Capítulo 29

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Las voces de todos los presentes se convirtieron en un clamor. A esas alturas de la noche la música sonaba en bucle repitiendo las mismas canciones, pero nadie estaba lo suficientemente sobrio para percatarse. Una mujer con una larga coleta azul miraba a sus nuevos conocidos olvidándose también por completo de la música y de la situación que la había llevado allí.

Viví, que así se llamaba la recién llegada había extraviado al grupo con el que llegó al local y había conocido a Robin en el baño. Aunque a decir verdad, aquella mujer la había salvado. Unos minutos antes y harta de buscar a alguien conocido sin ningún resultado, Viví decidió ir al baño.

Junto a la puerta de los servicios había un hombre con una cicatriz en medio de la cara mirándola fijamente. Aquel sujeto se había presentado como Cocodrilo y la había ofrecido una pastilla después de varios minutos de charla agradable. No es que ella fuera una ingenua. Sabía perfectamente que no debía aceptar lo que le daba el desconocido -Cocodrilo -Repitió mentalmente burlándose del nombre del tipo que tenía delante.

Sin embargo cuando intentó ignorar al sujeto y entrar en los lavabos la mano del moreno envolvió su muñeca con fuerza. Con demasiada fuerza. Viví pensó que si aquel idiota continuaba así tendría marcas al día siguiente así que se zafó grácilmente y enfrentó al de la cicatriz. Supo en cuanto vio la mirada ida y la mandíbula apretada de Cocodrilo que ese hombre era de la clase de idiotas que gritaban la palabra mal tipo por cada poro de su piel. Antes de que el moreno pudiera responder una mano tocó suavemente el hombro de la peli azul.

-Hola ¡Te estaba buscando! Todos estaban como locos. Los chicos están aquí. -Habló la recién llegada.

La mujer que les había interrumpido era alta y hermosa. Parecía emanar un aura serena y tranquila pero fría e impasible al mismo tiempo. Dirigió una rápida mirada a un grupo de hombres situado a unos metros bastante cerca de donde ellas se encontraban. Después miró duramente a Cocodrilo y volvió a hablar.

-¿Quieres conocerlos?

El de la cicatriz frunció el ceño y se alejó tronando la lengua claramente molesto. Pero las dos mujeres soltaron una pequeña carcajada tras su partida. Estaban seguras de que no debían preocuparse más. Cocodrilo no volvería a molestarlas esa noche.

-Es ridículo que tenga que inventarme que esos tipos de allí son mis amigos para librarme de él. -Sonrió con cariño.

Viví abrió los ojos sorprendida. -¿Entonces ellos no son tus amigos?

-La verdad es que no. Pero mis amigos están por aquí. Y tú pareces estar perdida de verdad así que deberías venir con nosotros.

La peli azul miró a la morena pensando por unos segundos su siguiente movimiento. La mujer la miraba mostrando una sonrisa calmada y aquello fue suficiente para trasmitirle la tranquilidad que necesitaba.

-Ni siquiera sé tu nombre. -Dijo Viví.

-Primero beberemos una copa. -Respondió la morena sonriendo.

La desconocida sujetó la muñeca de Viví sin dejar de sonreír mientras la guiaba hacia la barra del local. Llevó su mano al bolsillo trasero de su pantalón y saco una cartera negra que parecía haber pasado a mejor vida mucho tiempo atrás.

-Cocodrilo invita. -Dijo la desconocida guiñando un ojo.

Aquello hizo que Viví soltara una gran carcajada sonora. No tenía ni idea de quién era aquella mujer pero la peli azul había aprendido a diferenciar entre buenas y malas personas con el paso de los años. Tal vez no conocía a la persona con la que se encontraba en ese momento pero sabía que podía confiar en sus palabras. No tardo en llegar donde aquel pintoresco grupo la recibió con alegría y aunque no recordaba cuánto había pasado desde entonces, tenía claro que jamás olvidaría esa noche.

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