Capítulo 8

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Pov Sanji

Tal y como había dicho que haría, Kid se encargó de llevar a Zoro hasta su casa e incluso le metió en su cama. Después de eso, el pelirrojo se fue en busca de su amigo no sin antes repetirme que me debía una por lo que estaba haciendo. ¡Maldita sea! Como mínimo esperaba no tener que volver a pagar por ninguna reparación de mi coche en los próximos diez años.

Bah.

Lo peor ya estaba hecho. Me senté en el sofá mientras contemplaba la habitación del peliverde desde la distancia. Había dejado la puerta abierta para estar atento a cualquier cosa que pudiera pasar pero, rezaba a todos los dioses del universo para que nada sucediera y evitar tener que interactuar con el hombre que estaba dormido. Sin embargo, para variar, la vida tenía un plan diferente preparado para mí y después de media hora mirando el televisor, escuché un fuerte ruido proveniente del cuarto así que, me levanté con rapidez para ir a ver qué pasaba. La imagen con la que me encontré hizo que tuviera que aguantarme la risa.

¡El marimo se había caído de la cama!

Me acerqué con cuidado mientras le ayudaba a levantarse y me tensé de inmediato al ver que tenía los ojos entreabiertos. Mierda. No quería empezar una nueva pelea y menos con un borracho. Crucé los dedos para que en su estado de embriaguez no lograse distinguir mi silueta de forma nítida. Cuando volví a taparle con la manta y me dispuse a marcharme del lugar, su voz me hizo dar un brinco.

-Kid...

¿Kid? Maldito cabeza de césped ¿Cómo demonios podía confundirme con el pelirrojo si era el triple de grande que yo? Definitivamente el hombre que tenía delante había acabado con las reservas de alcohol del bar. Tuve que contener de nuevo una carcajada al escuchar su voz de borracho. A pesar de que su pronunciación no era muy buena y que el ritmo y la velocidad a la que hablaba iba cambiando, me sorprendí por la facilidad con la que se le entendía al hablar. Incluso aunque se enredaran las palabras cada vez que intentaba comunicarse, lograba hacerse entender.

Maldito borracho. Cuánta práctica tendría en esto...

-La he cagado Kid... -Susurró.

No puedo negar que al escucharlo, me invadió la curiosidad. Fijé mi mirada en el cuerpo que seguía en la cama y que había logrado, a duras penas, incorporarse un poco incapaz de mantener los ojos abiertos por más de unos segundos. Probablemente mientras hablaba, estaba luchando contra el sueño.

-¿Por qué? -Debía aprovechar sabiendo que no me reconocía.

-Sanji...

Di un brinco al escuchar mi nombre salir de su boca. Incluso en ese estado de embriaguez su voz sonaba jodidamente sexy. ¡Demonios! ¿Qué mierda estaba pensando en esos momentos? Vi cómo intentaba sentarse en la cama fracasando estrepitosamente al resbalarse con su propia mano. ¿De verdad estaba así por lo sucedido en el baño? ¿Qué cojones pasaba con la gestión emocional de ese gorila verde? Quería gritarle un par de verdades y hacerle ver que se lo merecía y que no me daba ninguna pena que no supiera resolver sus propios conflictos y en cambio se emborrachara como un cosaco para huir de ellos pero, decidí mantenerme callado. Algo me decía que estaba apunto de escuchar algo interesante.

-¿Por qué tengo que sentirme así? -Dijo con voz ronca.

-¿Así como?

-Necesito verle y disculparme. -Intentó levantarse de la cama pero apenas pudo revolverse con dificultad.

-Oí marim... -Me corregí en el acto por haber estado a punto de exponerme con ese apodo. Me acerqué a él y volví a acomodarlo en la cama mientras él permanecía con los ojos cerrados para no marearse. -Escucha idiota, deja de decir gilipolleces y duerme.

Dame algo a cambioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora