momento sucedió pero antes de darse cuenta la distancia que había entre ellos desapareció por completo.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 06 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Dame algo a cambioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora